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El drama de Robin Soderling: El extenista sueco confesó que “llegué a buscar en Google cómo suicidarme”

Pese a ganarle a Rafael Nadal en Roland Garros, el escandinavo admitió haber padecido ataques de pánico y ansiedad.

Guía de: Tenis

Los “one hit wonder” son aquellos artistas que logran llegar a los primeros puestos del ranking con tan solo una canción. Para el tenis, el equivalente sería ganarle un partido a los mejores jugadores en un Grand Slam. Eso es lo que logró Robin Soderling.

Ocupó el 4° puesto del listado de la ATP, pero el sueco siempre será recordado por haber eliminado nada menos que a Rafael Nadal… nada menos que en los octavos de final de Roland Garros 2009. Se convirtió en un protagonista impensado.

Robin Soderling habló abiertamente de sus problemas mentales / www.infobae.com

Robin Soderling habló abiertamente de sus problemas mentales / www.infobae.com

No estaba en los planes de nadie. Aun así llegó a la final, donde cayó frente a Roger Federer. “Su majestad” ganó el único Grand Slam parisino de su carrera.

En 2010 accedió a la misma instancia, esta vez perdiendo ante el manacorí. Lo que cualquiera haría, o se supone que haría, es disfrutar. No fue el caso del escandinavo.

Afectado por una mononucleosis que lo obligó a decir adiós de la práctica profesional en 2015, sus problemas relacionados a la enfermedad infecciosa comenzaron en 2011, habiendo disputado su último partido en el torneo de Bastad.

Desde allí, el final fue el que se suponía: Soderling anunció su retiro. Sin embargo, como mencionamos, Robin acaba de revelar una situación traumática anterior. Tan dramática, que la palabra “suicidio” comenzó a ganar espacio en su cabeza.

“Tenía ansiedad constante, me roía por dentro. Me sentaba en el departamento y miraba al vacío sin entender”, comenzó su descarnado relato el nacido en Tibro.

En diálogo con la radio pública sueca Sveriges Radio, agregó que “el ruido más pequeño me provocaba pánico. Cuando una carta caía sobre el felpudo, me entraba tal pánico que caía al suelo. Si sonaba el teléfono, temblaba de miedo”.  

Los éxitos, tal vez inesperados hasta para él mismo, no encontraron la paz necesaria en su interior. Y las resonantes victorias en París le generaron una autoexigencia desmedida. “Solo había tres jugadores con los que podía perder. Al resto tenía que ganarles. Si no, me sentía fracasado, un perdedor”, señaló.

El match decisivo de Bastad 2011, en el que venció a David Ferrer, hizo las veces de arma de doble filo. De acuerdo a La Nación, el extenista decidió conducir para regresar a su hogar, pero sufrió la pérdida de la audición y la vista. Ese momento fue de inflexión. Y la de ese día terminó siendo su última vez como jugador.

“Me entró pánico. Empecé a llorar. Lloraba y lloraba. Cada vez que pensaba en salir a la cancha, entraba en pánico. Por primera vez sentí que, independientemente de cuánto quisiera. no podía. Ni aunque me colocaran una pistola en la sien”. 

Lo más complejo de la de por sí descarnada confesión, sucedió cuando dijo que “llegué a buscar en Google cómo suicidarme”, porque “cualquier cosa era mejor que esta vida en el infierno”. Pudo salir, aunque le costó mucho trabajo. Por eso, ahora puede hablar en primera persona y que su experiencia les sirva a otros.

Con asombrosa sinceridad, reconoció que “rara vez hablamos de problemas psíquicos en la elite deportiva mundial, por eso quería contarlo. A los que se dedican al deporte y a sus padres, les digo que entrenen duro pero que se lo tomen con calma”.

“Haz deporte y sueña. Pero si tienes éxito, mantén la perspectiva y búscate una vida, algo que yo no he hecho hasta ahora”, finalizó Soderling, de 35 años.

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