Cada tanto, las sorpresas se hacen un lugar en los torneos grandes. Y la actual edición de Roland Garros lo está poniendo de manifiesto con varios ejemplos concretos.

Por la rama masculina, el local Hugo Gaston, quien recibió un “wild-card” de la organización, alcanzó los octavos de final y llevó a Dominic Thiem hasta el quinto set.

Elina Svitolina sorprendió al admitir que no conoce nada de su rival en cuartos de final de Roland Garros.

Lo propio hizo Jannick Sinner: el italiano venció al alemán Alexander Zverev y jugará los cuartos de final frente a Rafael Nadal, el “dueño” del certamen.

Pero la jugadora que está adueñándose de todas las miradas es Nadia Podoroska, 131° del mundo. La argentina, oriunda de Rosario, está tocando el cielo con las manos y se fue dando paso hasta los cuartos de final. Allí le tocará una prueba harto compleja.

Del otro lado de la red estará Elina Svitolina, y la 5° del mundo tiene todas las de ganar en un duelo desparejo. Aunque, cuando le consultaron sobre Podoroska, la ucraniana sorprendió al declarar que “para ser honesta, no tengo idea de quién es”.

“Escuché su nombre, pero no sé nada en absoluto. Voy a tener que hacer mi tarea y mi entrenador me tendrá que dar mucha información. Si ha llegado tan lejos, debe estar jugando buen tenis”, fue la sincera confesión de Svitolina. 

Si bien aun no pudo desarrollar todo su potencial y quedarse con un torneo grande, la novia de Gael Monfils es en esta ocasión una de las favoritas al título.

Luego de la semifinal de Wimbledon y el US Open, ambos de 2019, tiene todo para llegar hasta el final. Y lo demostró con creces al “barrer” en octavos de final a la francesa Caroline Garcia, derrotándola con un marcador de 6-1 y 6-3.

Luego de su victoria ante la checa Barbora Krejcikova, la trasandina de 23 años disfrutará de un antes y después en su carrera. Previo al Grand Slam parisino, había ganado cerca de US$ 300 mil. Y solo por esta actuación, recibirá US$ 330 mil.

Para Argentina, además, el logro de la jugadora significa hacer historia: desde 2004, cuando Paola Suárez alcanzó las semifinales y cayó con la rusa Elena Dementieva, que una representante de ese país llegaba a una instancia importante.