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Federer sufre increíble desaire en Wimbledon: No lo reconocieron y le negaron el acceso

El propio exjugador narró la secuencia, reconociendo que olvidó la chaqueta que lleva la identificación, aunque finalmente pudo acceder a All England.

Guía de: Tenis

Roger Federer contó increíble anécdota en la que no lo dejaron ingresar a Wimbledon / www.bbc.com

Roger Federer contó increíble anécdota en la que no lo dejaron ingresar a Wimbledon / www.bbc.com

Parece mentira que el mismísimo Roger Federer, ocho veces campeón de Wimbledon, sea retenido en la puerta de ingreso al All England. Eso, y que le nieguen entrar a su propia casa, es casi lo mismo. Sin embargo, eso es justo lo que le ocurrió al suizo.

Si bien el protocolo para acceder al exclusivo recinto es estricto, y requiere identificarse para poder usar las instalaciones, suena increíble que no haya una excepción para Federer. Lo cierto es que el propio protagonista narró cómo fue la situación.

Días atrás, el extenista asistió a The Daily Show, donde comentó que se encontraba en Londres para una consulta médica sobre su rodilla. Entonces, se le ocurrió “ir a tomar el té” a Wimbedon… pero olvidó la chaqueta con la solapa de identificación.

La guardia de seguridad que se encontraba allí no lo reconoció y, como consecuencia, le negó la entrada. El ganador de 20 Grand Slams intentó explicarle que había asistido como tenista (la única vez en la que se lo vio vestido de traje fue en ocasión del 100° aniversario del court central), pero no hubo forma de convencerla.

Decirle que se trataba de Federer, quien había levantado el trofeo en ocho oportunidades, tampoco alcanzó para conmover a la mujer, quien hizo bien su labor.

La incómoda situación, ahora risueña, tuvo lugar el 25 de noviembre. “Su majestad” reconoció que “no le dije a la dirección del torneo que iría y me presenté por sorpresa”.

“Tenía dos horas libres antes de tomar el vuelo de regreso a Suiza y decidí ir a tomar el té”. Igualmente, el exjugador encontró la manera de entrar, y fue muy simple.

Roger se dirigió a otra puerta, donde tuvo mucha mejor suerte: los guardias de seguridad que estaban allí sí lo reconocieron, y no hizo falta ninguna chaqueta o credencial de miembro. Aun así, caballero hasta para estas cuestiones, admitió que “me quedé con las ganas de decirle a la chica que ya estaba adentro”.

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