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La escalofriante historia del saque de Stefan Edberg que terminó en tragedia

El extenista sueco fue protagonista de un triste episodio en el US Open junior de 1983, torneo que terminaría ganando.

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La revista francesa Voici, en un artículo publicado en 1990, intentaba explicar “porqué Stefan Edberg nunca sonríe”. Intentaba hacer creer que un trágico hecho que sucedió en 1983, cuando participó -y ganó- en el US Open junior, con 17 años, lo había marcado para toda la vida.

Y más allá de la forma de ser fría, distante y si se quiere apática del sueco, el ganador de seis Grand Slams vivió un episodio muy difícil de digerir. Fue en la final del mencionado certamen, ante el australiano Simon Youl.

Edberg, en las puertas del profesionalismo, ganó los cuatro torneos grandes en la categoría menor. Pero lamentablemente, en el partido decisivo de Flushing Meadows, cuando promediaba el primer parcial que se llevó por 6-2, una pelota que había sido punto directo de saque (“ace”), fue a parar a la ingle de uno de los jueces de línea.

La autoridad, identificada como Richard “Dick” Wertheim, de 60 años, cayó sobre la superficie, dando su cráneo directamente contra el cemento. El match continuó -Edberg venció por 6-2 y 6-4- y Wertheim, cuando todos creían que había sufrido una lesión que no revestiría gravedad, fue llevado en camilla al Flushing Hospital and Medical Center, del distrito de Queen’s.

El US Open finalizó con Jimmy Connors ganando el torneo en mayores y Edberg recibiendo el premio al campeón en juniors. Poco después, se dio la peor noticia que podía haberse dado. El juez de línea, derribado por la pelota proveniente del servicio del sueco, falleció a causa de un accidente cerebrovascular.

Acciones legales de la familia de Richard Wherteim

Posterior a la muerte, los familiares de Wertheim demandaron a la USTA (Asociación de Tenis de los Estados Unidos) por entender que hubo “negligencia en la prestación de las precauciones adecuadas para los árbitros”.

Aun cuando en ese entonces la bola viajaba a menor velocidad que en la actualidad, ocupar el puesto de juez de línea ya parecía riesgoso: los abogados indicaron que “las pelotas de tenis que pegan los profesionales han registrado velocidades superiores a 160 kilómetros por hora”.

La suma pedida por la familia del juez de línea fue de 2.250.000 dólares. La investigación, sin embargo, determinó que la USTA fue responsable por el hecho en tan solo el 25%, correspondiendo abonar 165 mil.

A Edberg no se lo sancionó ni condenó económicamente, pero le quedó la sensación amarga de haber causado, sin querer, la muerte de este señor de 60 años.

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