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Los malos resultados -léase como “malos resultados” el quedar 2º en el ranking mundial y bajar algo el rendimiento en el segundo semestre del año- hacían sospechar que la relación entre Novak Djokovic y Boris Becker podría terminar. Bueno, eso fue lo que sucedió. Año nuevo, entrenador nuevo.

El serbio echó al legendario extenista y publicó un amistoso comunicado en su cuenta oficial de Facebook, donde pudo leerse que “luego de tres años muy exitosos, Boris Becker y yo hemos decidido de común acuerdo ponerle fin a nuestra cooperación”.

La realidad es que, analizando los fríos números de las estadísticas, sí, fueron tremendamente exitosos. Durante las tres temporadas que Djokovic y Becker trabajaron juntos, el exnúmero 1 del mundo ganó 6 Grand Slams.

La cantidad y la calidad de los torneos que obtuvo hablan por sí solos. Si de verdad hablaran, desde la vitrina, le dirían “vamos Novak, gana nuevamente, queremos verte triunfar en la pista”.

Sin embargo, el temperamento alemán también es grande. Y Becker, a puro orgullo, respondió con durísimas críticas a la decisión. Por las encendidas palabras que profirió, pareciera que la de cortar el vínculo fue una determinación unilateral.

“No dedicó todo el tiempo que debería a entrenar en los últimos 6 meses y él lo sabe”. Además, respecto de una posible merma en la intensidad de juego del serbio, el teutón afirmó que “el éxito no llega apretando un botón ni jugando bien un torneo. Hay que trabajarlo desde la base porque los rivales hacen lo mismo”.

De todas formas, de cara al 2017, se ablandó un poquito y pronosticó que regresará a la cima del tenis: “Estoy seguro de que volverá. Las derrotas en finales, perder el número 1 y la final del Masters puede doler. Pero Novak no perdió casi nada en 2 años y medio. Y como su fan, estoy seguro de que el año que viene recuperará la forma”.