Da gusto ver jugar a Adrian Mannarino. El tenista francés es dueño de un estilo elegante aunque, por desgracia, no venía teniendo buenos resultados. Sin embargo, a los 35, está pasando claramente por el mejor momento de su carrera deportiva.

En octavos de final del Abierto de Australia chocó con esa especie de robot llamado Novak Djokovic, quien no le dio opciones y lo derrotó por 6-0, 6-0 y 6-3. De haber querido, casi con seguridad, “Nole” hubiese ganado por un triple 6-0. Descomunal.

Al margen, el jugador llegó a Melbourne luego de obtener el Abierto de Sofía. De no haberse encontrado con el serbio, probablemente hubiese alcanzado los cuartos. Lo cierto es que, tras su actuación en el primer Grand Slam de la temporada, Mannarino es el nuevo 17° del mundo. De esta manera, supera por un puesto a Nicolás Jarry.

Pero más allá del entrenamiento y -lógicamente- el talento que demuestra en la cancha, Mannarino confesó que mantiene un extraño hábito… y es el hecho de beber tequila. Contrariamente a lo que se supone, en su caso -una auténtica excepción- lo ayuda a mejorar: El propio protagonista explicó de qué manera emplea la bebida.

“He empezado a beber tequila, te ayuda a no pensar”, comenzó diciendo entre risas. Pero, al margen de la humorada, esto le sirve para centrarse en la actualidad y no pensar en el pasado. “Ayuda a no pensar demasiado, solo necesitas seguir adelante y aclarar tu cerebro. Dejar de pensar en el pasado y simplemente seguir adelante”.

Toda una rareza la del jugador nacido en Soizy-sois-Montmorency, pero eso no es todo. En tiempos en los que los patrocinios son casi la norma para los tenistas destacados, él prefiere no contar con sponsoreos. Sosteniéndose de esta manera es que llegó a los 35: Como el vino (o como el tequila), con los años parece jugar mejor.