Ir al estadio en Buenos Aires, datos clave para disfrutar
- Felipe Ramos, ex Guía de Viajes por el Mundo
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“Si el Colo mete un gol te dejo que hasta me pegues, pero te prohíbo festejar”, le dije a mi amiga María Paz antes de comenzar el partido por la Copa Libertadores del 2003 que enfrentaba a Colo Colo con Boca Juniors en la Bombonera. Sentados en la parte alta de la platea da la impresión que la cancha está bajo nuestros pies, y rodeados de puros hinchas xeneises (como se denomina a los hinchas de Boca) las posibilidades de escapar ante un eventual enojo de algún fanático local eran casi nulas. Al final el partido terminó empatado a dos goles y mi brazo se fue del estadio un poco más morado de lo que llegó, pero nuestra integridad salió ilesa.
Ir a ver un partido de fútbol de uno de los equipos grandes argentinos en Buenos Aires es una experiencia que todo hincha del “deporte rey” debería realizar. La gente duerme, desayuna, come y respira con “la pelotita” como si fuese lo más importante que hay en el mundo. Y quizás para ellos lo es. Ser de Boca, River, Independiente o Velez Sarsfield, por nombrar a alguno de los equipos, no es sólo vestir sus camisetas y saber un par de cánticos de barra, si no que conlleva poseer filosofías de vida e ideologías completamente distintas, donde cada equipo representa todo lo bueno (y lo malo) que nos da la vida.
Los dos clubes más populares de la rivera sur del Río de la Plata son precisamente River Plate y Boca Juniors. Los primeros juegan en el acomodado barrio bonaerense de Núñez, representan a las clases más acomodadas de la argentina y son el equipo que más títulos de la liga local ha ganado al otro lado de nuestra frontera. Por su parte Boca, también conocidos como “los xeneises”, es el equipo de las clases populares, ligadas originalmente con el sector portuario de la ciudad y que se autodenominan como “la mitad más 1”, al señalarse como el club de fútbol con más seguidores del país. Los enfrentamientos entre ambos equipos se conocen como “el superclásico del fútbol argentino” y es quizás uno de los partidos más seguidos en el mundo, con entradas agotadas semanas antes del encuentro y millones de televidentes que ven desde sus casas el partido.
En los noventas y en parte de la década pasada gran cantidad de chilenos se identificaron con River al seguir los goles de Marcelo Salas, mientras que en la actualidad Boca cuenta con el seleccionado nacional Gary Medel, y al menos hasta que escribo esta crónica, con el ex entrenador de Colo Colo, Claudio Borghi. Esta vinculación con nuestro país ha hecho que muchos turistas nacionales deseen incluir dentro de sus panoramas en la capital argentina el ir al estadio a ver partidos de alguno de estos equipos (si es que no se puede ir al superclásico).
Para ver tanto a Boca como River existen paquetes turísticos que ofrecen numerosas agencias en Buenos Aires y que llevan a los interesados desde el hotel al estadio. Esta forma de ir a ver los partidos es cómoda y segura, pero muchas veces puede ser abusivamente cara, pues los precios suelen ir de los 40 mil pesos chilenos a más de 100 mil si se quiere ver un Boca-River.
Si no desean gastar tanto dinero recomiendo hacerse de paciencia y ganas, y partir a comprar las entradas por cuenta propia. En caso de querer un partido poco trascendente, como sería un River-Quilmes, o un San Lorenzo-Old Boys, no hay más que ir al estadio una hora antes que comience el partido y comprar la entrada en boleterías. Si en cambio se quiere ir a un encuentro con mayor convocatoria, como sería un Independiente-Boca, es mejor ir a las boleterías con antelación, ya que son partidos de alta demanda donde se ponen pocas entradas a la venta para el público en general.
Los precios de las entradas para partidos de baja convocatoria van de los 10 a 120 pesos argentinos (de 1.200 a 15 mil pesos chilenos). Valores muchísimo más bajos si comparamos que para ver en Chile cualquier partido los precios van desde los cinco mil a los 30.000 pesos).
Un dato importante, no compren entradas a los revendedores. Las entradas que venden suelen ser falsas a pesar de que a simple vista parezcan iguales a las originales. A mí me pasó en diciembre pasado que por no tener entradas compré una a las afueras de la Bombonera, aún sospechando de su dudosa procedencia. Obvio que resultó que eran un timo.
Para ir al estadio de Boca, conocido como “La Bombonera” recomiendo tomar los colectivos (que serían para nosotros las micros) 29, 39, 46, 53, 64, 86, 97, 152, 168, que pasan por el centro de la ciudad y que dejan a tres cuadras del estadio. Un tip clave es que deben saber que los mentados colectivos no se pueden pagar con billetes, por lo que siempre es necesario andar con monedas disponibles. Otra buena forma, sobre todo si se va a partidos que terminan de noche, es acordar con un servicio de radiotaxi para que lo vayan a buscar una vez terminado el juego, pues el barrio de noche se torna un poco solitario. No querrá caminar más de una hora hasta el Obelisco como me pasó a mí por no encontrar una micro disponible a la salida del ya comentado Boca – Colo Colo.
El estadio “Monumental” de River Plate, por su parte, queda más alejado del microcentro de la cuidad. Para llegar a éste la forma más sencilla es tomar la línea D del “subte” o metro y bajarse en la estación de Juramento . El pasaje sale alrededor de 80 centavos (casi 100 pesos chilenos). Desde ahí caminando son unos 20 minutos hasta el estadio. Otra forma de llegar por un valor similar es tomando es tomando las líneas de colectivos 15, 28, 29, 42, 107, 130 y 160.
Además existe la posibilidad de irse en tren desde la estación de Retiro, bajándose en la estación Scalabrini Ortiz del ferrocarril Belgrano Norte. Si desean irse en taxi les saldrá más de 40 pesos argentinos (unos $6.000 chilenos) hasta el centro de la ciudad.
Tanto el estadio de River como el de Boca son seguros, claro que siempre en este tipo de eventos hay que estar atento para no ser víctima de un robo o engaño. Yo he estado viendo un partido de River Plate en la mismísima barra brava de “Los borrachos del tablón” y puedo decir que siempre me sentí bien tratado, lo cual no sé si podría decirlo de una barra brava chilena.
En resumen, si van a Buenos Aires y les gusta el fútbol como a mí, no duden de ir al estadio. Es una experiencia sublime y que puede resultar más barato que comerse un sandwich de milanesa acompañado de una fría cerveza sentado en un café de avenida de Mayo.
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