Turismo sexual: Experiencias en el sudeste asiático

Entre las “girlfriend experiences” y los/las "lady boys", la prostitución es una motivación para los turistas que llegan a estos destinos.

Cuando cierro los ojos y pienso en Bangkok, la siguiente imagen se me viene a la cabeza: En un vagón del metro (limpio y seguro) hay un gringo gordo y de unos 50 años. Suda por el calor pegote, un poco insolado porque viene llegando de las playas del sur y en una de sus manos carga bolsas de ropa de marca, probablemente compradas en lujoso mall Siam Paragon.

Turismo sexual

Foto: Guioteca

El tema del turismo sexual está muy presente en el Sudeste Asiático.

Con la otra mano, le hace cariño en la pierna (un poco más arriba de lo que a uno le gustaría ver) a una tailandesa de tacos, siliconas y sobre maquillada, menuda y de no más de 20 años.

Es la típica escena de una “girlfriend experience”, donde a veces ni siquiera pagando, uno “arrienda” una novia por una semana. La lleva a restaurantes de lujo, le compra ropa carísima y en la noche se la lleva a su suite un poco embriagada.

Desafortunadamente, una de las cosas que caracteriza al Sudeste Asiático es el turismo sexual.

Incluso una vez conocí a un japonés de veinte años que iba a Malasia por un par de días, solamente a acostarse con una prostituta (espero no le haya tocado un lady boy). Dicen que en el Sudeste, ser turista hombre es casi insoportable por el acoso de las mujeres de la noche, que no titubean en acercarse, tomarles la mano y con el “my friend” ofrecer sus servicios –como el legendario ping pong show–.

La forma más simple quizás es ir a hacerse un masaje y pedir, sin pudor alguno, un “happy ending”.

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