Después de un largo preámbulo, de bulladas conferencias de prensa, de polémicas a través de sus redes sociales y bravatas mediática en televisión, finalmente la pelea crossover del siglo tuvo su esperado desenlace con un inapelable triunfo para el boxeador Floyd Mayweather Jr. por sobre el luchador Conor McGregor por K.O. técnico tras decisión del referee en el décimo asalto.

Y es que después de todos los episodios que se produjeron antes del elevado combate en el T-Mobile de Las Vegas, los ojos del mundo estaban puestos en la contienda entre el retirado campeón mundial de boxeo y el combatiente europeo de artes marciales mixtas.

Y si bien el monto de las apuestas estuvieron por debajo de lo esperado, con el favoritismo claro del boxeador y que tampoco se logró satisfacer demasiadas expectativas monetarias con la venta de los oneroros boletos, los deportistas cumplieron con los pronósticos que se habían vaticinado en la previa.

Como era de esperar a nivel mediático se lograron gigantescos números de audiencia a nivel mundial, aunque bajo la lógica de las grandes jornadas, muchas veces llamadas del siglo por los antecedentes de los peleadores y las multimillonarias bolsas a repartir, la pelea entre Mayweather y McGregor no alcanzó a engrosar el listado de las más memorables que se tenga conciencia en la historia del deporte de los puños.

El boxeador y medallista olímpico en los 10 rounds que duró el combate logró controlar sobre el final el ímpetu inicial del irlandés, que sólo en los primeros capitulos se sintió cómodo bajo las reglas pugilísticas impuestas bajo un estricto contrato para evitar los certeros golpes estilo MMA.

El ídolo irlandés, apodado “The Notorius” por sus notables condiciones deportivas sobre el ring, solo en el inicio supo descifrar el combate, asimilar las reglas del boxeo y propinar un leve castigo a un inusual boxeador estadounidense que en los primeros episodios no lograba plasmar la superioridad por la ventaja pugilística y reglamentaria.

Y si bien en la previa los números de ambos deportistas eran incuestionables (Mayweather se retiró como campeón invicto con 49 victorias y McGregor ostentaba un ventajoso 21-3), solo eran frías estadísticas que había que refrendarlas sobre el cuadrilátero de Las Vegas.

Y las alternativas de la pelea superwelter (AMB y CMB) y peso mediano junior (FIB y OMB) en los 10 rounds que duró algunas consecuencias tuvieron desde que sonó el primer campanazo.

Tal como estaba previsto, los contendores intercambiaron golpes desde el primer round, con feroces arremetidas del irlandés que vistió pantaloncillo blanco sobre un incómodo norteamericano con short negro que le costó varios episodios estar a la altura de lo que prometió en cada una de las cuatro polémicas conferencias de prensa que se realizaron en la previa.

A partir del quinto asalto, McGregor relajó su guardia producto del cansancio y de la menor preparación y fue ahí que “Money” se le fue encima con ganas de acabar pronto con el combate. Desde el sexto round las acciones se dieron vuelta y fue el norteamericano quien comenzó a controlar la pelea.

Al promediar el octavo episodio, McGregor ya mostraba señales de cansancio, mientras que Mayweather Jr. comenzó a desplegar su mejor boxeo para dominar por completo el noveno y décimo round ante el enfervorizado apoyo del recinto, que tampoco lució un lleno a toda su capacidad.

Y fue en el décimo round que McGregor no pudo más con el poderio de Mayweather. Tras una serie de golpes y conexiones directas en el rostro, en el 1’54” el árbitro de la pelea, Robert Byrd, detuvo el combate y decretó ganador al campeón boxeril.

Tras la pelea, los contendores se saludaron hidalgamente demostrando que la pelea pactada fue la excusa perfecta para llenar las arcas financieras de ambos deportistas, ya que no existe el interés de parte del ganador de tener una nueva versión, anunciando que se retirará definitivamente tras lograr su objetivo de maniatar al irlandés.

Highlights del combate