Las consecuencias que los golpes tienen sobre los luchadores de deportes de contacto son muchas y de variados tipos. Y así como hay secuelas que afectan gravemente la salud de los atletas, existen otras que son más estéticas y que suelen ser muy comunes: las llamadas “orejas de coliflor“.

Para hablar de la tradicional “oreja de coliflor” hay que referirse a ella como una deformidad que se produce en la oreja de los luchadores como una consecuencia estética por la acumulación de cortes y golpes recibidos en la zona auricular.

La oreja está formada por cartílagos, los cuales se cortan, despedazan y golpean con cada pelea. Posteriormente se transforman en una herida con hematoma que con una correcta suturación va cicatrizando, pero que no regresa a su forma original.

Al contrario, se deforma sin control por eso recibe el nombre de coliflor, ya que la piel de la oreja pierde el pigmento de color. Se transforma en un órgano protuberante y continúa creciendo tras la cicatrización.

Algunos deportistas se la tratan con procedimientos médicos, pero al ser una zona que demora en cicatrizar, los peleadores más ansiosos y activos deciden no hacerlo para volver pronto al ring.

Por decirlo de alguna forma, pese a lo repulsivo que puede llegar a ser, es tan común este tipo de lesiones que no existen luchadores que no tengan una o dos orejas lesionadas.

La “oreja de coliflor” se podría comparar a la satisfacción que da una medalla recibida, pese a que clínicamente puede generar varios problemas de salud a quienes lo padecen, como infecciones, pérdida de audición o sangrado severo.

Sin embargo, esa poco agradable apariencia para los combatientes es símbolo de experiencia, fortaleza y orgullo.

Acá podemos revisar algunas de las lesiones llamadas “oreja de colifror”:

Randy Couture

Randy Couture

Conor McGregor

Ronda Rousey.