Cáncer, reclusión e intimidad

Con este signo llega el momento de recluirnos y volver a casa. Cáncer habla de un momento de intimidad, calor familiar y conexión con las raíces. Es el cuarto signo del zodiaco que marca un momento de estabilidad emocional importantísimo para todos los seres humanos.

Yo, Cáncer, traigo el solsticio de invierno, el que en nuestro hemisferio sur alarga las noches y acorta los días. La estación invernal marca el momento justo para que vuelvas a casa, te repliegues sobre ti mismo y excluyas el vasto mundo de allá afuera para poder encontrarte, intimar, con tus seres queridos, con los cuales tienes una historia en común que les otorga una identidad común. Asimismo, es importante que te relaciones con tu propia naturaleza, que te cuides a ti mismo y que te nutras desde dentro.

Yo, Cáncer, soy la tribu, la manada, la comunidad que crece al interior de una forma. Yo soy la forma y de hecho mi presencia en el zodíaco es la que permite consolidar formas, estabilizar procesos que necesitan ser protegidos para llegar a constituirse.

Cáncer

Foto: El Mercurio

A veces soy visto como una energía excluyente, que cierra fronteras y que levanta muros, pero entiendan que si no lo hiciera, al interior de los úteros no habría vida posible. Cuando yo levanto un muro sepan que es porque necesito proteger lo que está allí dentro, necesito nutrirlo y aislarlo del bombardeo exterior… Y todos los seres humanos necesitan, de vez en cuando, bajar las persianas y permitirse simplemente estar consigo mismos: cuidarse, nutrirse, contenerse y permitir que sus procesos emocionales se estabilicen, lejos del mundanal ruido.

Es por eso que yo soy intimidad, silencio y el calor de hogar. En mí la vida bulle, pero se trata de la vida puertas adentro, la vida que necesita estar protegida para que pueda evolucionar. En tanto Cáncer rijo una serie de experiencias terrenales que tienen algo común: un límite externo, un borde necesario para que la vida interna se reproduzca. Así rijo las casas, los úteros, las cuevas, incluso las conchas de los crustáceos donde en su interior se estabiliza la vida. Es por ello que, desde el punto de vista energético, la vida de un  bebé como la de una perla que crece al interior de una ostra, necesitan las mismas condiciones.

Yo, Cáncer, soy la Historia, la memoria de la humanidad. Todo aquello que nos remite al pasado, a un pasado compartido, a un espacio común, está relacionado con mi influjo canceriano. Si no tuvieses historia, si no tuvieses pasado, ¿cómo podrías generar una identidad? En gran medida lo que eres está relacionado con lo que fuiste. Lo que serás está determinado por lo que fuiste. Incluso, si quieres modificar ciertas conductas, justamente es porque en el pasado no te satisficieron y ahora evolucionas a la luz de tu historia.

Como te decía, soy la identidad de la tribu, de la manada, de tu abuelo, tu bisabuelo, tu tatarabuelo que aún vive en ti, historias pasadas que corren por tus venas. Yo soy tu genealogía, tu origen, tu base  que te nutre y da fuerza para que puedas desenvolverte en el mundo de allá afuera. Por eso, no te olvides de que yo te proveo de la fuerza de tus raíces, tu linaje, tu pasado.

Ha llegado el momento de dialogar con tu historia personal, con ese bisabuelo osado y aventurero, con esa bisabuela sufrida, para sentir cuán presentes están en ti, para escuchar sus voces que aún resuenan en lo profundo de ti.

Yo soy las fronteras de la patria, de la identidad nacional, aquello que nos hace únicos, que nos permitió generar costumbres y tradiciones que no se repiten en otro lugar y que, gracias a la frontera que determina el territorio, pudieron consolidarse en el interior de nuestra tierra.

Es cierto que la denominada “era acuariana” actual precisamente rompe fronteras y llama a formar comunidades universales, como el fenómeno de internet, por ejemplo, donde el país o lengua de origen poco importan… Pero para poder derribar fronteras, fue necesaria mi presencia, a fin de constituir una identidad clara que luego nos permita aspirar a otros ideales.

Es por ello que yo, Cáncer, te animo a construir fronteras inclusivas, a construir úteros donde circule el afecto, el sentimiento, el sentir común en momentos donde el ajetreo, la locura del mundo amenaza incluso nuestra propia sanidad. Todas las energías somos necesarias y frente al espíritu de apertura es necesario equilibrar momentos en que el clan más íntimo pueda nutrirnos, apaciguarnos, traernos de vuelta al equilibrio.

Yo Cáncer rijo a la Luna, aquella energía que te da refugio, te da contención, y que constituye el manto protector que te acompaña de por vida.

Como te decía, sé que soy una energía intimista, introvertida y familiar. Te animo profundamente a vivirme en este tiempo, pues, posteriormente ya te llegará el momento de salir al ancho mundo y dejar atrás el hogar, pero ya irás apertrechado de una identidad interna, de las voces de tu familia, de tu patria e historia que te animan a encontrarte ahora fuera del hogar.

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