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Le Mans, la pasión del automovilismo hecha película

Steve McQueen fue coleccionista y piloto de automovilismo. Su pasión lo llevó a realizar un homenaje a este deporte en Le Mans, que vio la luz en 1971. Su historia fue una gran aventura.

Steve McQueen fue un actor estadounidense reconocido por su participación en películas como Bullit o Infierno en la Torre, también nominado a premios Oscar. Fue un actor muy ligado al automovilismo, de hecho, fue uno de los pocos actores-piloto que han existido, como Paul Newmann.

Le Mans

Foto: El Mercurio

Steve McQueen era un verdadero fanático de los autos y las carreras.

McQueen a finales de los años sesenta, decidió crear un homenaje al automovilismo a través de una película, el proyecto apuntó a las 24 Horas de Le Mans, la carrera de resistencia más famosa e importante del mundo. Para 1969, consiguió presupuesto, creó una productora, llamada Solar e incluso, adquirió un automóvil de carreras (Porsche 908) para competir en una serie de pruebas con el fin de “adaptarse” al personaje que quería encarnar (fue más un pretexto para desatar su verdadera pasión). La historia ocurriría durante la competencia de las 24 Horas de Le Mans, centrándose en la rivalidad de un piloto de Porsche con otro de Ferrari, batalla épica en aquellos años, McQueen encarnaría a Michael Delaney de Porsche y Siegfried Rauch encarnaría a Erich Stahler, ambos peleando por el título de la competencia.

Quizás es el proyecto más realista del cine, ya que la película sería en gran parte, filmada en la versión 1971 de las 24 Horas de Le Mans, en medio  de la competencia y ambiente real. Con este objetivo, McQueen consiguió que Jackie Stewart fuese su compañero para competir en la prueba, a bordo de un Porsche 917, el bólido más poderoso de la grilla, pero los responsables del financiamiento y los seguros implicados, se lo impidieron por considerarlo demasiado riesgoso.

Finalmente McQueen inscribió su propio bólido (el mismo Porsche que había adquirido años antes) para competir en la prueba, al que se le instalaron 3 cámaras cinematográficas, pero esto no fue suficiente, se adquirieron una serie de automóviles y se arrendaron muchos otros para completar el reparto oficial y lograr hacer la mayor cantidad de tomas posibles durante la carrera. En la película, el ganador de la prueba sería un Porsche, por lo que Enzo Ferrari, decidió no colaborar con la cinta de ninguna manera, aunque los Ferrari estuvieron presentes gracias a una escudería privada de procedencia belga.

John Sturges fue el director elegido inicialmente para realizar el film Le Mans, pero Steve McQueen necesitaba que la película fuera honesta y muy enfocada en la competición, concepto que Sturges no compartía, por lo que se retiró a medio camino de la producción. Lee Katzin fue el director que finalizó la película y quien recibe los créditos del trabajo final.

Durante la edición de 1971 de la carrera, se hicieron una serie de instalaciones especiales para los extras y atender de manera exclusiva a los autos de la productora de Le Mans en el pit del circuito. Finalmente, Steve McQueen en pareja con Herbert Linge, llegan en el noveno puesto de la competencia, a pesar de las múltiples paradas para cambiar los royos cinematográficos y el evidente peso extra de la máquina.

Luego, el resto de las escenas específicas en la lucha de los protagonistas, fueron filmadas a velocidades reales, esto complicó la producción y encareció el presupuesto, superándolo con creces: McQueen quería el máximo de realidad para Le Mans, por lo que todas las maniobras y tomas, debían ser a velocidad de competencia real, filmar medio minuto, les tomaba tres o cuatro días. El resultado, fue un accidente casi mortal de uno de los pilotos, le costó una de sus piernas y el mismo McQueen estuvo cerca de accidentarse seriamente durante el rodaje. El reparto incluyó a más de 50 pilotos, entre ellos campeones del mundo y nombres de un peso histórico en el automovilismo deportivo.

El resultado de la película Le Mans es una verdadera obra de arte al día de hoy, aunque difícil de digerir, e incluso detestable para el público no-entendido, ya que por ejemplo, prácticamente la primera media hora de película, transcurre sin diálogo alguno de los actores, son sólo escenas que transmiten ambientes y sensaciones, sólo puedes intuir lo que sucede, pero no hay interacción alguna con palabras, salvo la información dada por los altoparlantes del autódromo durante la prueba real.

Sus números no fueron favorables, al igual que la crítica, McQueen cerró su productora, y hasta el día de hoy, es la única película filmada en este estilo y temática, lo que el mismo McQueen reconoció antes de su muerte en 1980: “Es un film honesto, y dudo que vuelvan a hacer otro como él”.

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