Muchos factores pueden hacer que una película se convierta en un fracaso, pero ninguna fue tan lejos como “La puerta del cielo” (“Heaven’s Gate”). La película de Michael Cimino parecía destinada a volverse un clásico del cine, pero su desastroso rodaje tuvo consecuencias impensadas en Hollywood.

Todo comenzó a gestarse cuando los ejecutivos de United Artists, quienes recién habían tomado la dirección del estudio tras la renuncia del experimentado Arthur Krim, escucharon hablar maravillas de Michael Cimino. El realizador apenas tenía una buena película en su haber, pero lograron convencerlos de que era alguien a quien valía la pena tener en sus filas.

Michael Cimino

La socia de Cimino los persuadió de reunirse en Nueva York, donde los directivos vieron imágenes de “El francotirador” (1978). Quedaron fascinados con el film protagonizado por Robert De Niro y decidieron sumar a Cimino a United Artists. No querían que el talento se les escapara.

La negociación no fue fácil: Cimino exigía más y más cada vez que parecían llegar a un acuerdo. Pero finalmente firmaron el contrato y al principio pareció ser la decisión correcta, cuando “El francotirador” ganó cinco premios Óscar, incluyendo Mejor Película y Mejor Director. Cimino era el hombre del momento.

Llegado el momento de hablar de su próximo proyecto, el director presentó el guion de “The Johnson County War” un western que había querido filmar desde hacía años. Los directivos dieron luz verde sin pensar demasiado: Querían una película importante para estrenar en la navidad de 1979.

Durante la preproducción, el realizador comenzó a dar más señales de que su ego no sería un asunto fácil, al exigir que en el afiche promocional su nombre apareciera del mismo tamaño que el título del film. “Michael Cimino’s Heaven’s Gate”, solicitó. Un detalle, sabiendo lo que pasaría después. Mientras tanto, sus notas en los medios dejaban en claro que su carácter no era fácil y su ego estaba por las nubes.

El poster oficial de la película con el nombre del director tal y como lo exigió por contrato.

Directores difíciles los hay muchos, pero no fue su soberbia lo que hizo de “La puerta del cielo” una catástrofe, sino el despilfarro nunca visto de un presupuesto que se estiró al infinito para cumplir los caprichos de Cimino. Lo que iba a salir 4 millones de dólares, subió a 11 millones antes del inicio del rodaje. Las demoras y exigencias del director extendieron esa cifra a 44 millones de dólares, unos 130 millones a valores actuales (un tercio de lo que costó “Avengers: Endgame”, por ejemplo).

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Solo en material fílmico, Cimino gastaba 200 mil dólares diarios, según detalla Infobae. Horas para conseguir una toma, repeticiones hasta el hartazgo, pedidos exagerados y costosos: Los directivos de United Artists se cansaron del gasto y fueron a presionar al director. Pero tras hacerlos esperar un día en el set, les mostró lo que había filmado, y los hombres se convencieron de que una obra maestra se estaba gestando.

Pedidos de centenares de extras que no estaban en el plan, decorados que Cimino destruía después de haberlos solicitado, utilería y vestuario que debían hacerse para cubrir sus exigencias. Todo el equipo esperando que las nubes lucieran como él quería o pedir que lleven al set una determinada locomotora de un museo porque la que tenía no le gustaba lo suficiente. Instalar un sistema de riego para que el pasto se viera más verde. La personalidad de Cimino había agotado a los actores, a los técnicos y al estudio.

La filmación de “La puerta del cielo” demoró tres veces más de lo estipulado y el estudio solo podía esperar que el estreno compensara el sinsabor y la desmedida inversión. Pero eso tampoco iba a pasar.

El derroche de dinero y el comportamiento del realizador trascendieron a los medios mientras se aguardaba el estreno. Se planificaron tres funciones especiales para prensa y celebridades, pero solo se realizó una. “La puerta del cielo” apareció ante los ojos de esos primeros espectadores que miraban atónitos y sin decir nada. La calma que antecede a la catástrofe.

“Uno sospecha que Cimino vendió el alma al diablo para conseguir el éxito de El Francotirador, y que ahora el diablo vino a cobrarse su deuda. Esta película es un desastre indescriptible”, escribió un influyente crítico del New York Times.

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La crítica general destrozó la película y el estudio decidió retirarla de los cines a solo ocho días de su estreno. Varios de los involucrados vieron su carrera caer en picada, mientras Hollywood era testigo de un cambio de paradigma.

La carrera de uno de sus protagonistas, Kris Kristofferson, quien venía de saborear el éxito gracias a “Nace una estrella” (1976) junto a Barbra Streisand, ya no fue la misma. El actor siguió trabajando pero se enfocó en la música. Christopher Walken, Jeff Bridges e Isabelle Huppert, en cambio lograron salir ilesos.

Los wésterns prácticamente desaparecieron de la pantalla, mientras que la época de los grandes directores con libertad creativa llegó a su fin. United Artists, estudio fundado en 1919 por figuras emblemáticas del cine como Charles Chaplin, no resistió el golpe y fue puesta en venta.

La película marcó un cambio en lo que sería el cine hasta nuestros días. Los estudios decidieron tomar el control de las películas y limitar a los directores: El desastre de “La puerta del cielo” no podía volver a repetirse. “Nos debilitó a todos. Esa película marcó el final de algo. Supe que algo había muerto”, declaró Scorsese al crítico Peter Biskind.

“Lo que vino después de ‘La puerta del cielo’ fue como un golpe de estado encabezado por Paramount. Los estudios recuperaron el control indignados por cómo crecían los presupuestos y por cómo aumentaban nuestros salarios”, sostuvo Francis Ford Coppola.

Resta decir que la carrera y la reputación de Cimino se hundieron bien hondo, aunque tuvo la oportunidad de filmar cuatro películas más en los años 80′ y 90′.

Con la perspectiva que da el tiempo, hoy “La puerta del cielo” está lejos de ser considerada de las peores de la historia. Por el contrario, los portales le dan buenas calificaciones, pero es difícil verla sin pensar en la catástrofe que generó y marcó a Hollywood para siempre.

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