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¿Cómo afecta al trabajo la moda del texteo?

La moda del Texting no solamente se convierte en un peligro al conducir, también afecta negativamente la productividad e imagen de las empresas en las que sus empleados abusan de esta práctica.

No hace mucho tiempo los geeks eran quienes se reconocían fácilmente por pasar el 70% del día frente a las pantallas de sus computadores. La tecnología se ha acercado mucho más al común de las personas gracias a dispositivos como teléfonos móviles y tablets, aunque son los primeros quienes están convirtiendo a la mayoría de sus usuarios en los nuevos geeks, hiperconectados o más bien hipercomunicados.

Whatsapp es una de las aplicaciones que más seguidores posee gracias a su facilidad de uso e instantaneidad en la mensajería que provee, y no es difícil encontrarse en el metro, el bus y la calle con jóvenes que no despegan los dedos del teclado y los ojos de la pequeña pantalla en la que se ven reflejados los textos que ágiles dedos van transmitiendo. Tampoco es difícil encontrarse con conductores que irresponsablemente mantienen la vista en los teléfonos e incluso responden, mientras conducen. Solamente en Estados Unidos se reportan 100.000 accidentes al año por textear mientras se conduce.

Moda Texteo

Foto: Agencias

Texting en el trabajo

En el ambiente laboral la situación no es más promisoria, la mayoría de los trabajadores menores de 30 años llevan su teléfono en la mano y están atentos al sonido que les indica que ha llegado un nuevo mensaje. Hace un par de días me tocó observar a un cajero de supermercado que, a pesar de la larga fila de compradores que esperaban ser atendidos, prefirió responder un mensaje de texto antes que agilizar su labor. Y esta situación se repite en la mayoría de los lugares donde la atención depende de personas que priorizan los mensajes de texto, antes que cualquier otra actividad.

Facebook abierto

La situación ya había mostrado parte de sus efectos negativos cuando se transformó en moda mantener Facebook abierto en horario de trabajo, pero los teléfonos inteligentes han aumentado aun más la adicción a la conectividad personal entre los jóvenes. Por medio de estos dispositivos se organizan fiestas, se coordinan salidas y se comentan los últimos sucesos además de la posibilidad de transformarse en un “famoso digital” si a esto se suma Twitter.

La necesidad de permanecer conectados, comunicados y a la moda parece ser en muchas ocasiones más importante que la productividad en el trabajo. Esta nueva realidad impulsada por la fuerte tendencia de los usuarios por demostrar al resto que van a la par con los avances tecnológicos está provocando más de un dolor de cabeza a los empleadores, que comienzan a descubrir en estas herramientas un peligro. Probablemente no se vean tan afectadas aquellas áreas productivas en las que no se atiende público, aunque no por eso los minutos u horas utilizados en el texteo deben dejar de importar, ya que obviamente son restados del tiempo productivo.

Son los problemas que acarrean las nuevas tecnologías, con los que las empresas deben aprender a lidiar y convivir día a día. Probablemente la solución no está en la prohibición de portar el celular en horas de trabajo, tampoco en prohibir mantener abiertas ciertas aplicaciones. Cualquiera de estas medidas se consideraría políticamente inadecuada. Sin embargo se deben crear normas al interior de los negocios para impedir que la preferencia de los jóvenes se enfoque en los clientes y una correcta atención, y de esta forma evitar que disminuya la productividad y la imagen del negocio quede en el suelo.

Este video muestra algunas alternativas para hacer que un usuario deje de textear mientras trabaja, aunque no se ven como las más recomendables:

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