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Crisis entre Irán y Reino Unido: ¿Cuáles son los riesgos?

El quiebre diplomático entre Londres y Teherán está escalando a niveles indeseables. ¿Cuáles son los peligros que encierra esta crisis?

Desde que se impuso la revolución de 1979 –que puso fin a la era del shah y dio comienzo a la del ayatollah-,  Irán y el Reino Unido han tenido una difícil y tensa relación, la cual ha estado marcada por sendos episodios de choques y problemas a nivel diplomático.

El último de ellos tiene como origen las nuevas sanciones adoptadas por el gobierno británico, el cual decidió imponer restricciones a los bancos iraníes. Aquello, ocurrido la semana pasada, no cayó muy bien en Irán y así fue que no sólo se optó por bajar el nivel de las relaciones diplomáticas con el Reino Unido, sino que también significó que el Parlamento iraní votara a favor de la expulsión del embajador británico de Irán.

La escalada de tensión tuvo su punto máximo durante el martes 29 de noviembre, día en el cual una turba de estudiantes iraníes atacó la Embajada del Reino Unido en Teherán. Si bien sólo hubo heridos, el episodio fue una clara demostración que los sistemas de seguridad no respondieron en la forma esperada.

Irán Reino Unido

Foto: Reuters

Si el conflicto entre Irán y Reino Unido sigue aumentando, las consecuencias podrían ser muy graves.

Esto último, según Londres, se debió a que el gobierno iraní fue cómplice de aquella agresión y por eso optó, el miércoles 30 de noviembre, de retirar a todo su personal diplomático en Irán. Junto a eso, se decretó el cierre de la Embajada de Irán en Londres y la expulsión de todo el cuerpo diplomático iraní, el cual deberá abandonar Reino Unido en no más de 48 horas.

Así fue que las reacciones llegaron de inmediato. Mientras Irán dijo, por medio del portavoz del Parlamento, Alí Larijani, que “el pueblo iraní está cansado de las actitudes del gobierno británico”, el Reino Unido, a través de su primer ministro David Cameron, aseguró que “vendrán decisiones más duras”.

En paralelo, el gobierno de Francia aseguró que no desea una intervención militar en territorio iraní, en tanto que Alemania llamó a consulta al embajador de Irán en Berlín. Estados Unidos se limitó a pedir precaución en el cuidado de los diplomáticos.

Una tensión que preocupa

Si bien nadie ha declarado la guerra y a pesar que ambos países no han roto los lazos por completo (sólo han sido rebajados, por el momento), la situación genera incomodidad. Principalmente, por el contexto en el cual se desarrollan.

Mientras Irán acusa a Occidente, pero específicamente a países como Estados Unidos, Israel y Reino Unido, de intentar impedir la puesta en marcha plena de su programa nuclear, diversos regímenes occidentales acusan al gobierno iraní de estar construyendo un arma atómica.

En este sentido, hay que ver cuáles serían los principales riesgos y, también, analizar algunas variables interesantes que tienen mucho que decir en este asunto:

  • Invadir Irán sería un gran error y sólo pensar en aquella opción es algo descabellado. Especialmente, porque se ha filtrado información según la cual el gobierno israelí tiene serias intenciones de llevar a cabo un ataque contra las instalaciones nucleares iraníes.
  • En caso de llevarse a cabo una invasión o un ataque por parte de Israel, eso supondría el apoyo inmediato de Estados Unidos y el Reino Unido. Esto último, a su vez, implicaría, casi con seguridad, un quiebre al interior de la ya alicaída y complicada Unión Europea. En pocas palabras, el conflicto con Irán podría significar, por qué no, una profunda y quizás fatal crisis política en Europa.
  • La invasión a Irán provocaría una gran tensión en Medio Oriente, pero también en Asia Central y Oriental. En estas zonas hay muchos proyectos energéticos –principalmente, gasoductos y oleoductos- y eso es un elemento a tomar en consideración.
  • Un ataque contra Irán podría significar, en caso que el conflicto armado se mantuviese en el mediano plazo, una división de la sociedad e, incluso, del gobierno iraní. El actual presidente, Mahmoud Ahmadinejad ha actuado con mucha dureza contra las manifestaciones que mujeres y estudiantes realizan hace años, especialmente luego que se acusara a Ahmadinejad de ganar las presidenciales de 2009 mediante fraude electoral.
  • Irán es una potencia y tiene dos grandes aliados, que son China y Rusia. Históricamente, Beijing y Moscú se han mostrado reticentes a los paquetes de sanciones contra Teherán, pero además tienen fuertes nexos económicos, especialmente en materia energética.
  • En paralelo, Irán debe lamentar que uno de sus grandes aliados, Siria, pasa por un delicado momento. Sin embargo, un desesperado gobierno de Bashar Al Assad quizás no vería con malos ojos un conflicto armado que involucre a Irán y las “satanizadas” potencias occidentales.
  • Las relaciones entre Turquía – el otro gran referente de la zona- e Irán pasan por un delicado momento, luego que el gobierno turco decidiera servir de plataforma para un escudo antimisiles de Estados Unidos. La respuesta iraní fue inmediata, dejando en claro que “nos defenderemos con todo ante cualquier agresión”.
  • Mientras el modelo islamista moderado de Turquía parece ser el sistema a aceptar por Occidente, aquellos regímenes como el iráni (teocracia) o basados en una interpretación radical del Islam (Sudán o los islamistas de Somalía) están quedando en el aislamiento. Un conflicto entre Irán y Occidente bien podría ser utilizado como un escenario de lucha entre el mundo musulmán y sus históricos rivales, lo cual podría tener algún grado de influencia en el proceso de cambios que actualmente se desarrolla en el Magreb y el mundo árabe.
  • Por último, no se debe olvidar que un ataque contra Irán implicaría, casi con plena seguridad, una respuesta iraní contra Israel. Esto último podría tener dimensiones y consecuencias graves y demasiado difíciles de proyectar.

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