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Una de las peores crisis políticas de la última década está atravesando Bolivia debido al enfrentamiento político que por un lado está librando el Gobierno y el Poder Judicial y por otro el ex Mandatario Evo Morales y sus adherentes.

A raíz de lo anterior, Morales decidió en las últimas horas iniciar una huelga de hambre para así hacer presión y lograr que se retiren los cargos judiciales que pesan en su contra. Estos últimos acusan trata de personas y violación.

Hechos graves de parte de los denunciantes que Morales descarta completamente y que incluso define como parte de una campaña política en su contra para que no se pueda presentar como candidato a las elecciones del 2025.

Por otra parte, los adherentes de Evo Morales iniciaron hace unos días un bloqueo general de carreteras, lo que ha generado una crisis de desabastecimiento importante en Bolivia, hecho por el cual el Gobierno de Luis Arce debió emitir órdenes para que efectivos militares pudieran restablecer el orden en las arterias viales del país.

“Pueden detenerme, ojalá que no me maten por favor. Estaba (estuve) muchas veces en la cárcel. No tengo ningún miedo, pero no me voy a ir de Bolivia. Estoy con mi pueblo y con el pueblo vamos a resistir. Vamos a enfrentar y derrotar a un gobierno corrupto, un gobierno narco…”, señaló el líder cocalero en un video publicado en su cuenta en la red social X.

Un escenario complejo para Bolivia, país que ya ha informado a través de sus autoridades que las pérdidas económicas debido a los bloqueos de carreteras ya superaron los 1.700 millones de dólares, agravando el desabastecimiento de combustibles y la inflación.