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La sangrienta leyenda de Pablo Escobar y su terrorífico imperio de la droga sigue vigente, pese a que ya han pasado casi 25 años desde su muerte, el 3 de diciembre de 1993 en Medellín.

Un extenso reportaje de Infobae reflotó una de las facetas más oscuras de la personalidad del violento líder del cartel de Medellín: su gusto por las jóvenes vírgenes entre 14 y 17 años, según explicó en su libro “Operación Escobar” el periodista colombiano Germán Castro. A su esposa, María Victoria Henao Vallejo, la conoció cuando él tenía 24 años y ella sólo 13.

María Victoria Henao Vallejo y Pablo Escobar.

Una de las jóvenes que compartió con Pablo Escobar lo recordó así para el periódico “El Tiempo” en 1991: “Era amable, sereno, de pocas palabras y se portaba como un caballero. Daba consejos casi como un padre y nunca hablaba de sus problemas”.

Pero Escobar tenía un lado violento, sobre todo cuando sospechaba que alguna de sus amantes ocasionales podía haberlo traicionado, rompiendo el pacto de silencio que les exigía sobre su encuentros clandestinos y la advertencia que les hacía era clara: “Niñas pórtense bien, no sean mal habladas que por eso es que las matan”.

A la brutalidad de Escobar se le atribuye la matanza de 49 mujeres que aparecieron en diversos puntos de Colombia con rastros de torturas, mutiladas y se sospecha que sus muertes se debieron al temor del capo narco de ser delatado y entregado a la policía.

“A una amiga mía le hicieron una cruz de tiros en el cuerpo. La encontraron por la carretera. La habían torturado, ¡qué pecado!… A esa muchacha la acusaron de que sabía de los enemigos de Pablo”, recordó una de las jóvenes que sobrevivió al despiadado destino de las amantes que rodearon a Pablo Escobar.

Cuando le preguntaron por qué sus amigas habían sido asesinadas, ella explicó que: “Hay peladas que se buscaron la muerte por escuchar conversaciones que no debían y contar todo lo que oían. Para seguir viva había que mantener la boca cerrada, y ellas no supieron hacerlo”.

“Es mejor una novia muerta que una testigo resentida que a cambio de unos pocos millones puede delatarnos a la policía”, decían sus sicarios

Escobar había reunido a un grupo de hombres jóvenes para que sedujeran a las jóvenes mujeres y se las llevaran, a ellos los llamaba “Los señuelos” y las niñas eran conocidas como las “palomas blancas”.

Las jóvenes que eran reclutadas por los seguidores de Escobar para participar en sus fiestas sexuales tenían algunas características comunes: debían ser menudas, delicadas y tener las piernas largas; además, provenían de barrios humildes y recibían tentadoras cantidades de dinero, alrededor de 300.00 pesos colombianos, para estar con el zar de las drogas; “Al ver los billetes pierden la brújula”, comentaba riendo con sus matones.

Pablo Escobar y Virginia Vallejo, una de sus amantes más conocidas.

Pero no eran las únicas mujeres que rodeaban a Pablo Escobar, quien también tenía un largo listado de amantes que ya eran mujeres, compuesto por modelos, aspirantes a actrices de tv. “Es un hombre que protege, un hombre de confianza. Si Pablo promete algo, lo cumple”, era lo que comentaban sus amantes.