• Eduardo Retamal, ex Guía de Universidad de Chile
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La U padece más fuera de la cancha que en ella. El partido contra Universidad Católica se siguió jugando en las oficinas de la ANFP, en los medios y en los comentarios y pullas entre amigos de los bandos universitarios.

La suspensión de Johnny Herrera por sus ampulosos reclamos y haber sido informado por el árbitro Osses provocó una baja importante para el partido contra los albos y se suma a las pérdidas provocadas por la insensatez de un hincha de la U o de un anónimo espectador que pudo estar interesado en provocar las consecuencias ya conocidas, por tanto, ya no se sabrá el autor del incidente. Los principales costos azules son:

• La posibilidad de jugar en un clásico prácticamente un tiempo completo y remontar una diferencia mínima en el marcador.
• La posibilidad de continuar luchando por el título, hipotéticamente entonces a un partido de diferencia con los líderes. La creencia del “fantasma” Figueroa y sus dirigidos.
• La opción de llegar al Monumental con lo mejor de la abundante plantilla de la U, pues la ausencia de Herrera es determinante en el arco de la U.
• El comprometer la chance de llegar a la liguilla, pues la U no tiene asegurado entrar en la post liga y luchar por el premio de consuelo: el último cupo a la Copa Libertadores 2014, el Chile 3.

El supuesto hincha azul liquidó las escasas chances de la U.

El domingo la U visita el Monumental y aún con Marín en el arco tiene las mejores chances de salir ganador desde una cancha muy difícil para la U. Este partido es la tabla de salvación de Figueroa y la onerosa plantilla azul.

El cacique es un equipo muy modesto al que solo lo sostienen lo que pueden hacer un par de jugadores como Vecchio o el aguerrido Fierro con pelota parada y que en su zaga ofrece muy buenas chances para el rival.

Jugando por abajo, rápido a los espacios y sin abusar del pelotazo el chuncho tiene opciones de derrotar en forma cómoda al cacique.

Lo que necesita la U es poner fuego sagrado en la cancha, eso que tienen los jugadores identificados con su camiseta, sus colores, su historia y su gente.

Los que no pueden faltar en la oncena titular, además de Herrera (que no estará) son los casos de Pepe Rojas, jugarse por los jóvenes Huerta y Lichnovsky, Seba Martínez, Maturana, Charles Aránguiz y alguno más para quién la U sea realmente importante, permitiendo asumir riesgos y también auxiliando otras funciones en situaciones de peligro.

El retroceso cansino del paraguayo Rojas en el gol de Mirosevic en el clásico comprueba de esta opinión, de haber jugado Martínez habría llegado a impedir el gol corriendo sesenta metros como corresponde a un futbolista bien preparado.

Abunda el pecho frío en la plantilla de la U combinado con errores de táctica en los partidos en jugadores que ingresan a jugar su partido como los casos de Cereceda, Fernández, Cortés y en menor medida Ubilla y Rubio. Lo de Duma contra Católica fue irritante, su entrenador perdió tiempo valioso en el primer lapso al mantenerlo en la cancha.

La U va al Monumental a tratar de salvar algo de un año bastante malo sumando los períodos de Franco y Figueroa en la dirección técnica y considerando especialmente el período de José Yuraszeck en la presidencia del directorio de Azul Azul.

También va a mantener la ilusión, y no la certeza, de ahora en llegar a la liguilla de la Copa Libertadores, pujando junto a otros nueve equipos por uno de los tres cupos hasta ahora en discusión, y con un fixture que la enfrenta en la fecha final visitando a Cobreloa nada menos.

Más allá de la crudeza del texto y de que aún soñamos con volver a estar bien arriba, alentamos a todos los jugadores que se calzan y honran la gloriosa azul, sin dejar de observar con ojo crítico sus desempeños. Penosamente si también sufrimos con la vana presencia de jugadores que sólo esperan dar el siguiente paso con la transferencia de salida desde la U hacia nuevos destinos.

La U arrastra problemas que pueden atenuarse pero lo que está en juego, finalmente, este domingo es la credibilidad en su plantilla y la poca que le queda a su cuerpo técnico.