Entre 1982 y 1986 se emitió la serie “El Auto Fantástico” (“Knight Rider”), un recordado suceso de la televisión de los años 80′ que tenía dos inseparables e icónicos protagonistas: Michael Knight (David Hasselhoff), un paladín defensor de los pobres y desamparados que combatía la injusticia conduciendo a KITT (Knight Industries Two Thousand), un automóvil deportivo Pontiac Firebird Trans-Am V8 de color negro que era un prototipo de alta tecnología, pues estaba dotado de una inteligencia artificial autoconsciente, con capacidad de hablar e interactuar como si fuese una persona real.

“El Auto Fantástico” transformó en una estrella internacional al actor David Hasselhoff y se convirtió en un éxito rotundo en la televisión de numerosos países, aunque curiosamente el creador de la serie, el reputado guionista Glen Larson, relataría que al principio su idea de un revolucionario automóvil que hablaba fue rechazada por varias cadenas televisivas, que la catalogaron de “ridícula”.

Los ejecutivos de la cadena NBC no fueron la excepción, ya que recordaban pasados fiascos como la serie “Mi madre es un auto”, una comedia de los años 60′ catalogada una de las peores de la historia.

No obstante, Larson insistió en su idea y logró convencer al canal, ofreciendo reducir su salario y aceptar el 50% de las ganancias por los derechos de productos derivados. Esta apuesta, que inicialmente ponía en riesgo su carrera, al final lo transformó en millonario. “Me da orgullo haber sabido cómo sintonizar con lo que querían ver los televidentes y, a partir de ahí, crear historias y productos de alta calidad”, relataría Larson en una entrevista.

Larson fue doblemente astuto, pues, intuyendo que el auto de la serie se iba a transformar en un ícono televisivo, tal como ocurrió con el “General Lee” de la serie Los Duke de Hazzard, cerró un acuerdo con la compañía automotriz General Motors para promocionar el Pontiac Firebird, modelo que se utilizaba como base para KITT.

Además, la serie fue pionera en la creación de productos derivados como juguetes, ropa y accesorios, lo que generó pingües ganancias (Larson ganó 100 millones de dólares en el primer año sólo por las regalías de estos productos).

Otra curiosidad de esta serie es que muchas de las tecnologías que aparecían en “El Auto Fantástico”, como la conducción autónoma, el sistema anticolisión, escáner médico, ecualizador horizontal que tenía acceso a rayos x e infrarrojos, el reconocimiento de voz y la inteligencia artificial que aprendía y se adaptaba, son conceptos que en la actualidad no parecen descabellados.

El sistema anticolisión, por ejemplo, es un sistema de seguridad que se ha implementado en la mayoría de los nuevos modelos de automóviles y hoy empresas como Tesla y Waymo están liderando el desarrollo de vehículos autónomos, sin mencionar que compañías históricas como General Motors trabajan para integrar tecnologías de inteligencia artificial como ChatGPT en sus vehículos.

El actor David Hasselhoff sería el otro protagonista de la serie cuya vida y carrera cambió con el éxito mundial de “El Auto Fantástico”. Considerado un actor de montón en los inicios de su carrera a fines de los años 70′, fue elegido por Glen Larson para interpretar a un ex teniente de policía que después de quedar casi desfigurado en una emboscada, era rescatado y curado por un científico multimillonario.

Tras vencer a la muerte, el personaje de Hasselhoff cambiaba de identidad como miembro de la Fundación para la Ley y el Orden, en compañía de KITT, el automóvil futurista velocísimo y casi indestructible, con inteligencia propia y que solía tomar decisiones por encima de su conductor, cada vez que éste se encontraba en una situación peligrosa.

“El Auto Fantástico” convirtió a Hasselhoff en una estrella mundial, transformándolo de un galán de acción a una leyenda de la cultura pop. Posteriormente protagonizaría -junto a la despampanante Pamela Anderson- “Baywatch” (“Guardianes en la Bahía”), otra serie televisiva que, estrenada en 1989, consolidó aún más su popularidad. Con ambas series, Hasselhoff rompió el Récord Guinness del “Hombre más visto en la televisión”.

A fines de los años 80′ David Hasselhoff también lanzaría su carrera como cantante, siendo recibido con indiferencia en Estados Unidos, pero con los brazos abiertos en Europa, especialmente en Alemania, lugar donde se vivía la división política del país y de Berlín por su infame muro comunista. La canción “Looking for Freedom” de Hasselhoff se transformó en un himno de libertad en Alemania y el mismísimo actor daría un show en vivo el 31 de diciembre de 1989 en Berlín para celebrar la histórica caída del odiado Muro.

En las décadas siguientes David Hasselhoff enfrentaría diversos altibajos en su carrera y vida personal, incluido un mediático divorcio y problemas de alcoholismo, pero se las arreglaría para permanecer activo participando en producciones cinematográficas de bajo y mediano presupuesto, haciendo cameos en películas, participando en varios reality shows y lanzando algunos álbumes discográficos.

Hoy, si bien ya no es la estrella televisiva de los años 80′, David Hasselhoff, de actuales 72 años, sigue manteniendo su bronceado, porte de galán, buen humor y su característica sonrisa intactas. Al fin y al cabo, según declaró en una entrevista dada en este nuevo milenio, la vida “no se trata de caerse” sino de “lo rápido que te levantas”.

David Hasselhoff en los años 80′ y en la actualidad.