El 16 de enero de 1980, Paul McCartney, junto a su mujer y sus cuatro hijos, aterrizó en el aeropuerto de Narita de Japón para el comienzo de la gira de 11 fechas que su banda Wings realizaría en la tierra del Sol Naciente. Macca, quien había probado la marihuana por primera vez cuando tenia 24 años, llevaba en su valija una bolsa con casi 220 gramos de potentes cogollos de la droga. “Estábamos a punto de volar a Japón y sabía que no podría conseguir nada para fumar allá. Y esto era demasiado bueno para tirarlo por el inodoro, así que pensé en llevarla conmigo”, contaría el músico muchos años más tarde.

Los policías del aeropuerto de Narita, tras revisar su equipaje, no tardaron en encontrar la bolsa que contenía casi 1/4 kilo de cannabis sativa. Paul de inmediato fue trasladado hasta el Centro de Detención de Narcóticos de Tokio, mientras las cámaras de los noticieros locales lo inmortalizaban saliendo del aeropuerto con las manos esposadas.

“Era buena marihuana hawaiana. Cuando el tipo del aeropuerto la sacó de la maleta parecía más avergonzado que yo. No traté de esconderla. Venía de los Estados Unidos y todavía tenía esa actitud norteamericana de que la marihuana no es tan mala, pero no me di cuenta de lo estrictos que eran los japoneses”, relataría McCartney, un fumador habitual de marihuana que hasta entonces nunca había escondido su afición por su consumo, dedicándole incluso canciones, como la conocida canción de los Beatles “Got to get to into my life” (“Tengo que tenerte en mi vida”).

“Me gustaba fumarla, no me hizo pasar malos momentos y para mí servía para expandir la mente, literalmente”, agregó Macca.

Luego de que la noticia de la detención de Paul McCartney diera la vuelta al mundo, y mientras desde Estados Unidos y Gran Bretaña las autoridades y fans empezaran a manifestar preocupación por la situación procesal del ex Beatle, el músico fue trasladado a una solitaria celda del penal de Kosuge, una cárcel común donde le prohibieron leer y escribir.

“Mi instinto natural de supervivencia y mi sentido del humor empezaron a aparecer allí. Pensé: ‘Seré el primero en levantarme cuando se enciendan las luces, el primero con su celda limpia, el primero que se lava y se cepilla los dientes’”, relató Paul, quien agregó que en ese presidió entabló una relación de amistad con otros reclusos locales a quién él llamaba Toyota, Datsun, Kawasaki, mientras que él se hacía llamar Johnny Walker.

Al final, la Justicia japonesa liberaría a Paul McCartney el 25 de enero de 1980, considerando que los nueve días que había pasado en prisión habían servido de escarmiento suficiente. Sin embargo, antes de ponerlo en libertad, las autoridades del penal le exigieron al célebre músico de Liverpool que se bañara con sus compañeros de pabellón.

“Era una especie de sauna público. Al final, yo estaba como, ‘¡Vamos! Voy a entrar con los chicos’. Así que todos entramos allí y fue divertido, ya saben, estar en la bañera con todos estos chicos japoneses”, relató Paul McCartney, quien agregó que el episodio de su arresto por culpa de la posesión de droga en Japón derivaría en la separación de su grupo Wings y en una onerosa indemnización para los organizadores de los 11 shows cancelados en tierras niponas.

En los años siguientes, el bueno de Macca no escarmentaría con el ingrato episodio sucedido en Japón, pues cuatro años más tarde, casualmente en la misma fecha del 16 de enero -aunque de 1984- Paul fue detenido en la isla de Barbados por el mismo motivo. La policía de Bridgetown lo había sorprendido portando 14 gramos de marihuana, la misma que le había comprado a un vendedor que se la había ofrecido en la playa.

En esa ocasión, tanto Macca como su esposa Linda se declararon culpables por posesión de droga, siendo puestos en libertad tras cancelar una multa de 100 dólares.

“Era una pequeña cantidad de cannabis y tenía la intención de usarla, pero la policía vino a mi casa y les di 10 gramos de cannabis. Linda tenía otro pequeño cartón de cannabis en su bolso”, contó Paul a su vuelta a Londres, ocurrida al día siguiente.

A su regreso a Gran Bretaña, luego que Linda McCartney fuera de nuevo arrestada en el aeropuerto londinense de Heathrow tras ser descubierta portando un poco más marihuana en su bolso -que la policía de Barbados, al parecer, no había decomisado-, el ex Beatle brindó en ese lugar una informal conferencia de prensa donde declaró estar a favor de la despenalización del consumo de yerba.

“Aclaremos una cosa, independientemente de lo que crean que he hecho, esta sustancia, el cannabis, es mucho menos dañina que el ron, el whisky, la nicotina y el pegamento, todos los cuales son perfectamente legales”, se quejó McCartney a los periodistas en el aeropuerto.

En los años siguientes, el legendario Paul McCartney seguiría consumiendo marihuana ocasionalmente, aunque en el año 2012 anunció en una entrevista concedida a la revista Rolling Stone que había abandonado para siempre el consumo de esa droga. “Ya he tenido suficiente. Ahora, en vez de fumarme un cigarrillo de yerba me bebo un vaso de vino o un buen margarita”.