El “planeta tenis” comienza a despedirse de, para muchos, el mejor tenista de la historia, aun cuando quedó algo rezagado en Grand Slams. Roger Federer anunció su retiro, causando un impacto gigante. No tanto por la noticia en sí, esperable dado su estado físico, sino por lo que significa el adiós de un jugador como él. Desde que comunicó la noticia, muchos colegas le dedicaron sentidos homenajes.

En ese sentido, cabe reflotar la increíble historia de amor entre Roger y Mirka, su esposa, una relación que comenzó con una “travesura” del suizo. Hay que decir que, sí, fue desobediente. Pero esa ocurrencia terminó siendo clave para su carrera.

Roger Federer y Mirka Vavrinec: la historia de amor que comenzó con una “travesura” y terminó siendo clave en la carrera del suizo / www.infobae.com

Es que Sven Groeneveld, el entrenador de Federer en los Juegos Olímpcios de Sydney 2000, había sido contundente: cuando el joven jugador (en ese entonces con 19 años) le habló acerca de una chica a la que le había echado el ojo, respondió con un “no” que no dejaba lugar a segundas interpretaciones. Pero él insistió… y no pudo contenerse.

Vavrinec le cambió -en el sentido literal de la palabra- la personalidad. Es sabido lo irascible que el oriundo de Basilea era en sus comienzos, rompiendo raquetas y no pudiendo controlar los berrinches. Comparable, si se quiere, a Nick Kyrgios.

Federer ya había cruzado algunas miradas con quien hoy es la madre de sus cuatro hijos… y antes de marcharse del país oceánico, le hizo caso a su corazón. El propio protagonista aseguró que “yo era un novato y no tenía idea de cómo organizarme”.

“La realidad es que en esas dos semanas en Australia construimos una hermosa química. Y el último día, cuando todos partíamos a distintos destinos, llegó eso que fue algo más que un beso. Derivó en algo extraordinario para los dos”, confesó.

Ya en 2019, durante una entrevista con el diario La Nación (justo al cumplirse 10 años de matrimonio), el ahora extenista confirmó esto al decir que “ella tuvo un profundo impacto en mi carácter. Quizá no en mi juego, pero sí en mí como profesional”.

“Fue tenista profesional antes que yo (Vavrinec, nacida en Bojnice, hoy Eslovaquia, es tres años mayor que él), y tenía más experiencia cuando yo llegué a jugar al circuito. Sabía lo que era el trabajo duro y yo aun estaba aprendiendo cómo era”.

Me hizo madurar y crecer en los primeros años. Después, el apoyo que recibí de ella fue siempre amor incondicional“. “Siempre estuvo ahí para ayudarme. Me hizo más fácil la vida, sin importar que yo ganara o perdiera. Siempre voy a tenerla en mi esquina y me da gran estabilidad”, continuó en un emotivo relato.

La mujer se retiró mucho antes que su esposo: decidió colgar la raqueta en 2002, aunque con alguna similitud respecto a la determinación tomada por Roger: abandonó el deporte profesional cansada de las lesiones en uno de sus pies.

Desde allí, dedicó su tiempo a sostener a su compañero. En algo que, como acabamos de describir, es muy apreciado por Federer. De todas formas, no se trata solo del sostén emotivo sino que, además, Mirka es quien lleva adelante las finanzas.

Aquí, Vavrinec junto a los niños, en una muy cálida imagen familiar / www.infobae.com

En declaraciones al medio británico Mirror, dejó en claro lo enamorado que siempre estuvo de su mujer, señalando que “desde que la conocí, siempre quise formar una familia. Mi vida cambió completamente y esto es lo mejor que me ha pasado”.

Y cuando fue entrevistado por The Sunday Times, fue más allá, al afirmar que “me niego a dormir en la cama sin mi esposa. Siempre quisimos tener hijos, pero mi sueño era estar con ella en la misma habitación. Soy capaz de cambiar una tonelada de pañales con tal de vivir mi sueño con Mirka”. Y vaya si el sueño se le cumplió.

Volviendo a Sydney 2000, el propio Groeneveld, quien en su momento aconsejó a Federer, reconoció que “preguntó a todos si debía estar con Mirka. Todos le dijimos que no lo hiciera, que era muy joven. No lo hizo y tomó la mejor decisión de su vida”.