Boris Becker, llegando al juzgado de Westminster / as.com

1985 fue el año más feliz en la vida de Boris Becker. El alemán se convertía en el tenista más joven, con tan solo 17 años, en ganar Wimbledon. Y 2020 podría ser el más triste, arriesgando una condena que lo podría llevar a la cárcel por 7 años.

Muchos podrán decir, si se confirman los delitos por los que se lo acusa, que se lo tiene merecido. Es que la leyenda del deporte había sido declarada en bancarrota en 2017, tras no poder pagar el préstamo que solicitó a un banco de Londres.

El problema es que se sospecha que ocultó bienes, precisamente para evitar abonar esa deuda. Entre ellos, dos propiedades en Alemania, otra en el barrio londinense de Chelsea, y una suma cercana a US$ 1.5 millones de dólares en efectivo.

El también exentrenador de Djokovic es imputado por evasión fiscal y obstrucción a la justicia. El diario The Guardian detalló que, en total, son siete cargos por ocultación de propiedades, cuatro por omisión de declaraciones en cuentas bancarias, dos por remoción de propiedades y otros cinco por no dar a conocer su patrimonio.

En ese sentido, Becker asistió en la jornada de ayer a un juzgado de Westminster, también en Londres, donde se está tramitando el juicio. La fecha para conocer si es sentenciado se estableció en el jueves 22 de octubre.

Lo más curioso del caso es que el ganador de 6 Grand Slams decidió incluso subastar todos sus trofeos, en teoría, para poder hacer frente a los mencionados compromisos financieros. ¿Intentó de esa forma dar una muestra de su insolvencia?

En definitiva, en menos de 1 mes se sabrá si Boris terminará tras las rejas: de la increíble victoria en “La Catedral”, al vencer en la final al sudafricano (nacionalizado estadounidense) Kevin Curren a esta pesadilla, 35 años después.