Cuando dijimos que el “Djokovic Gate” había encontrado un final, nos equivocamos. Y es que, pese a que el tenista viajó con destino a Australia con una exención médica para jugar sin estar vacunado contra el COVID-19, la “guerra” recién comenzaba.

Al llegar al aeropuerto de Melbourne, supuestos problemas con la visa que el propio Djokovic solicitó fueron la excusa perfecta para que las autoridades le nieguen el ingreso y lo aíslen allí mismo, incluso dejándolo incomunicado.

Novak Djokovic: Así era retenido en el aeropuerto de Melbourne / www.puntodebreak.com

Pese a que un grupo de expertos independientes le concedieron la mencionada exención, el gobierno continuó con la misma postura: ser inflexibles y no otorgar ventajas, aun cuando la decisión les impida ver al número 1 en acción.

En el medio quedó la federación de tenis, Tennis Australia, quienes intentaron despegarse del problema. Es que, para el espectáculo, al organismo que rige el deporte en el país de Oceanía le convenía que “Nole” dispute el Grand Slam.

Lo cierto es que luego llegaron las declaraciones. Por un lado, el primer ministro Scott Morrison fue lo más tajante posible: “La visa del Sr. Djokovic ha sido cancelada. Las reglas son las reglas, especialmente cuando se trata de nuestras fronteras”. 

 “Nadie está por encima de estas reglas. Nuestras sólidas políticas fronterizas han sido fundamentales para que Australia tenga una de las tasas de mortalidad más bajas del mundo por COVID. Seguimos alertas”, dijo el funcionario para no dejar dudas.

Jaala Pulford, ministra de Deportes en Victoria, aseguró que “no proporcionaremos a Novak Djokovic asistencia para la solicitud de la visa para el Abierto de Australia 2022. Siempre hemos sido claros en dos puntos: las aprobaciones de visas son un asunto del gobierno federal y las exenciones médicas son un asunto de los médicos”.

Por supuesto, también hubo respuesta del padre del tenista, Srdjan Djokovic, llamado para este tipo de episodios: “Mi hijo está en cautiverio australiano, pero nunca ha sido más libre. A partir de este momento, Novak se convirtió en un símbolo y líder del mundo de los países pobres y oprimidos”, dijo en tono desafiante.

“Pueden encarcelarlo esta noche, pueden encadenarlo mañana, pero la verdad es como el agua y siempre encuentra su camino. Novak es el Espartaco del nuevo mundo que no tolera la injusticia, pero lucha por la igualdad de todas las personas, sin importar el color de piel, sin importar a qué Dios recen y cuánto dinero tienen”, completó.

Djokovic apeló la expulsión y todo quedó en suspenso

¿Más? Sí, mucho más. El número 1 del mundo decidió, a través de sus abogados, apelar la deportación, por lo que quedó alojado en un hotel ¡de refugiados! a la espera de la resolución final, que podría llegar el lunes de la semana entrante.

El hotel en cuestión es el Park Melbourne, adonde suelen trasladar a los detenidos, en una clara muestra del pensamiento que pesa sobre Djokovic en Australia.

Christopher Tran, abogado del Estado, destacó que no se expulsará al jugador hasta que no se celebre una audiencia. Prevista, como dijimos, para el lunes. Las consecuencias que enfrenta, en caso de confirmarse su deportación, son graves.

Al parecer, las autoridades federales podrían impedirle al ganador de 20 Grand Slams que ingrese al país por espacio de 3 años. Un escándalo que, a esta altura, trascendió lo deportivo y contiene ribetes diplomáticos entre Australia y Serbia.