Roger Federer y su padre, Robert.

Roger Federer suele ser elogiado. No solo por cómo es como tenista, sino también por su personalidad, tanto dentro como fuera de la cancha. Sin embargo, también es conocido que, al principio, su temperamento le jugaba en contra.

Con el tiempo, aprendió a mejorar ese aspecto de su carácter y a controlar la ira para ser lo que es hoy: un hombre que lleva todo con mucha tranquilidad.

Sin embargo, fue sobre esos inicios que Robert, su padre, habló en una entrevista. Más allá de que a esta altura todos saben de la personalidad complicada que el suizo tenía en ese entonces, no deja de sorprender la forma en la que se refirió a su hijo.

“Nosotros (mi esposa Lynette y yo) nos sentimos realmente avergonzados. Lo llevamos muchas veces a un lado y le dijimos: “Roger, no estoy contigo en esto. No voy a hacerme el tonto mientras actúas de esta forma”, comenzó diciendo.

Estas actitudes eran vistas con frecuencia en “su majestad” cuando el tenis no le daba las satisfacciones de estos días. Se frustraba, golpeaba las raquetas, se enojaba. Incluso, en una imagen que hoy parece rara, se aclaró el pelo de color rubio.

Su madre Lynette también recordó que otro comportamiento cuestionable: a Roger, de adolescente, le gustaba provocar a sus rivales. Los “invitaba” (no de la forma más gentil, claro) y los desafiaba diciéndoles “si eres tan bueno, ven y vénceme”.

Además, Severin Luthi, el entrenador, ensayó una defensa para con el ganador de 20 Grand Slams: “Lo más importante es que eras auténtico, que eras tú mismo. Si no muestras lo que está dentro tuyo, no funciona”. Y vaya si Federer era auténtico.