Foto familiar actual en su chacra de Maldonado, Uruguay.

“En la vida hay que mezclar un poco de pasión, audacia y aventura”, dijo con tono humilde Alfredo Echegaray Carvallido luego de haber ingresado al Libro de los Récords Guinness en 1987, por haber unido  junto a los Príncipes Pierre y Rodrigo D’Arenberg, Alexis Corneille y Achille Guest, Alaska con Tierra del Fuego con una expedición de vehículos Land Rover. De los cuatro todoterreno que emprendieron el viaje de 37 mil kilómetros, arribaron tres.

Ese es uno solo de los aspectos de la vida de Alfredo Echegaray Carvallido, al que le definen como buscador de tesoros, artista, aventurero, relacionista público, DJ y organizador de eventos, entre otros títulos. Es que ha realizado todo eso y más. Aunque él prefiere autodenominarse como un renacentista innovador, solucionador, investigador histórico, handyman, comunicador y periodista, empresario, creativo en varias disciplinas y muy idóneo en acciones de marketing para proyectos de inversión. Aclara -como si quedaran dudas- que se siente cómodo con los desafíos y siempre lo mejor está por venir.

¿Quién es Alfredo Etchegaray?

Etchegaray proviene de una familia de productores agropecuarios de Uruguay y muy relacionada con hechos históricos y sociales de aquél país. “Soy hijo del ingeniero Alfredo Etchegaray Vidal y nieto del doctor Alfredo Etchegaray Etchepareborda, accionista mayoritario del Teatro Solís, que se vendió a la Municipalidad de Montevideo en 1937, en el que cantaban Carlos Gardel y Enrico Caruso, y de la primera lactería del Uruguay que producía yogur, dulce de leche y leche pasteurizada”, rememora con precisión de orfebre.

Su madre: “Raquel Juana Carvallido Albin-Villegas fue directora de una academia de danzas clásicas, artista plástica de varias escuelas como la de Bellas Artes y la de Vicente Martín, poetisa aficionada y filatelista. Ah, mi tatarabuelo Francisco Antonino Vidal fue uno de los constituyentes. Su hijo de igual nombre, médico que estudió en París, fue Presidente de la República durante la triste Guerra de la Triple Alianza de 1865. Pedro Etchegaray, mi bisabuelo, fue el pacificador que logró el Pacto de la Cruz de 1897, negociando con el caudillo blanco Aparicio Saravia y los presidentes colorados Lindolfo Cuestas y José Batlle y Ordóñez”, concluye, dando la sensación de que hay mucho más en esa prosapia familiar con tan solo preguntar.

“Confieso que he vivido”

Prácticamente, no habría personaje relevante de cualquier actividad pública de Uruguay y Argentina, y sin exagerar del mundo, en el último siglo que no tenga una fotografía con Alfredo Etchegaray (o Etchegaray con ellos ¿?).

Mirtha Legrand, Vinícius de Moraes, el Príncipe, Alberto De Mónaco, Pelé, quien cocinó y comió en su casa, Antonio Banderas, Tony Curtis, Pipo Mancera, Alberto Olmedo, Susana Giménez, Graciela Borges, Paul Anka, Luciano Pavarotti, Mariano Mores, Melanie Griffith, Anthony Delon, María Martha Serra Lima y Billy Idol, rememora el diario La Nación, pero hay un centenar más.

Cuenta que el músico y compositor británico Sting, estuvo en su casa familiar de Montevideo: “Tocó en el piano y mi madre le enseñó a bailar tango”. No podría faltar, entre las personalidades que frecuentó, el expresidente argentino Carlos Saúl Menem, muy afecto a las fiestas y las delicias del Jet Set vernáculo.

Antes de estas amistades fue cadete en una rotisería de Punta del Este. Al mismo tiempo, DJ “por entrometido, nomás” en las fiestas puntaesteñas y montevideanas. La influencia del apellido familiar y la placidez de aquel Uruguay donde convivían civilmente acérrimos adversarios que bien podían retarse a duelo o beber una cerveza en cualquier bar de la costa, lo hicieron posible.

En busca del tesoro

“En 1984, un norteamericano me pidió una investigación sobre un naufragio de un buque llamado ‘Nuestra Sra. de Loreto’”. Es que la búsqueda de tesoros en el Río de la Plata es otra de sus actividades.  “Un buzo decía que ese barco naufragado en un temporal en Montevideo en 1792 estaba cargado de oro y plata”, algo que Etchegaray comprobó que no era así.

Comenta que el Río de la Plata, que separa Argentina de Uruguay, tiene más de mil naufragios. Y que junto a su amigo ya fallecido, el buzo profesional Héctor Bado, encontraron 254, entre ellos, “el rescate más importante (fue) el 10 de febrero de 2006, cuando sacamos del lecho fangoso el telémetro y el águila de popa del acorazado Graf Spee (de la Batalla del Río de la Plata, 1939)”.

El emblema del acorazado inmediatamente a ser rescatado de las aguas del Río de la Plata.