Rosario, a solo 400 kilómetros de Buenos Aires, es disputada entre el Estado y las pandillas que el Gobierno definió como narcoterrorismo. Se dispuso la movilización de las Fuerzas Armadas a la región, para asistir logísticamente a las Fuerzas de Seguridad en el territorio. En tanto, Javier Milei anunció que enviará un proyecto de ley al Parlamento para que el Ejército tenga presencia activa en el conflicto.

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Horas de incertidumbre en Rosario

Las imágenes y situaciones en Rosario (1.700.000 habitantes), remiten a ciudades bajo control del narco, como ocurriera en Sinaloa, México, o Medellín, Colombia, durante la época de esplendor de Pablo Escobar Gaviria. Cada día se reportan varios asesinatos relacionados con drogas, venganzas o luchas por el territorio. En las últimas semanas, organizaciones de narcotraficantes se dieron a asesinar sin motivo alguno a civiles, para amedrentar a las autoridades.

El resultado es una ciudad que abandonó circular por las noches. El transporte público deja de funcionar a la caída del sol, los comercios realizan horario corrido para cerrar al anochecer, escasos delíverys en la zona del centro y sin atractivos nocturnos. Una ciudad que por las noches se recoge por temor.

El efecto Bukele

Hace dos días, el Gobierno de la provincia de Santa Fe, publicó imágenes de una requisa en la cárcel de alta seguridad donde fueron recluidos los detenidos por delitos relacionados con el narcotráfico. Eso, al parecer, enfureció a las bandas de delincuentes que desataron una matanza de civiles en represalia.

Fragmento de la amenaza cumplida del narcoterrorismo.

Mientras esto ocurre

Algunos especialistas sostienen que es un error combatir el narcotráfico de esa manera. Abogan por la liberalización del consumo, comercio y tenencia de estupefacientes como una solución que aliviaría tensiones sociales. Sin embargo, los datos internacionales desmienten tales afirmaciones, dado que donde se ha liberalizado parcialmente el consumo, tenencia y comercialización, la situación no se ha modificado.