Alguna vez, un artista reconocido de la cultura rock (googleen, para eso estamos en 2018) dijo: “Puedo entender a quien enloquece pensando en el tiempo. Estar obsesionado por esa locura de que el tiempo pase. Eso puedo entenderlo”. Y así es. Si el hecho de que el tiempo corra es de por sí una demencia, la consecuencia en las personas es inequívoca. Hay otra novela, clásica, grandiosa, que habla de cierto retrato y la incapacidad de aceptar que envejecemos. Todos. Claro que hay quienes envejecen mejor. Y otros peor.

Eva Herzigova tuvo su gran momento en los años 90. En la época de oro de las Top Model brilló a la par de Claudia Schiffer, Kate Moss, Carla Bruni. Con una diferencia, ella no tenía un perfil que la distinguiera, la rebeldía de Kate, la sofisticación de Carla, el romance sobrepromocionado de Claudia. Pero tal vez, Eva era la más hermosa de las cuatro. Puede ser, ¿cierto? Así lucía en 1992, cuando muchas de las más grandes revistas la definían como la mujer más bella del planeta. Blonda, curvilínea, sencillamente hermosa.

Eva venía de la vieja Checoslovaquia, cuna de gigantes escritores, justo cuando caía la Unión Sovietica y el destape copaba las portadas también en aquel otro lado del planeta. Tras una adolescencia distinta en un mundo distinto, rodeada de deportes (“era lo único que se podía hacer”, dijo alguna vez Eva), el estrellato en la moda la recibió con la campaña de Señorita Wonderbra. Con los años Eva, también fue la cara de Guess, marca de élite en aquellos años.

Por supuesto supo ser una ángel de Victoria´s Secret y realizó tapa de Sports Illustrated. Eva no dejó nada por hacer para una modelo de las grandes ligas. Pero tal vez por la falta de sucesos de otra índole (aquello que señalamos de sus colegas, enamorarse de un mago, por ejemplo), la popularidad le pasó pronto a la chica de la sonrisa increíble.

Eva en Sports Illustrated

Con el cambio de Siglo y la molesta sensación de que el tren de la fama se le iba, Eva intentó un golpe de efecto posando completamente desnuda para Playboy. Fue en agosto de 2004. La modelo ya tenía 31 años y conservaba todo el encanto.

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Pero en ese frágil equilibrio del shock y el error, Eva cayó en el último. Enseñó demasiado (por no decir todo) y aquello no cayó bien en un mundo extraño, de cierta hipocresía, donde incluso hoy las mujeres posan sexys en las redes, pero siempre se reservan algo.

Con la segunda década del Siglo sucedió nuevamente lo impensado. Mientras que muchas de sus colegas se retiraran de las pasarelas, Herzigova continuó trabajando. Hoy día, pleno 2018, su nombre todavía se mantiene en las listas de modelos que trabajan, algo insólito en una mujer de 44 años.

Sin embargo, su caso puede asociarse al costado más cuestionable del mundo del modelaje: el uso de la mujer, las presiones, lo poco saludable de la delgadez con la que insisten los diseñadores. En sus últimas presentaciones públicas, Eva no lució nada bien. Y si uno quiere ser un purista del lenguaje y tomar el término en lo que estrictamente se refiere en una de sus acepciones, la bella mujer lució demacrada en sus últimas apariciones. Demacrada: extremadamente delgada. Y… ¿Fría? Es decir, ¿dónde quedó la sonrisa de la chica que abre este artículo?

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Ah… el tiempo. Corre para todos, pero no para todos igual. Por esos gustos de los lectores de comparar el antes y el después de la celebridades, días atrás Guioteca publicó la actualidad de Fey. Misma edad para ambas mujeres. La cantante mantiene una silueta que es pura femineidad, explosión de sensualidad, mezcla de cóncavo y convexo (Thalía dixit). Pasaron los años, de aquella jovencita deportiva y fibrosa del otro lado de la cortina de hierro a esta mujer sofisticada y pálida del mundo de la moda. Así luce Eva Herzigova hoy.