Ganador indio del Nobel de la Paz ha salvado a más de 80 mil niños de la explotación
- Carolina Disegni, ex Guía de Cultura India
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Con sólo seis años de edad, Kailash Satyarthi, abrió los ojos respecto de una terrible realidad. En su primer día de escuela vio un niño de su edad en las escaleras del colegio con su padre.
Estaba limpiando y reparando zapatos y no entró en la escuela. Satyarthi lo siguió viendo todos los días, pero un día decidió preguntarle al zapatero por qué su hijo no iba al colegio: “Mi padre era zapatero, igual que mi abuelo. Nacimos para trabajar y mi hijo también”. Al niño no le convenció esa respuesta, ni la de sus padres, su profesor o el director de la escuela, como narra en una biografía del activista del departamento Wallanberg Legacy de la Universidad de Michigan.
Kailash Satyarthi, de 60 años, es el nuevo activista indio ganador del Premio Nobel de la Paz 2014, junto a la adolescente paquistaní Malala Yousafzai. El premio obedece a su infatigable cruzada mundial contra la esclavitud infantil, por lo que el comité lo comparó incluso con Mahatma Gandhi, como líder de protestas pacíficas contra la explotación infantil y por su contribución al desarrollo de convenciones internacionales sobre los derechos de los niños.
Es ingeniero eléctrico de profesión y nació en una familia de casta alta de Vidisha, en Madhya Pradesh. Después de postgraduado en ingeniería de alto voltaje. Satyarthi dejó su carrera para dedicarse al cambio social. Está casado y tiene un hijo y una hija.
El activista decidió prontamente pasar a la acción, cuando no era ni adolescente. Con 11 años montó un banco de libros de texto y animó a sus compañeros a recoger libros de textos usados y dinero para dárselo a las familias que no podían costear la educación de sus hijos.
En 1980, con 26 años, dejó la ingeniería y creó el diario The Struggle Shall Continue, “La lucha debe continuar”, en español. Allí se presentó un día un anciano en la redacción para contarle la historia de unos niños que trabajaban en una fábrica de ladrillos y no veían nunca la luz del día.
“Decidí dejar de hablar sobre el problema para ir a por las víctimas y sacarlas de allí”, dice la Universidad de Michigan que contó. La policía le dio una paliza, pero al final consiguió sacar a los niños de allí y empezó una campaña por fábricas, muchas veces vigiladas por hombres armados, donde los niños y sus familias permanecían cautivos como trabajadores forzosos.
Lucha silenciosa
Durante décadas luchó silenciosamente contra la esclavitud infantil, el trabajo forzado y la trata de niños. Muchos niños acaban siendo propiedad de industrias como las del diamante, las canteras y la manufactura, especialmente de alfombras, porque sus familias, desesperadas, los ceden por cantidades como $ 35 dólares. Con frecuencia, los padres no consiguen devolver el dinero y los niños son vendidos y revendidos a diferentes amos.
Kailash Satyarthi consiguió que su causa se haga mundial, con la Marcha Global contra el Trabajo Infantil. Este movimiento social, uno de los mayores del mundo, comenzó en 1989, logrando que más de 10.000 asociaciones, ONG y sindicatos de 140 países marcharan en 1998 para presionar a Gobiernos, empresarios e importadores para acabar con estas prácticas laborales ilegales e inmorales.
Entre sus logros está el rescate de más de 80.000 niños del sur de Asia y otros lugares. En estos años la Marcha Global también ha logrado mejorar las condiciones de vida de miles de niños, a través de las fundaciones Coalición del Sur de Asia contra la Esclavitud Infantil y el Movimiento Salvar a la Infancia.
Además de sacarlos de las fábricas, el activista ha logrado mecanismos para educar a esos niños. En Rajasthan creó Bal Ashram, un centro de transición donde se les enseñan conocimientos básicos a los niños recién liberados.
También está detrás de la fundación de la Campaña Global por la Educación y de que la educación se incluyera como un derecho constitucional en India, concretado en una norma que garantiza desde 2009 el Derecho de los Niños a la Educación Gratuita y Obligatoria, según la Conferencia Trust Women.
Otro de sus proyectos, Bal Mitra Gram, va a dirigido a que las aldeas del país se comprometan a abolir el trabajo infantil y garanticen la educación de los niños.
Entre sus aportes también se cuenta la creación de la iniciativa RugMark, que desde 1994 etiqueta alfombras y balones de fútbol como libres de mano de obra infantil, cuando lo son, para que los consumidores sean conscientes de su origen.
La biografía que hizo la Universidad de Michigan también se detalla que se ha jugado la vida y lo hace a diario, porque además recibe amenazas con frecuencia. Algunos de sus compañeros han sido asesinados por la causa y hace 10 años Satyarthi fue brutalmente agredido durante una acción para liberar a niñas nepalíes que trabajaban forzadas en un circo.
Una de sus frases más célebres dice: “Si no es ahora, ¿entonces cuándo? Si no eres tú, ¿entonces quién? Si pudiésemos contestar a estas preguntas fundamentales, entonces quizás podamos barrer la mancha de la esclavitud humana”.
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