Cine: ¿Cómo los hermanos Lumière crearon esta técnica de proyección de fotogramas?

Buscaron incesantemente la innovación, persiguieron la oportunidad de retratar el color y fueron agentes de cambio durante toda su vida. Su legado perdura hasta nuestros días.

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Hoy en día, las películas son parte de nuestras vidas. Seguramente muchos de nosotros no podríamos concebir nuestro día a día sin alguna serie que nos acompañe, o esperamos ansiosos por el estreno de la próxima cinta de alguna de nuestras franquicias favoritas. Sin embargo, ninguna de estas expresiones del séptimo arte serían posibles sin el ingenio de Louis y Auguste Lumière a finales del siglo XIX.

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Su familia tuvo que emigrar por la guerra franco-prusiana de 1870, que marcaría la historia de la humanidad al ser un factor determinante para el surgimiento de Alemania como la conocemos hoy en día, pero también por ser una pieza en la biografía de los futuros padres del cine, que desde ese momento pasaría a vivir en Lyon.

Según indica el blog en español de National Geographic, Antoine, padre de Louis y Auguste, era retratista y abrió un estudio fotográfico en el centro de la ciudad, destacando por su gran visión de negocios, mientras que sus hijos se formaban en la escuela técnica de La Martinière, donde mostraban gran interés por múltiples aficiones que cautivaban sus curiosas mentes.

En 1881, cuando Louis tenía solo dieciséis años, comenzó a hacer pruebas para detener el movimiento en las fotografías, hasta que finalmente consiguió crear las instantáneas, captando el momento y su luz fugaz. Su descubrimiento fue tan impresionante para la época que lo difundieron directamente en el Boletín de la Sociedad Francesa de Fotografía, impactando al mundo.

Con los años, y a través de diversas decisiones familiares, eventualmente los Lumière formarían la fábrica más importante de fotografía en el viejo continente, generando una marca de placas fotográficas con su nombre, que fue llamada “Etiqueta Azul” a raíz del color de la caja.

El negocio fue un éxito que los llevó a hacerse ricos y les permitió contratar cada vez más equipo, destinando recursos a avanzar con sus investigaciones. De hecho, tal como indican en National Geographic, en la sociedad Antoine Lumière e Hijos, mientras que el padre comenzó a construir toda clase de casas, sus descendientes optaron por la filantropía y la fe en el progreso.

Con el avance de los artilugios ópticos, la carrera hacia el cine era una verdadera realidad, en que participaban nombres tan destacados como Thomas Edison, pero finalmente fue Louis Lumière quien dió con el “cinematógrafo”, descrito por el portal web de National Geographic como una caja de madera con un objetivo y una película perforada de 35 milímetros, que se hacía girar por una manivela para capturar fotos instantáneas que componían la secuencia, que no iba más allá de un minuto, y posteriormente proyectaba la grabación en una pantalla.

Así, a inicios de 1894, los hermanos Lumière comenzaron a practicar rodajes con este innovador instrumento, que posicionaron en la entrada principal de su fábrica, buscando capturar el final de la jornada de trabajo. Así, montaron tres ediciones distintas de la película salida de la fábrica Lumière antes de enseñarla en la primera sesión pública, que se gestó un histórico 28 de septiembre de 1895 en el Salón Indio del Gran Café de París, que sería el escenario para una proyección que cambiaría la historia del arte y el entretenimiento para siempre: había nacido el cine.

No obstante, los Lumière no se quedaron solo en esto. Buscaron incesantemente la innovación, persiguieron la oportunidad de retratar el color y fueron agentes de cambio
durante toda su vida, dejando gracias a este espíritu curioso e innovador, un legado que perdura hasta nuestros días.

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