• Andrea Cova Moore, equipo de Facts
• |
• Ver más de facts

Distintos especialistas han explicado que para el dominio del crimen organizado se deben resolver algunos problemas, entre ellos, fortalecer los mecanismos de control y fiscalización de armas de fuego, así lo plantea Camila Astrain, investigadora del Centro de Estudios en Seguridad y Crimen Organizado de la Universidad San Sebastián (CESCRO). La académica argumenta que es fundamental conocer la procedencia de las armas y de las municiones utilizadas para lograr mejores resultados en el control del crimen organizado.

El control del tráfico de armas y la instalación de la criminalidad organizada es un reto para el país, no solo porque transforma la delincuencia en Chile, sino porque plantea problemas para los cuales ni las autoridades ni la sociedad estaban preparados. De acuerdo con las cifras del Ministerio Público, solo en el periodo de enero a junio de este año, se registran 1.788 denuncias de homicidios en sus distintos grados, que, en comparación con el mismo periodo de 2023, refleja un alza de 173 casos. Esto evidencia un cambio en la criminalidad y un desafío en el control y persecución de la misma.

Un fenómeno en aumento

Según un informe de la Brigada Investigadora del crimen Organizado Metropolitano (Brico), presentado en 2022, en los últimos 5 años ha habido un aumento general en la incautación de todo tipo de armas, teniendo un peak en 2020, donde la cifra se elevó a 1.717 unidades, y, por el contrario, el año con menor cantidad fue 2018 con 931. Incluso, las cifras del Ministerio Público demuestran relación con estos datos, ya que informaron que para 2020, las incautaciones de armas aumentaron en un 149%.

En cifras más recientes, en 2023 Carabineros confiscó 2.752 unidades de armamento en todo el territorio nacional, cifra que supera el peak de 2020 y evidencia la complejidad del problema. En esta misma línea, este martes, la policía realizó la mayor incautación de armas de fuego y municiones del último tiempo en la Región de Valparaíso: Granadas, subametralladoras, revólveres, pistolas, rifles, escopetas, cascos, cargadores, más de 3 mil municiones y demás elementos fueron encontrados en la comuna de Hijuelas tras una denuncia de violencia intrafamiliar.

De acuerdo con la información que consignó El Mercurio, los orígenes de las armas halladas son: robadas sin que sus dueños lo denunciaran, pertenecientes a personas fallecidas y contrabandeadas desde Argentina. Asimismo, las autoridades mencionaron que, debido a las investigaciones, pudieron determinar que algunas de las armas encontradas estaban perdidas, algunas denunciadas y otras no.

Lo que explican los especialistas

Pía Greene, ex coordinadora del Área de Prevención y de Proyectos Internacionales de la Subsecretaría de Prevención del Delito e investigadora del CESCRO, señala que se debe resolver esta temática para avanzar en la crisis del crimen organizado: “Hay evidencia que demuestra que los delitos de crimen organizado se cometen más con armas de fuego y en Chile han aumentado este tipo de delitos (…) Ciertamente hay una relación”.

La experta comenta que Chile es un país “bastante” restrictivo en las compras de armas y que la solución radica no en la implementación de mayores restricciones, sino en la fiscalización de las mismas. “Aquí las armas están asociadas a un lugar y no a una persona, tú no puedes transportar un arma, solamente puedes tenerla en tu casa a diferencia de aquellos que posean permisos especiales como la fuerza de orden y seguridad, pero cuando alguien se cambia de casa, fallece o se pierde un arma muchas veces no se actualiza (…) y todas estas son las elegibles para ser parte de delitos de crimen organizado”.

“Una persona natural que va a una armería a comprar una arma con todas las de la ley, lo más probable es que no la utilice en un delito, pero cuando esa arma se pierde o se roba, hay un problema y hoy no tenemos la capacidad de fiscalizar”, agrega.

Asimismo, señala como un problema complejo que en Chile pueden “ingresar distintas piezas de armas, que no es ilegal, y se construyen en el país, así como también existe la modificación para hacer armas semiautomáticas, incluso hay armas que se están imprimiendo en 3D”.

Por su parte, Valeska Troncoso, académica de la Universidad de Santiago y especialista en seguridad, argumenta que “el tráfico de armas es una de las manifestaciones del crimen organizado con mayor prevalencia a nivel mundial y tiene un impacto significativo en la sociedad al incrementar la violencia (…) en el caso específico de Chile se observa un aumento considerable en el tráfico de armas lo que ha intensificado la percepción de violencia en la población”.

Agrega que este fenómeno resalta la importancia de abordar la detección de armas de fuego como un elemento fundamental dentro de una estrategia integral que no solo se enfoque en la incautación, sino también en la prevención.

Por ello, Troncoso señala que para la implementación de medidas es clave fortalecer los mecanismos de detección de armas en los puntos de ingreso del país, “muchas de estas armas, ya sabemos que provienen de Estados Unidos y la proximidad nuestra con la frontera de Argentina y Brasil ha convertido también a algunas ciudades del norte de Chile en rutas clave para el tráfico de armas con destino a otros países de la región”.

En cuanto a la prioridad de las autoridades en el control de armas, la académica argumenta que si bien existe una legislación vigente, esta no es suficiente para enfrentar el problema a pesar de los esfuerzos por fortalecer el sistema de detección de armas, por ejemplo, “la tasa de homicidios cometidos con armas de fuego, sigue en aumento lo que remite a la necesidad de adoptar, entonces, medidas más efectivas y también de carácter preventivo”.