• Andrea Cova Moore, equipo de Facts
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En la medianoche del jueves, un niño de 12 años murió tras recibir un disparo en la cabeza mientras estaba al interior de un automóvil en el pasaje Huequén con San Daniel, en la comuna de Pudahuel. Los motivos aún se están investigando, sin embargo, las policías informaron que un sujeto llegó y disparó contra el vehículo donde estaba la víctima y a pesar de los esfuerzos donde lo trasladaron al Hospital Félix Bulnes, lamentablemente, falleció. Este caso no es aislado.

En el contexto de la crisis de seguridad, el Observatorio de Derecho de la Defensoría de la Niñez, reveló un informe con datos del Ministerio de Salud y la Subsecretaría de Prevención del Delito, donde demuestran un aumento en los homicidios de los menores de edad en el país. Hasta la última semana del año 2023, existía registro de un total de 38 niños, niñas y adolescentes (NNA) que murieron debido a lesiones producidas con armas de fuego. Asimismo, indicaron que existe un aumento en distintos indicadores de violencia hacia los menores de edad.

De acuerdo con los datos del informe, en 2020 murieron 33 NNA, en 2021 se registraron 29 casos, y ya para el 2022, la cifra aumenta significativamente y se ubica en 49 fallecidos, es decir, 20 casos más que el año anterior.

Por otro lado, el informe revela los casos por región en 2023 y se distribuye de la siguiente manera:

- Antofagasta: 1
- Coquimbo: 1
- Los Ríos: 1
- Valparaíso: 2
- Araucanía: 2
- Tarapacá: 2
- Bío Bío: 4
- Metropolitana: 25

Sin embargo, el informe analiza los casos por cada 100 mil habitantes, y revela que la región de Tarapacá es la que posee la mayor tasa con respecto a la población de la región y le sigue Bío Bío.

En cuanto a los lesionados por armas de fuego, el informe revela el egreso hospitalario de NNA por agresiones con este tipo de armas, identificando que estas lesiones también aumentaron.

- 2019: 99
- 2020: 153
- 2021: 82
- 2022: 128

El Defensor de la Niñez, Anuar Quesille, mencionó que “la violencia hacia los niños, niñas y adolescentes es algo inaceptable y terrible, pero no debemos olvidar que también es algo prevenible”. Además, añadió que este informe “tiene como finalidad aportar a la toma de decisiones de las autoridades competentes, para que puedan basarse en un enfoque de derechos humanos de niñez y adolescencia, para generar políticas públicas específicas y bien definidas, que reduzcan las desigualdades estructurales que impiden el ejercicio de derechos de niños, niñas y adolescentes, junto con generar acciones para la prevención y no repetición de vulneraciones de derechos humanos”.

Las causas del aumento

Sergio Sánchez, académico de Sociología del Delito y la Conducta Desviada en la Universidad Andrés Bello Sede Viña del Mar, explica que para entender estas cifras, se debe reconocer el aumento de los homicidios dolosos en general y lo señala como una situación preocupante.

El académico describe diversos factores que ayudan a delinear el panorama del país, “No se puede seguir negando el papel de la migración ilegal, esto es, la importación de determinados códigos que son propios de países que sí tienen muy altas tasas de homicidios dolosos comparadas con las de Chile. Es de una gran ingenuidad seguir negando ese dato que, por supuesto, no es el único, no estoy diciendo que sea un único factor, pero sí es uno evidente en los últimos años”.

“Otro factor es el avance de la narcocultura, cuyo evidente desprecio por la vida es una de sus características más marcadas, cuyo exhibicionismo ha sido subestimado por los criminólogos y por los sociólogos del delito”, detalla.

Adicionalmente, Sánchez menciona que, sin duda, el avance del crimen organizado “tiene relación con el aumento de los homicidios, aunque no es la única causa porque también se da un auge de determinados grupos o bandas delictivas de pocos miembros, que actúan de manera autónoma y que sí participan de elementos que son aprehensibles como propios e identitarios de las subculturas delictivas, las subculturas criminales se han ido haciendo cada vez más omnipresentes lamentablemente en ciertos sectores de la sociedad chilena”.

En tanto, Pía Greene, del Centro de Estudios en Seguridad Pública y Crimen Organizado de la Universidad San Sebastián, comenta que el aumento de este tipo de homicidios tiene dos causas: “Muchos han sido víctimas de los efectos colaterales (…) porque con el crimen organizado que al ser aleatorio puede matar a gente colateralmente. Además, en el crimen organizado se utilizan menores de edad porque son inimputables para participar de actividades ilegales y estos pueden estar relacionados con crímenes y pueden existir enfrentamientos entre bandas rivales. Esto tiene que ver con la criminalidad organizada que tenemos instalada en el país”.

Las medidas

Greene apunta que la solución para este tipo de situaciones es la prevención, “por una parte, tenemos que mirar medidas para el crimen organizado para poder detenerlo; inteligencia, la política integral de cárceles, coordinación entre las instituciones, entre otras. Pero para especialmente los menores hay que abarcar los factores de riesgo que están muy presentes en jóvenes vulnerables en el sentido de factores de riesgo y que son más dados a entrar en estas sendas delictuales”.

Por su parte, Sánchez apunta que las medidas a tomar son un desafío “que resulta difícilmente abordable en la medida en que sigamos presos de ciertos criterios que se vienen aplicando y ciertos análisis que se han vuelto hegemónicos hasta ahora (…) todo indica que las cifras de homicidios dolosos en Chile van a ir aumentando. Eso es más que evidente”.

Adicionalmente, señala que “la manera de reaccionar por parte del Estado es precisamente elaborar una política criminal que se base en una aproximación más realista al tema de la delincuencia común. Y por más realista, digo, menos ideologizada por los distintos sectores en pugna cada vez que surge el tema de la delincuencia (…) Lamentablemente, veo que no existe esa aproximación realista. Por tanto, estimo muy improbable que la tendencia se revierta o disminuya. Aquí no hay recetas mágicas, por supuesto, pero ya un primer paso consistiría en ir analizando los factores reales más allá de los imaginarios”.