¿Cómo cambiará la prueba para el ingreso a la Universidad?
- Sofía Reyes - Equipo de Facts
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Esta semana, más de 275 mil estudiantes rinden la Prueba de Transición Universitaria (PDT), que se realiza por segundo año consecutivo. Su antecesora, la Prueba de Selección Universitaria (PSU), se cambió luego de diferentes demandas que la culpaban de reproducir las diferencias del sistema educativo. Con la nueva forma se espera encontrar un equilibrio en la medición, entre lo que saben los estudiantes y lo que hacen con ese conocimiento.
El cambio: En 2019, la última vez de la PSU, Chile vivía momentos convulsionados. A raíz de la revuelta social de octubre, la Prueba de Selección Universitaria se aplazó y se rindió en enero (no en diciembre), en medio de la incertidumbre fundada por la posibilidad de manifestaciones en los lugares de rendición.
En la ocasión, un 9% de los locales tuvieron problemas debido a las protestas y parte de los alumnos afectados debieron dar la prueba 20 días después. A mediados de marzo de 2020 se anunció el fin de la PSU y la implementación de PDT que duraría dos años para, a finales del 2022 y con la admisión 2023, dar paso a una nueva prueba de acceso.
Las principales reformas: Leonor Varas, directora Departamento de Evaluación, Medición y Registro Educacional (DEMRE) de la Universidad de Chile, organismo encargado de tomar la prueba, explica las principales diferencias. “La Prueba de Transición nació justamente para producir un cambio en ese aspecto, en el de la medición”, aclara.
Tanto el año pasado como este, se integraron las preguntas “del nuevo tipo”, que en esta versión representan un 50% de los exámenes de comprensión lectora y matemáticas. Estas “miden tanto los conocimientos, como las habilidades de los postulantes”, dice la autoridad. “Es decir, buscamos un equilibrio entre lo que saben y lo que son capaces de hacer con esos conocimientos, su capacidad de aplicarlos en situaciones concretas, de resolver problemas”, agrega.
-Se cambia el foco de la medición, del currículum de enseñanza hacia “evaluar el potencial de los estudiantes para realizar exitosamente estudios universitarios, mitigando la influencia de las oportunidades de aprender que tuvieron antes de dar la prueba”, aclara Varas.
- La nueva evaluación considera menos contenidos avanzados, “aquellos que no se enseñan a todos”, dice la directora del DEMRE, pero “una mayor demanda cognitiva”.
- Otro cambio muy relevante es que ahora serán dos pruebas al año, con una versión de invierno y otra de verano. “La idea de esto es quitarle presión a los alumnos, porque antes solo tenías una oportunidad al año para dar la prueba y ahora son dos. Además, podrás elegir el mejor puntaje”, explica Jorge Ibáñez, subdirector de Política Educativa de la fundación Educación 2020.
- La próxima “versión de invierno” seguirá con el modelo de transición, pero ya para fines del próximo año se implementará la nueva prueba.
- Además, ahora “Lenguaje” es “Comprensión lectora”, tras las sugerencias que hizo en 2018 el el Comité de Expertas del Consejo de Rectores de las Universidades (CRUCh). Se sacaron “las secciones que medían indirectamente la escritura, porque se determinó que esas no conseguían medir los niveles de escritura y que incrementaban las brechas socioeconómicas entre los jóvenes”, explica la directora del organismo y asegura que “el año pasado logramos reducir las brechas con su implementación”.
Las pruebas en la historia:
- Hasta 1967 en el país existía el Bachillerato, vigente por más de un siglo. Ocho años después de la fundación de la Universidad de Chile, se comenzó a implementar un examen oral, “cuya aprobación otorgaba el grado de Bachiller”, se explica en el sitio de la casa de estudios.
- Luego de algunas críticas a este sistema, en octubre de 1965 se registró como propiedad intelectual de la U. de Chile la Prueba de Aptitud Académica (PAA), que se rindió por primera vez dos años después. Esta evaluación estuvo vigente por más de tres décadas para ser reemplazada por la antecesora de la Prueba de Transición.
- En 2002 se estrenó la PSU, que “se focalizó en los Contenidos Mínimos Obligatorios (CMO), alineados al nuevo Marco Curricular de la Enseñanza Media”, se explica en la página de la Universidad de Chile.
- A partir del próximo año se estrena un nuevo instrumento que “esperamos que esté vigente por muchos años, pero bajo permanente monitoreo, pues las pruebas deben responder a las necesidades propias de cada época”, aclara Varas.
Las discusiones en el tema: El subdirector de Política Educativa de la fundación Educación 2020 aborda la interrogante sobre “el sistema ideal”, aclarando que “no hay una solución definitiva, pero sí es necesario preguntarnos sobre cómo se reducen los riesgos y dificultades de una prueba estandarizada, que no toman en consideración el contexto de los estudiantes, para medir con la misma vara a todos”.
“Desde ahí, el ingreso a la educación superior no se puede basar solamente en la prueba de turno, sino que debe considerar otras variables, como considerar más las Notas de Enseñanza Media (NEM) o ampliar las posibilidades de admisiones especiales. Esos son los caminos por los que se debería avanzar”, dice Ibáñez. Finaliza además recalcando que “la prueba no puede corregir las diferencias que hay en el origen, hay un problema que está a la base que es estructural. Lo importante es que el instrumento de ingreso no reproduzca la inequidad de la educación en el país”.
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