Desaceleración de la economía en 2022: Las causas y consecuencias de un escenario que inquieta
- Sofía Reyes - Equipo de Facts
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Las consecuencias económicas de la pandemia se han notado, pero los índices de recuperación han sorprendido. Luego de un 2020 con un lento crecimiento a causa de los confinamientos, el 2021 superó las expectativas de diferentes organizaciones financieras. Para el periodo de julio-septiembre pasado la actividad aumentó en un 17,6%, pero el mercado prevé una situación completamente distinta para 2022. Según especialistas lo que se espera para el próximo año es una desaceleración de la economía, proyectando cerca de un dos por ciento de crecimiento.
¿Qué es? La desaceleración de la economía es un periodo que se caracteriza por un menor crecimiento respecto a un periodo anterior. Eso quiere decir que, mirando como referencia a un tiempo pasado, se comparan índices de crecimiento como el Producto Interno Bruto (PIB) y se ve su variación.
Este concepto significa que “hay crecimiento, pero va cayendo la tasa en la que se crece”, dice la economista en jefe de la empresa de servicios financieros, Dominus Capital, Michelle Labbé. Para graficar, explica que lo que ocurre en la actualidad es que “el Banco Central (BC) habla de un crecimiento de alrededor del 11% en el 2021, pero se proyecta que el próximo año este número sea en promedio un dos por ciento y 1,5% en 2023”.
“El 2021, cuando aparecen más vacunas, empieza a cambiar la situación de la epidemia y la economía se abre, lo que provoca un fenómeno que podría ser denominado de ‘rebote’”, explica Tomás Fuentes, economista del centro de estudios e investigación Libertad y Desarrollo (LyD). “Dado que la economía cayó tanto el 2020, el 2021 rebota”, aclara. Ahora bien, según el economista, no es solo la apertura de los comercios lo que afectó, también las ayudas estatales y retiros, que produjeron “un boom de consumo”, afectando los índices de crecimiento.
Mantener el ritmo de transferencias económicas que hay en la actualidad es “muy difícil”, según Fuentes, que también es académico de la Universidad Bernardo O’Higgins. Por lo mismo, “evidentemente uno podría esperar que la economía se desacelerara luego de un año con Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y con retiros, que han ayudado a la economía a recuperarse”, agrega Labbé.
Diferencias con crisis y recesión: Si bien se podría considerar la desaceleración como un fenómeno negativo, no necesariamente tiene que ser así. Efectivamente implica una ralentización en el crecimiento, pero no implica necesariamente una crisis o una recesión económica. La gran diferencia con estos fenómenos es el tiempo en que se mantiene la baja en el crecimiento o la magnitud de esas caídas.
Sin embargo, fuentes explica que “hasta el momento nadie proyecta una recesión en el país, pero la proyección es tan pequeña que si ocurre un evento mayor (como un fenómeno climático adverso) aumenta el riesgo de una recesión”. El especialista afirma que “un dos por ciento te deja muy al borde de una crisis”.
Posibles efectos: “Las tasas de crecimiento son muy bajas porque no tenemos inversión. Lo que hemos visto ahora es una recuperación en base al consumo, pero este se acaba y este año no hay grandes ni nuevos proyectos de inversión. El consumo no genera empleos”, explica Labbé, agregando que el momento de incertidumbre social y política que vive el país genera “un ambiente hostil para la inversión”.
“Una desaceleración significa que el ingreso per cápita cae. Este fenómeno implica una baja en el ingreso promedio de los chilenos”, aclara Labbé. Fuentes complementa explicando que “la proyección a los próximos cuatro años es que el crecimiento sea muy bajo y en eso hay que considerar que la población también aumenta”. Para graficarlo, dice que “la torta crece al dos por ciento, pero si los invitados al cumpleaños también crecen al dos por ciento, el tamaño del trozo de cada uno se afecta”.
Economía internacional: El economista de LyD explica que debido a la pandemia y las cuarentenas, el 2020 fue “un año de recesión, por el cierre principalmente de servicios. Eso llevó a que la economía se contrajera, no hubo crecimiento, la economía ‘se achicó’ y eso pasó en todos los países del mundo, en menor o mayor grado”. Por lo mismo, naciones que dependían más de los servicios, se vieron más afectadas. “Por ejemplo Italia o Francia, en donde el turismo es más del 20% del PIB, si los obligas a cerrar el efecto es devastador”, explica Fuentes.
Labbé coincide diciendo que “el mundo el año pasado tuvo un crecimiento negativo. Este año se espera mundialmente un crecimiento entre el seis y siete por ciento, es decir por sobre una tendencia natural, y en 2022 se espera que crezca entre uno y dos por ciento menos que este año”, finaliza.
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