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Deterioro de la salud mental en universitarios: El panorama nacional y los protocolos de acción

Especialistas estiman que la educación superior podría ser un factor de riesgo para desarrollar problemas de salud mental.

De acuerdo con un estudio de la Universidad Católica del Maule, que encuestó virtualmente a 2.500 estudiantes a través de su plataforma Mental Maule sobre su estado de salud psiquiátrica y emocional, 1.250 reconocieron presentar síntomas depresivos y, según los resultados del estudio, además de otros factores, esto podría atribuirse a la exigencia académica, donde quieren rendir efectivamente en sus pruebas y trabajos. Asimismo, señalan como punto importante la preocupación para cumplir con los compromisos económicos de la universidad y la influencia de esto en la sintomatología de la depresión.

Los resultados del estudio indicaron que la población femenina encuestada es la más afectada y presentan mayor riesgo de suicidio, incluso el 35,7% de las mujeres revelaron que presentaron antecedentes personales de enfermedad mental y un 47% se ha lesionado alguna vez.

Alex Behn, doctor en psicología clínica y académico de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica, señala que en Chile las personas que están en educación superior tienen mayor probabilidad de tener problemas de salud mental que aquellas de la misma edad que no están estudiando una carrera universitaria. “Pareciera que la educación superior es un factor de riesgo para desarrollar problemas de salud mental”, asevera el académico.

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Sin embargo, explica que también es cierto que al momento de realizar encuestas psiquiátricas en los planteles universitarios se tiende atraer más a las personas que poseen algún tipo de preocupación sobre su salud mental: “Es poco probable que el 50% de los estudiantes de la Universidad Católica del Maule tenga depresión, es una muestra sesgada. Pero de todas maneras sabemos que, en general, existe este problema que son personas que tienen un riesgo más alto”.

Behn asevera que esto se debe a múltiples factores que tienen relación con problemas de origen, es decir, se dificulta la educación universitaria por brechas emocionales y académicas que vienen de antes, así como también situaciones propias que ocurren dentro de los planteles universitarios. Esto “tiene que ver con exigencia, rendimiento individual, poco trabajo en equipo, malos hábitos que se desarrollan durante la educación superior y que se normalizan como el no dormir, tener altos niveles de estrés, mala planificación, exigencias poco realistas por parte de los docentes o incertidumbre al futuro”.

Reglamentos universitarios

Behn asegura que los planteles deberían tener frecuentemente protocolos de orientación y prevención de suicidio, debido a las altas probabilidades de sufrir problemas de salud mental estudiando en la universidad: “Debemos tener siempre en los planteles líneas de ayuda, ojalá 24/7 o por lo menos buena comunicación de recursos de líneas de ayuda ofrecidas por el Estado, como los teléfonos para la prevención del suicidio”.

Asimismo, comenta que es importante que los planteles de educación superior cuenten con protocolos de promoción y prevención sobre los problemas de salud mental, que ayuden a identificar señales tempranas de que un estudiante está desarrollando dificultades en su salud mental con el objetivo de ofrecer la ayuda correspondiente. Así como también poseer opciones para tratamientos de estabilización y apoyos para conectar al estudiante con la red.

En cuanto a los números, en 2023, la Superintendencia de Educación Superior recibió la mayor cifra de reclamos y denuncias contra distintas casas de estudio en los últimos 4 años, alcanzando un total de 4.293 requerimientos, lo que representa un alza de 12% en comparación con el 2022. De ese total, 209 están bajo la categoría “convivencia”, siendo las más repetidas “hostigamiento docente/ acoso académico”, “violencia y bullying”, “violencia, maltrato y bullying” y “discriminación”.

Johana Cabrera, doctora en psicología y docente investigadora de la Escuela de la Universidad de Santiago de Chile, menciona que, lamentablemente, no todas las universidades tienen reglamentos sobre temáticas de salud mental, lo que agrava aún más la problemática.

La académica señala que deberían existir distintos protocolos enfocados en las poblaciones que existen dentro de las universidades, “ya que, no solo son los estudiantes que sufren de problemas de salud mental, sino que también profesores y docentes, en realidad todo ser humano. Por lo tanto, deben de existir, por ejemplo, protocolos ante intervención en crisis, donde existan coordinaciones con otros servicios de salud para una respuesta rápida y efectiva”.

A su vez, agrega que los protocolos deben de incorporar información sobre las distintas unidades de salud mental y antes de referirse a planes de acción, las universidades necesitan infraestructuras y servicios que estén relacionados con prevención e información a través de campañas de sensibilización y accesibilidad a los servicios para los estudiantes.

Si te encuentras en una situación en que requieras apoyo, existen líneas de ayuda haciendo clic aquí.

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