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Evasión en el transporte público en Chile: Los desafíos y el contraste con otros países

Las cifras más actuales, su variación y los problemas que han agravado la situación.

La evasión al transporte público, y especialmente en el caso del buses RED, ha sido uno de los grandes problemas de este sistema, el cual se ha visto afectado por las elevadas cifras registradas durante diferentes gobiernos. Actualmente, la multa por no pagar el pasaje va entre 1 a 1,5 UTM, es decir, aproximadamente entre $62 mil y $93 mil, mientras que, en países como Alemania, esta acción está incluso penada por ley hasta con penas de cárcel.

En el marco del plan Anti Evasión -que contempla una mayor fiscalización, la suma de nuevas zonas pagas, el aumento a las multas a operadores por abrir puertas traseras y generar incentivos a los operadores para reducir la evasión-, el Directorio de Transporte Público Metropolitano (DTPM) detalla a Emol Facts que se han mostrado avances concretos.

Ante esto, señalan que, hasta la fecha, en fiscalización se han realizado más de 175 mil controles, cursando 15 mil infracciones. En zonas pagas se ha establecido un acuerdo con los operadores de buses para llegar a 286 en diciembre, lo que significa un incremento de 52% respecto de las que se tenían al momento del anuncio del plan. Además, indican que se permitirá aumentar la cantidad de inspectores de 688 a 900, es decir, un aumento de 25%.

“También hemos venido trabajando en la incorporación de nuevas tecnologías, por ejemplo, el pago mediante código QR, que ya tiene 1,2 millones de usuarios, y hace unos días lanzamos la campaña #YoPagoenRed, que busca promover el pago del pasaje”, manifiestan desde el DTPM.

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En el segundo semestre del año pasado, la evasión de los buses RED alcanzó el 44%, lo que representa un 3,7% más que el primer semestre del 2022. Según el ministerio, esta última es la segunda cifra más alta desde el inicio del sistema de movilización implementado en 2007. En tanto, durante el segundo semestre del 2020 fue cuando se registró la mayor evasión en el sistema, que alcanzó un 46,2%.

“El índice ha tenido un aumento sostenido desde el inicio de la medición; por ejemplo, en el tercer trimestre de 2013, el nivel global de evasión fue del 22,8% con un error muestral del 0,5%. El primer trimestre (enero – marzo) de 2022 fue de un 31,7% con un error muestral del 0,6%. Según el Directorio de Transporte Público Metropolitano, el segundo semestre de 2022 llegó al 44%. Se puede ver que el estallido social generó un punto de inflexión en el aumento de la evasión: el tercer trimestre (julio – septiembre) del 2019 fue de un 26,6% y el cuarto trimestre (octubre – diciembre) aumentó a un 32,7%”, afirma José Antonio Villa, gerente de estudios viales de MVTO -empresa dedicada a los estudios de transporte y movilidad-.

Con respecto a la situación de otros países (en base a las consultas de El Mercurio durante la Cumbre del Foro Internacional de Transporte de la OCDE):

• En Londres (Inglaterra), por ejemplo, la evasión es del 4% y se espera reducirla al 1% para el 2025. Además, este año aumentaron las multas por no pago de tarifa de 80 a 100 libras esterlinas (desde $79.500 a $99.400 aproximadamente).
• En Berlín (Alemania) no se fiscaliza con tanta intensidad, ante la implementación de políticas que han disminuido la evasión. La multa por no pago es de al menos 60 euros (alrededor de $51.400), e incluso, la evasión contempla hasta penas de cárcel según dicta la ley del país germano.

Causas, problemas y desafíos para el transporte público en Chile

El profesor de Ingeniería de Transporte y Logística UC, Sebastián Raveau, explica que el fenómeno de la evasión es complejo y que posee diversas aristas. A modo de contexto, el experto señala que existen distintos tipos de evasores, como los circunstanciales, que no tienen planificado evadir, pero se ven obligados a hacerlo por no tener carga en su tarjeta Bip!, o debido a que el bus va muy lleno.

También, indica que hay pasajeros a los que simplemente no les alcanza el presupuesto para validar en todos sus viajes, argumentando que a fines de mes se suele observar más evasión. “Otros evaden en viajes cortos, pues no están dispuestos a pagar tarifa completa por unas pocas cuadras. Asimismo, hay pasajeros que validan en metro, pero luego al abordar el bus no validan, pues no ven la necesidad (son registrados como evasores, aunque en realidad pagaron la tarifa). Y, por supuesto, están aquellos insatisfechos con la calidad del servicio ofrecido, los que evaden por rebeldía o protesta social”, asevera el académico.

Louis De Grange, director de la Escuela de Ingeniería Industrial UDP y ex presidente del Metro, asegura que, aunque las causas pueden ser diversas, el factor principal está relacionado con la inexistencia de incentivos para que las empresas absorban el costo de la evasión. Y manifiesta que, actualmente, la evasión no la pagan los operadores de buses, sino que “la pagan todos los chilenos con sus impuestos”.

José Antonio Villa explica que las sanciones no representan un castigo importante para el evasor, por lo que la conducta reiterada se hace costumbre y luego se minimiza como hecho negativo. También señala que las evasiones, por no contar con un lugar cercano para cargar la tarjeta, además del olvido o pérdida de esta, no se aprecian como motivos reales de la evasión en el día a día.

“El gran desafío que enfrenta el transporte público en la actualidad es buscar la pertenencia del servicio para toda la ciudad, que sea apreciado como un bien y necesidad de primer orden para todos. La evasión sólo genera daño a los más necesitados, ya que los recursos públicos para mantener su operación deben venir del recorte presupuestario en otros sectores que poseen las mismas o mayores necesidades hacia personas iguales o más vulnerables”, expresa el gerente de estudios viales de MVTO.

Lo que queda pendiente

Louis De Grange sostiene que se requiere, al menos, avanzar en 4 aspectos:

• Condena transversal a la evasión, de todos los sectores, y que políticos “no la consideren como una protesta legítima”.
• Cambiar leyes, argumentando que hoy la evasión es simplemente una falta y los fiscalizadores no tienen atribuciones de ninguna índole.
• Campañas comunicacionales que pongan en valor el deterioro social que implica la evasión.
• Invertir en mayor fuerza fiscalizadora durante un período de tiempo, de tal manera que los evasores experimenten dificultades evidentes al momento de evadir.

“Las medidas relacionadas a gestión, como la mayor instalación de zonas pagas o la mayor fiscalización, apoyan la baja de la evasión, pero no solucionan el problema de fondo: que el evasor comprenda que su acción genera un daño a los más necesitados”, agrega José Antonio Villa.

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