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Uso de las herramientas de la Inteligencia Artificial entre los chilenos: Los datos y los desafíos

Brechas, usurpación de identidad y desigualdad son algunos de los problemas que puede ocasionar el mal uso de la IA.

Un estudio realizado por la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de los Andes que tenía por objetivo conocer los usos y la percepción de los chilenos de las herramientas de la Inteligencia Artificial (IA), reveló entre otros resultados importantes, que el 45% de los encuestados usa herramientas con IA en su lugar de trabajo o estudio, un 20% en sus relaciones interpersonales y un 15% en su vida cotidiana.

La encuesta fue aplicada a 1.416 personas de 18 años o más de 196 comunas del país y se le realizaron distintas preguntas como el uso que le dan a las distintas herramientas que proporciona la IA, así como también el riesgo que esta pueda suponer para su vida cotidiana; el 32% lo considera riesgoso, mientras el 46% cree que no lo es. Otro reporte de la OCDE, que se realizó en noviembre de 2023, indica que el 50% de los adultos chilenos ven con desconfianza a la IA.

Desafíos de las herramientas de la IA y la regularización

La Dra. Loreto Bravo, directora del Instituto de Data Science de la Universidad del Desarrollo (UDD), menciona que la IA es mucho más que herramientas de idea generativa como ChatGPT. “La inteligencia artificial son todos los sistemas que aprenden a partir de datos y que intentan imitar al ser humano, por ejemplo, su capacidad de percepción, su capacidad de aprendizaje o de hacer cosas. Por lo tanto, cuando hablamos de regulación de Inteligencia Artificial, estamos hablando de regular toda la Inteligencia Artificial”.

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En el caso en particular del estudio y sus resultados, Bravo explica que uno de los desafíos que se enfrenta en la materia es evitar la generación de brechas. De acuerdo con la académica, existe el riesgo de que el acceso a la IA y saber usarlo bien aumente las brechas de todo tipo, “cómo evitamos los sesgos que muchas veces la IA perpetúa, y cómo nos mantenemos actualizados de tal forma de seguir vigentes en nuestros trabajos”.
Sin embargo, señala que, de acuerdo a un estudio del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), las personas pueden aumentar en un 40% la productividad y en un 20% la calidad de los resultados al trabajar con IA.

A juicio de Bravo, otro desafío es la educación sobre la IA en el país, “cómo educamos a la gente respecto a lo que la IA sabe hacer bien y lo que no… Si pensamos en herramientas como ChatGPT, tenemos que estar conscientes de que funcionan en bases a probabilidades, por lo que dan información que “probablemente” es cierta. Somos nosotros, como humanos, responsables de verificar su contenido y ajustarla a nuestro contexto de trabajo y ser críticos respecto a los resultados que nos entrega”, asevera.

El estudio de la Universidad de los Andes revela ante la pregunta “¿qué se debe enseñar en colegios y universidades sobre la IA?”, que un 29% considera que debería ser “técnicas de uso”, un 25% opinó que “contenidos y proyecciones” y solo el 24% indicó la “ética”.

Carla Vairetti, académica de la Facultad de Ingeniería y Ciencias Aplicadas de la Universidad de los Andes e investigadora del Instituto Sistemas Complejos de Ingeniería, comenta que la IA puede ser una herramienta muy útil de aprendizaje y apoyo para cualquier profesional. Sin embargo, apunta a que también puede afectar los procesos de enseñanza, sobre todo en jóvenes, “ya que es capaz de emular procesos mentales que son claves que un alumno desarrolle de manera autónoma. Por otro lado, no deja de ser una amenaza que la IA recreativa u otras tecnologías como la realidad virtual tengan un crecimiento importante que provoque aislamiento o desconcentración”.

Asimismo, coincide con Bravo y apunta que una de las principales preocupaciones que genera la IA es la desigualdad entre e intra países, además de la usurpación de identidad y estafas: “Países como EE.UU. y China están invirtiendo mucho en estas tecnologías y pueden afectar a sectores industriales nacionales como el retail. Intra país, ya que estas nuevas tecnologías solo van a ser aprendidas y adoptadas correctamente con la formación adecuada de personas, la baja formación en tecnologías de colegios de escasos recursos puede aumentar aún más la desigualdad en Chile”.

Por otro lado, Valeria Herskovic, académica del Departamento de Ciencia de la Computación de la Universidad Católica e investigadora del Centro Nacional de Inteligencia Artificial, señala en cuanto a la regularización de la IA en los lugares de trabajo que “no es claro aún, probablemente cada empresa deba definir usos aceptables e inaceptables de la IA. Por ejemplo, en un cierto contexto, el uso de ChatGPT para revisar la redacción u ortografía de un documento puede ser aceptable, pero el generar el documento puede ser inaceptable”.

Al igual que Bravo, Herskovic apunta que el contenido generado por la IA, debe ser correctamente revisado por el ser humano, ya que menciona que herramientas como ChatGPT pueden generar contenido con errores. Por otro lado, “los lugares de trabajo deberían regular qué información pueden compartir sus empleados con una herramienta de IA, porque la información compartida puede ser a la vez utilizada para seguir entrenando los algoritmos de la IA, y de esa manera podrían las organizaciones entregar información confidencial que potencialmente podría ser usada por otros”.

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