“El Abogado del diablo”: Las referencias bíblicas y demoniacas de la película de Al Pacino y Keanu Reeves
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En 1997 el director Taylor Hackford estrenó “El Abogado del diablo” (“The devil’s Advocate”), un thriller de terror sobrenatural que relataba cómo Kevin Lomax (Keanu Reeves), un joven y brillante abogado que nunca había perdido un caso y que vivía en Florida en compañía de su bella y joven esposa Mary Ann (Charlize Theron), era contratado un día por un poderoso y prestigioso bufete de Manhattan, Nueva York, liderado por John Milton (Al Pacino), un misterioso, brillante y carismático hombre de negocios. Lo que Lomax no sabía era que Milton escondía planes muy oscuros con respecto a su futuro y, a medida que su esposa enloquecía por fenómenos visuales atemorizantes, lentamente comenzaba a darse cuenta de que el dueño de la firma no era quien parecía ser y, de hecho, era el mismísimo príncipe de las tinieblas.
Esta moderna fábula cinematográfica gótica, partiendo por su explícito título, contiene varias referencias relacionadas con famosas películas de temática satánica y conocidas obras maestras de la Literatura Universal, como la Biblia; “El Paraíso Perdido”, la epopeya épica de John Milton; “La Divina Comedia” de Dante Alighieri y la leyenda de “Fausto” de Goethe, las cuales pueden enumerarse del modo siguiente:
1) El nombre del personaje interpretado por Al Pacino en “El Abogado del diablo” se llama igual que el poeta británico John Milton (1608-1674), autor del poema épico “El Paraíso Perdido”, publicado en 1667, que narra la derrota y caída de lucifer y su ejército de ángeles rebeldes a los infiernos, además del tema bíblico de la tentación y caída de Adán y Eva.
Lucifer, tal como el personaje de John Milton en la película, en “El Paraíso Perdido” es un personaje orgulloso, carismático y persuasivo, que tras reagrupar a sus legiones derrotadas y arrojadas a un lago de fuego, decide vengarse de Dios de forma indirecta, corrompiendo a los seres recién creados -el hombre y la mujer- que viven en el paraíso en un estado de felicidad permanente.
De ese modo, rebelándose en contra de Dios y quejándose de ser perpetuamente “subestimado”, el personaje de John Milton en la película, tal como el satanás de “El Paraíso Perdido”, lleva consigo el infierno dentro de sí a cualquier parte a donde vaya. Y, según el estudioso danteano Amilcare A. Iannucci, es un “Cielo huyendo del Cielo”, con un “sentimiento de mérito herido”.
2) Otra de las referencias directas de la película “El Abogado del diablo” al poema “El Paraíso Perdido” es la escena en que Kevin Lomax le dice a Milton la famosa frase “Mejor reinar en el infierno que servir en el cielo”, frase que por cierto está incluida en una de las páginas de este poema épico del siglo XVII.
El parlamento original pronunciado por satanás en “El Paraíso Perdido” es el siguiente:
“¡Salud, mundo infernal! Y tú, profundo Averno,
Recibe a tu nuevo señor, cuyo espíritu
No cambiará nunca, ni con el tiempo, ni en lugar alguno.
El espíritu vive en sí mismo, y en sí mismo
Puede hacer un cielo del infierno, o un infierno del cielo.
¿Qué importa el lugar donde yo resida, si soy el mismo que era,
Si lo soy todo, aunque inferior a aquel
A quien el trueno ha hecho más poderoso?
Aquí, al menos, seremos libres,
Pues no ha de haber hecho el Omnipotente este sitio
Para envidiárnoslo, ni querrá, por lo tanto, expulsarnos de él;
Aquí podremos reinar con seguridad, y para mí,
Reinar es ambición digna, aun cuando sea sobre el infierno,
Porque más vale reinar aquí, que servir en el cielo”.
3) El profesor Eric C. Brown sostiene que la escena final en la que John Milton intenta persuadir a Lomax para que tenga relaciones sexuales con su media hermana para concebir al Anticristo, es la más “miltónica” de todos, ya que las esculturas que están a sus espaldas de pronto se vuelven animadas y practican actividades carnales que evocan la caída de los ángeles rebeldes de “El Paraíso Perdido”. Asimismo, el monólogo de Milton en esta secuencia también recuerda las líneas que pronuncia satanás en los libros I y II de “El Paraíso Perdido”.
Las palabras de Milton a Lomax cuando se refiere a la tentación del ser humano, en la que intenta racionalizar la rebelión contra Dios denunciando el modelo divino de obediencia, resumido en la frase “Mira, pero no toques; toca, pero no pruebes; prueba, pero no tragues”, se ha comparado en tanto con la parte que aparece en el libro IX (líneas 720-730) de “El Paraíso Perdido”, en que satanás insta a Eva en el Jardín del Edén a comer el fruto prohibido : “Él sabe que el día en que comáis del fruto, vuestros ojos que ahora parecen tan claros y que, no obstante, están turbados, quedarán perfectamente abiertos e iluminados, y seréis como dioses, conociendo a la vez como éstos el bien y el mal”.
4) El filme contiene varias referencias bíblicas, como la comparación de la ciudad de Nueva York con Babilonia. En la parte inicial de la película, Alice Lomax, la madre de Kevin, le dice a su hijo que se cuide de Nueva York, porque es la nueva Babilonia, citando el Apocalipsis 18:17: “Ha caído, ha caído la gran Babilonia, y se ha hecho habitación de demonios y guarida de todo espíritu inmundo, y albergue de toda ave inmunda y aborrecible”.
5) Algunos autores han comparado la figura de Mary Ann, la esposa de Kevin Lomax que es víctima de una espantosa violación por parte de Milton, con la Virgen María, mientras que la traducción literal del nombre “Christabella” (el sensual personaje femenino interpretado por la actriz Connie Nielsen que resulta ser también la hija del diablo y la media hermana de Kevin Lomax) es “Cristo bello”.
Otros, en tanto, han relacionado al personaje del director Ejecutivo Eddie Barzoon, el lugarteniente de John Milton en la firma legal interpretado por Jeffrey Jones, con el príncipe demonio Belcebú, el segundo general después del diablo en los ejércitos infernales.
6) El mencionado autor danteano Amilcare A. Iannucci afirma que la trama de “El Abogado del diablo” sigue el modelo de la “Divina comedia” al comenzar con la selva oscura, en la que Lomax pierde la conciencia defendiendo a un hombre culpable, para luego entrar a explorar círculos más profundos del infierno. Iannucci, de hecho, compara la estructura del edificio de oficinas de la firma de John Milton de Nueva York con los círculos infernales, dando como ejemplos las chimeneas donde las llamas siempre están presentes, los fenómenos visuales demoníacos y la inquietante piscina ubicada fuera de la oficina de Milton, en la azotea misma del edificio, análoga a la casa helada del satanás de Dante, aunque situada en la parte superior del infierno en lugar de en la parte inferior.
7) La escena final de Milton tentando a Kevin Lomax para que realice sus diabólicos designios, según algunos, está claramente inspirado en el capítulo bíblico de los Evangelios donde se menciona la tentación del diablo a Jesucristo.
8) Al igual que con el “Fausto” de Goethe, el diablo comúnmente representado en el cine se asocia con la lujuria y la tentación, mientras que el sexo o la violación suelen ser también los medios por los que satanás crea al Anticristo, tal como ocurre en la célebre película “Rosemary’s Baby” (1968), de Roman Polanski, donde la joven ama de casa interpretada por Mia Farrow, tras ser drogada por una secta satánica, se queda embarazada después de ser violada por una extraña criatura que le deja el cuerpo lleno de marcas.
El personaje de Milton en la película le muestra a Lomax muchas mujeres seductoras para inducir su caída y el mismo Milton viola brutalmente a Mary Ann, la esposa de Lomax, dejándole el cuerpo lleno de llagas.
9) El tema del libre albedrío (el poder de las personas de elegir y tomar sus propias decisiones) es también un tema importante en la “Divina comedia”, y las reflexiones que se hacen en la película sobre ese concepto son similares al Purgatorio de Dante, 16.82-83 (“si el mundo actual se ha descarriado, en ti está la causa, en ti hay que buscarla”).
En el “El Abogado del diablo” Milton le dice a Lomax “Yo no muevo los hilos, no hago que las cosas pasen; el mundo no funciona así”, haciendo referencia a que son los propios seres humanos quienes, con sus acciones imprudentes o malévolas, se atraen infortunios no decretados por el destino.
Los guionistas Tony Gilroy y Jonathan Lemkin concibieron la cinta “El Abogado del diablo” como una “obra de moralidad moderna” y un “cuento fáustico”. Por eso, a medida que desarrollaron el guión, el libre albedrío se convirtió en un tema de importancia, sugiriendo que los eventos que aparecían en la cinta no eran causados por Milton. De ese modo, se sugiere que Milton no mata a Eddie Barzoon, sino que éste es asesinado por desafiar a unos asaltantes mientras trota por un parque de Nueva York, ni tampoco al fiscal de los Estados Unidos Weaver, quien es atropellado por un auto porque de manera arrogante no mira a los vehículos cuando se dispone a cruzar una calle.
Asimismo, el libre albedrío aparece en la escena final de la cinta, cuando Kevin Lomax, tras suicidarse con un disparo en la casa de Milton, para no procrear con su media hermana al Anticristo, aparece de nuevo en un baño de un tribunal de Florida, como si todo lo que vivió hubiera sido un sueño. En ese momento, Lomax opta por hacer lo correcto y se niega a defender a un cliente culpable, pero finalmente sucumbe ante el pedido de reportaje de un periodista que quiere publicitar su caso, y que no es otro que el mismo John Milton, quien, mirando a la cámara, pronuncia la frase que cierra la película: “La vanidad, definitivamente, es mi pecado favorito”.
10) El autor Gabriel Rodríguez, en su artículo “El verdadero satanismo y su falsa libertad”, comenta que en la película “El Abogado del diablo” “no se presenta al demonio con cuernos en llamas, cola de flecha y patas de cabra, sino que se presenta como ‘un caballero que viste de traje, capa de opera y corbata blanca’. Al menos así lo describía Shakespeare. De esta manera, sus trampas aparentan un fuego que no quema. Sus estrategias no son llamas que queman y te hacen quitar la mano. Son más bien como un sol que te da una sensación agradable y acogedora. Te hace sentir en la playa, acostado en la arena y disfrutando sus rayos pero, cuando te levantas, eres un carbón y, sin darte cuenta, te has convertido en manjar de tu enemigo”.
Rodríguez agrega que “la película “El Abogado del diablo” realiza una gran labor en mostrar este hecho. Es la historia de un abogado que, no habiendo perdido jamás un juicio, se da cuenta a medio caso de la culpabilidad de su cliente. Teniendo argumentos para ganar el caso declarando su inocencia, se encuentra en un dilema. ¿La honestidad o su reputación? Todo le mueve a ser honesto, excepto su jefe y sus compañeros de trabajo. Estos, finalmente, le impulsan a optar por la victoria del caso. Tras este éxito, es promovido y su fama y fortuna crecen sin medida: el sueño de la esposa, la casa perfecta, la familia ‘ideal’. ‘La vanidad, mi pecado preferido’, dice en una ocasión su jefe mientras lo ve escalando la cumbre de la fama. Pero el paraíso comienza a desvanecerse con el tiempo. Se encuentra infiel a su matrimonio, con problemas y un sentimiento de vacío, aunque sus cuentas bancarias estuvieran cada vez más llenas. Agobiado por todo esto, su jefe le confiesa un día que él es el diablo y le muestra qué fácil le es guiar a los hombres por donde quiere, usando el dinero como carnada”.
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