La aterradora caja Dybbuk, el mueble maldito que estaría habitado por un espíritu judío maligno

Un pequeño baúl de madera para vinos ha sido el causante de desgracias e infortunios para los dueños que ha tenido.

Guía de: Fenómenos Paranormales

Los primeros antecedentes de la llamada caja Dibbuk, una antigua vinacoteca o pequeño baúl de madera para almacenar vinos que tiene fama de ser un mueble maldito, se remontan a finales de la Segunda Guerra Mundial cuando su propietario original, un superviviente del holocausto polaco, huyó a España para luego refugiarse en los Estados Unidos.
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Este hombre falleció en el 2001 y su nieta vendió la caja en un mercadillo organizado por unos vecinos a un restaurador y coleccionista de muebles de Oregón llamado Kevin Mannis, no sin antes advertirle que la caja había estado en el cuarto de costura de su abuela de 103 años de edad y que nunca era abierta ya que un dybbuk – una entidad maligna según el folclore judío, “el espíritu de una persona que, en lugar de pasar al otro mundo, se queda en el nuestro y es capaz de poseer a otras criaturas” – vivía en su interior. El coleccionista, algo inquieto, le ofreció devolverle la caja a la nieta, quien sufrió una crisis nerviosa y se negó a aceptarla.

Un Dybbuk, en el folclore judío, es un espíritu maligno capaz de poseer otras criaturas, y se cree que es el alma en pena de un muerto que escapó del Gehena, término hebreo traducido algunas veces como "infierno".

Un Dybbuk, en el folclore judío, es un espíritu maligno capaz de poseer otras criaturas, y se cree que es el alma en pena de un muerto que escapó del Gehena, término hebreo traducido algunas veces como “infierno”.

Al abrir la caja, el coleccionista de muebles encontró que contenía dos peniques de 1920, un mechón de cabello rubio, un rizo de cabello castaño y una pequeña figura que tenía grabada la palabra hebrea “Shalom”. Media hora después de comprarla, según Mannis, su tienda de antigüedades quedó arrasada por “una fuerza misteriosa” y desde el sótano comenzaron a llegar “ruidos terribles”.

Mannis, entonces, decidió regalarle el objeto a su madre, pero al poco tiempo esta sufrió un infarto y hasta un derrame cerebral que la dejó muda por un tiempo: la señora acabó devolviéndole el regalo a su hijo con una nota que decía “odio regalo”.

El restaurador de muebles afirma que, posteriormente, comenzarían a acontecer más desgracias y hechos extraños: su negocio comenzó a tambalear y una vez en su casa comenzó a ver sombras chinescas y quedó como desmayado cerca de su computador; al despertar sintió como si algo le estuviera respirando en el cuello y, cuando volvió la cabeza, vio una enorme figura de la sombra corriendo lejos de él por el pasillo. En ese momento decidió vender el artículo en Ebay, junto con una detallada historia de lo que le había sucedido desde la obtención de la caja.
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El siguiente dueño de la caja Dybbuk sería Iosif Neitzke, quien aseguró que el pequeño baúl había sido el causante de que comenzara a sufrir problemas de visión y también de que se le cayera el pelo. Neitzke también reportó que el gabinete era el causante de aparición de luces y fuegos en su casa, una plaga de insectos y todo tipo de problemas con los aparatos electrónicos.

La caja Dybbuk nuevamente sería puesta a la venta en un remate, cuadruplicó su precio y pasó a poder de un director de un museo en Missouri llamado Jason Haxton, quien tampoco se libró de la supuesta maldición del objeto: “Al día siguiente de recibirlo en la oficina me desperté con el ojo derecho como si me hubieran pegado”, relató Haxton en un artículo titulado “¿Una caja maldita?”, que publicó la periodista Leslie Gonstein en julio de 2004 en el reputado periódico Los Angeles Times.

Haxton también agregaría que después de adquirir la caja Dybbuk comenzaría a sufrir de fatiga, una constante congestión nasal y tos, además de notar un sabor metálico en la boca. Intrigado por el maléfico objeto, Haxton rastreó la historia del objeto y más tarde escribió un libro que detallaba su extraña historia, que incluía hechos como que todos los dueños de la caja comentaban haber percibido un olor a amoníaco que provenía de allí y que sufrían de pesadillas donde aparecía una horrible anciana junto a ella.

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La caja Dybbuk inspiraría la película “The Possesion” (2012), en la cual se muestra la mitología de la caja y la posesión desde el punto de vista del Judaísmo. Actualmente este pequeño baúl maldito es propiedad de Zak Bagans, investigador paranormal y presentador del programa “Ghost Adventures” (“Buscadores de Fantasmas”), quien la compró para su colección personal en el museo “Zak Bagans Haunted Museum”.

Según informó Bagans, la caja es expuesta cerrada al público general y sólo puede verse abierta en una sala privada, siendo mayor de edad y firmando un contrato de responsabilidad, pues, según precisó, “esa caja oculta algo oscuro”.

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