En la espeluznante galería de muñecas embrujadas, donde destaca la célebre Annabelle (que inspiró la película de terror homónima del 2014), se encuentra Mandy, una muñeca de porcelana supuestamente encantada que actualmente se exhibe en el Quesnel & District Museum de Canadá, cuyos ojos parecen seguir a los visitantes y que, además, tiene la facultad de volver locos a los dispositivos electrónicos que se ponen en su presencia.

Mandy, una muñeca cuyo infantil rostro agrietado se contrae en una media sonrisa de aspecto siniestro, fue creada entre 1900 y 1920, y fue donada al museo en 1991.

Su dueño anterior relató que tras adquirir el juguete supuestamente comenzó a ser incomodado en su casa por el misterioso sonido de un bebé llorando por la noche. Siguiendo el sonido hasta su sótano, no encontró nada más que la brisa que entraba por una ventana abierta y a… Mandy, sentada en el mismo lugar. Convencido que la espeluznante muñeca de porcelana era la responsable del llanto fantasma, la donó al Museo Quesnel. Misteriosamente el inexplicable llanto nocturno se detuvo una vez que la muñeca se fue de su casa.

Una vez que Mandy llegó al Quesnel & District Museum y fue colocada en un escaparate frente a la puerta principal, se inició una nueva ola de angustia e incomodidad para los trabajadores y los visitantes del lugar.

Los miembros del personal comenzaron a informar que se escuchaban pasos incorpóreos en el museo, sin mencionar que sus almuerzos comenzaron a perderse, sólo para aparecer horas después cuidadosamente escondidos en cajones al azar. También. según sus relatos, empezaron a desaparecer libros y material de oficina de forma rutinaria.

Finalmente, Mandy tuvo que ser trasladada a una exhibición más privada, en un escaparate de vidrio cerrado con llave, alejada de otras muñecas de su tipo, porque se rumoreaba que las volcaba en medio de la noche debido a algún tipo de celos.

Después que la aterradora historia de Mandy fuera relatada en una edición de 1999 del libro “Historias sobrenaturales alrededor de la Columbia Británica”, la gente comenzó a acudir en masa al museo para ver la muñeca encantada con sus propios ojos.

Sn embargo, los visitantes aseguraban que tenían problemas para fotografiar o grabar en video a Mandy. Las baterías de las cámaras, según su versión, se agotaban, los flashes no prendían o los dispositivos no funcionaban correctamente, por lo que el personal recomendó preguntarle a Mandy si estaba bien tomarle una fotografía, pues aseguraban que los dispositivos parecían funcionar de manera más confiable si lo hacían.

“Intentas grabarla en video y la luz de tu cámara se enciende y apaga, y hemos tenido personas que dijeron en mayo de 2000 que el cordero que siempre se sienta en el regazo de Mandy terminó inexplicablemente en el piso, debajo de su vitrina”, relató Honey Affleck, presidenta del museo, quien agregó que los ojos de la muñeca parecen seguir a los visitantes mientras caminan por la exhibición.