Carol II: El Rey fanático del fútbol que vio frustrado su sueño de ir al Mundial
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- Jorge Rodríguez
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Para la primera edición de los Mundiales de fútbol, en Uruguay 1930, sólo asistieron cuatro selecciones europeas. A saber, Francia, Bélgica, Yugoslavia y Rumania. La participación de este último equipo se debió a los afanes de su rey, Carol II, quien era muy asiduo al balompié gracias a su abuelo, el Duque de Edimburgo.
La historia indica que el monarca había retornado a su país el 6 de junio de 1930 para reasumir la corona, tras un exilio debido a una relación extramarital que le hizo renunciar a sus derechos en 1925. Sin embargo, una crisis política en la nación del Este europeo le permitió el regreso siendo nuevamente coronado dos días después de su llegada.
Paralelamente, había llegado desde la FIFA la invitación para asistir al Mundial uruguayo. El rey Carol se entusiasmó, y aunque la Selección Rumana sólo había debutado como tal en 1921 se dio en la tarea de conformar el plantel para el viaje a Sudamérica.
Pero había un pequeño gran detalle: la mayoría de los potenciales seleccionados trabajaban en la petrolera Anglo-Persian Oil Company, de propiedad inglesa, y que se negó a la solicitud de ceder a sus hombres por tres meses –que era el lapso comprendido entre el viaje de ida, participación en el Mundial y regreso a casa-. Ante eso, Carol II le pidió a su primo Jorge V, rey de Inglaterra, que intercediera ante la petrolífera asumiendo el pago de los sueldos de sus muchachos a cambio de motejar el permiso como “vacaciones extraordinarias” además de respetar su puesto de trabajo.
Formalizado el acuerdo, la leyenda comienza exponiendo que fue el propio Carol II quien designó a los quince mundialistas que llegaron hasta Uruguay. También, se dice que se embarcó con la delegación en el buque Conte Verde –que llevó a los rumanos hasta los márgenes del río de la Plata junto a franceses y belgas-, supervisando incluso, junto al técnico Coste Radulescu, los entrenamientos que sus jugadores tenían en la cubierta del barco en las dos semanas que duró el viaje.
Pero fue el propio soberano quien desmintió estas versiones poco antes de su fallecimiento, en abril de 1953, cuando confesó que una de sus grandes frustraciones fue el no haber asistido al primer Campeonato Mundial de Fútbol en Uruguay. Incluso, agregó que si el certamen se hubiera jugado en 1931 “yo habría viajado y hubiéramos tenido un equipo mucho más fuerte”.
El porqué no pudo concretar el viaje fue que tenía que ordenar la casa tras la crisis institucional que lo llevó de vuelta a su patria. Y en su palacio fue que se enteró que Rumania había debutado con un triunfo 3-1 sobre Perú, el 14 de julio; y que una semana después cayó 4-0 ante el representativo local. Esos resultados dejaron a los rumanos en el octavo puesto entre trece participantes, lo que no le debe haber parecido nada de mal a Su Majestad. Para ser la primera vez…
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