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Israel, un difícil momento con el mundo árabe

Un complejo panorama enfrenta el gobierno israelí: Revueltas internas, pérdida de aliados estratégicos, inestabilidad en la zona y el reconocimiento de Palestina, nublan su horizonte.

“El tratado de 1979 no es sagrado como el Corán”. Con esa frase, Nabil Elaraby, secretario general de la Liga Árabe dejó en claro que las cosas cambiarán en Egipto tras la caída de Hosni Mubarak. El ex ministro de Relaciones Exteriores de Egipto -cargo que dejó luego de ser nombrado como máximo representante de la Liga Árabe-  se sumó, de esta forma, a otras voces que han pedido un cambio en Medio Oriente. Particularmente, se trata de dos hechos que han causado y siguen provocando gran molestia en los países árabes y musulmanes de la zona.

Primero, la no existencia de Palestina como un estado y, segundo, las desproporcionadas reacciones que suele tener el gobierno israelí ante acciones que considera amenazantes o ante otras que ciertamente son ataques. Esto último adquirió gran relevancia  luego que, en mayo de 2011, la flotilla Mavi Marmara fuese atacada con una incomprensible y vehemente actitud por las fuerzas israelíes. La embarcación iba en ayuda de la Franja de Gaza que, como de costumbre, se encontraba bajo el bloqueo de Israel.

Si bien en el momento se produjo una gran polémica y se tensaron las relaciones en Medio Oriente, la gran repercusión llegó en los últimos días. Primero, el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, anunciaba la expulsión del cuerpo diplomático israelí de Turquía -al mismo tiempo que declaraba rebajar las relaciones diplomáticas a un básico nivel- y, luego, aseguraba que el gobierno turco suspendería los nexos existentes (con Israel) en Comercio, Defensa y Fuerzas Militares.

Benjamin Netanyahu

Foto: Reuters

Pero eso no fue todo, ya que los secretarios generales de la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) y de la Liga Árabe de inmediato anunciaron que apoyarían a Turquía en su afán de llevar ante la Corte Internacional de Justicia el asunto de la flotilla de Gaza.  Posteriormente, el mencionado Nabil Elaraby (secretario general de la Liga Árabe) pidió a los países árabes que “no dejen sola a Turquía en esta oportunidad”.

Esta firme reacción de Turquía (y de los países que han mostrado su apoyo) se produjo luego que la ONU publicara el Informe sobre la Flotilla de Gaza, en el cual se estableció que el bloqueo a Gaza y la operación militar contra el Mavi Marmara fueron legítimos. Además de eso, Israel insistió en no disculparse con Turquía. Esto trajo consigo la gran molestia de Ankara, que no tardó en hacerse respetar.

Junto a eso, el gobierno turco anunció que Recep Tayyip Erdogan visitará Gaza y que, además, trabajará en forma conjunta con la Autoridad Nacional Palestina (ANP) para conseguir el reconocimiento de Palestina como miembro en la próxima Asamblea General de la ONU. Como es sabido, en este foro, que tendrá lugar el 13 de septiembre, la ANP pedirá el reconocimiento de Palestina como estado.

Respecto a esto último, Israel debe preocuparse, pues ciertos representantes del gobierno israelí han comenzado a asumir la nueva realidad, pero, más allá de eso, el mundo árabe parece estar dispuesto, por primera vez, a apoyar con todo a Palestina. En este sentido, la diplomacia árabe ha obtenido un gran logro, ya que consiguió que la Unión Africana, la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) y el Movimiento de los No-Alineados se sumen a la Liga Árabe en su apoyo al reconocimiento de Palestina como miembro de la ONU.

Sin embargo, hay más, ya que Egipto y Turquía están en conversaciones para establecer una alianza entre ambos países. Más allá del asunto de Palestina e Israel, son dos ejes que buscan reforzar sus nexos. Es así que Recep Tayyip Erdogan visitará Egipto el 12 de septiembre, para hablar sobre diversos temas, entre ellos cooperación militar y asuntos diplomáticos.

A este contexto se debe sumar la  gran crisis que está viviendo Siria, ya que, dejando a un lado la parte humana (la más importante, pero para el análisis político no tanto, aunque suene frío), la caída de Bashar Al Assad podría ser grave no sólo para la región, sino que, específicamente, para Israel. Rodeado por dos ex aliados que hoy están enfadados (Egipto y Turquía), bajo la sombra del peligroso Mahmoud Ahmadinejad, presidente de Irán, e intranquilo ante la evidente llegada de islamistas al poder, la presente situación de Israel es muy preocupante para su gobierno.

El único gran aliado israelí en estos momentos es el Congreso de Estados Unidos, que goza de gran poder por parte de políticos pro-Israel y, muchos de ellos, de religión judía. Hace algunos meses, Barack Obama pidió a Israel que reconozca a Palestina dentro de los límites de 1967, pero apenas unos días después Benjamin Netanyahu fue recibido y vitoreado como un héroe en el Congreso estadounidense. La Unión Europea (UE), como siempre, ha mostrado la tradicional ambigüedad, aunque el presidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, ha dado, nuevamente, un apoyo al ingreso de Turquía a la UE. ¿Qué irán a decir Angela Merkel y Nicolas Sarkozy? Resulta difícil que el bloqueo europeo se involucre a fondo tomando en cuenta la crisis financiera europea.

Sin embargo, eso no es suficiente como para sentir relajo, pues el reciente fin de semana cerca de 400.000 indignados israelíes salieron a las calles para reclamar contra su gobierno. No se trata de los asuntos internacionales, sino que de la calidad de vida de la población, de la corrupción y de otros temas que tienen a la sociedad israelí muy atenta y dispuesta a seguir luchando por lo suyo.

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