Si los hinchas de Universidad Católica pensábamos que tras la eliminación de la Copa Sudamericana la semana no podía ser peor, lamentablemente la tarde de este sábado recibimos otro duro golpe. Uno que ratifica que el proceso de Tiago Nunes está totalmente acabado.

Jugando un pésimo partido, la UC sostenía la ventaja mínima en Chillán ante Ñublense. Sin embargo, en el último minuto de los descuentos, un lateral terminó con el empate de Lorenzo Reyes. Muy merecido, porque los locales fueron superiores de principio a fin.

El técnico brasileño ya venía sumamente cuestionado luego de lo ocurrido la noche del martes contra Palestino. Su propuesta futbolística no tiene ninguna relación con la historia de La Franja. Y por eso es que se necesita con urgencia un cambio.

Católica, en este 3-4-3, tiene muy poco manejo de la pelota, especialmente si no juega Alfred Canales, inexplicablemente suplente en el sur. Es un equipo sumamente lento, sin sorpresa, cambio de ritmo y rompimiento de líneas.

La conexión entre los laterales y los punteros es inexistente. Nadie se hace cargo del juego colectivo, lo que lleva a que Fernando Zampedri tenga que retroceder muchos metros para recibir el balón. No es casualidad que el “Toro” solo haya convertido una vez en ocho partidos oficiales esta temporada.

Además, la insistencia del DT con futbolistas de bajísimo nivel ha sido sumamente perjudicial. Dylan Escobar no está ni cerca de ser el jugador que deslumbró el 2024 en Coquimbo, Tomás Asta-Buruaga jamás se ha acomodado como stopper por izquierda, Jader Gentil no toma buenas decisiones ni influye en la faceta ofensiva, y Eduard Bello tampoco ha sido desequilibrante en ataque.

Ni hablar de sus constantes peleas con los árbitros. En la capital de Ñuble ni siquiera pudo estar en cancha por suspensión, tras ser expulsado en el triunfo frente a Iquique de la fecha anterior. Su equipo juega muy mal, él dirige peor aún.

Una derrota el próximo sábado contra Colo Colo, ad portas del receso eliminatorio, liquidara a Nunes. A decir verdad, ni siquiera debería estar en la banca contra el campeón defensor. Es crónica de una muerte anunciada.