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La historia de “Perros de la calle”, la primera película de Quentin Tarantino

En 1992 un joven cineasta impactó con su ópera prima, una cinta que descolló por su humor negro, ingeniosos diálogos y crudas escenas de violencia.

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En 1990 Quentin Tarantino, un joven y desconocido empleado de un videoclub de Los Ángeles y fanático del cine desde los 7 años, comenzó a escribir un guión de una película de maleantes a la que tituló “Reservoir Dogs”. Cinta que, según el mismo Tarantino, debía ser como “La Pandilla Salvaje de los años 90”, y que pensaba filmar con algunos amigos en 16 mm, en blanco y negro y con un escuálido presupuesto de 30 mil dólares.

Perros de la calle

 

Inspirándose en películas del género negro como “The Killing” (Stanley Kubrick), “City on Fire” (Ringo Lam), “Beter Tomorrow II” (John Woo), “Pelham 1,2,3”, “Rififí” , “Straight Time” e “Intruder” (producida por un tipo al que acababa de conocer, Lawrence Bender), el guión de Tarantino relataba como seis criminales profesionales eran contratados por un viejo gángster local llamado Joe Cabot y su hijo “Nice Guy” Eddie para un trabajo. Los maleantes no se conocían entre sí y se mantenían en el anonimato, escondidos bajo nombres de colores: el señor Naranja, el señor Blanco, el señor Rosa, el señor Rubio, el señor Marrón y el señor Azul. La banda, dirigida por Joe Cabot, preparaba minuciosamente el robo a un almacén de diamantes, pero la policía aparecía inesperadamente en el momento del atraco, convirtiéndolo en una masacre que tenía como resultado las muertes de algunos policías, empleados y también del señor Azul y del señor Marrón. Todo hacía sospechar que había un traidor en sus filas, cosa que era efectiva pues el Señor Naranja era en realidad un policía infiltrado por la policía de Los Ángeles para arrestar a Joe Cabot.

Reunidos a puerta cerrada en un viejo almacén abandonado, los supervivientes se enfrentaban entre sí intentando descubrir quién les había conducido a esta situación límite. Lo genial de asunto era que el asalto no aparecía nunca en la película. Así, cuando cada uno de los componentes de la banda entrara por la puerta del almacén, llegarían con visiones y perspectivas diferentes sobre lo que había ocurrido en realidad, y el espectador tendría que imaginarse qué había pasado y qué había salido mal.

La película, además de contener inspirados toques de humor enfermizo a pesar de la desmedida y violenta amenaza que se cernía sobre cada uno de los personajes, presentaba a éstos y varias situaciones importantes de la trama a través de diálogos y flash-backs parciales que ilustraban los antecedentes de la situación central. La película, en todo caso, comenzaba con una escena totalmente inofensiva, cuando los hampones aparecían desayunando en un bar, comentando toda clase de hechos banales, como las razones de por qué la canción de Madonna se llamaba “Like a Virgin” o si era ético dejarles propina a las meseras.

Perros de la calle

Luego que Tarantino terminara el guión y se lo mostrara a su amigo, el joven productor Lawrence Bender, quien debió ir al departamento de Tarantino porque éste no tenía auto y no podía gastar dinero en sacar fotocopias, Bender se demoró una hora en leerlo. Cuando concluyó, dijo que era el guión más extraordinario que había leído en su vida. Tarantino, que llevaba cinco años intentando hacer despegar en vano su carrera como actor, le propuso a Bender que lo ayudara a filmar la película, pero que no iba a claudicar en una cosa: la película la dirigiría él mismo o simplemente no se hacía. “No quiero sentarme a esperar a que alguien me de una oportunidad, sobre todo si resulta si la dirige otro. Dentro de 6 meses ya tendré 28 años, y quiero hacer una película antes de cumplir esa edad”, dijo Tarantino, quien confiaba ciegamente en su guión, el mismo guión que deslumbró a todas las personas que tuvieron oportunidad de leerlo. El cineasta inglés Terry Gilliam, director de cintas como “Brazil” y “El pescador de ilusiones”, de hecho, tras conocer a Tarantino en un taller de cine que se celebró en el Festival de Cine de Sundance, relataría más tarde que “Quentin tenía un entusiasmo increíble, y contaba con un guión sensacional, que desbordaba energía por los cuatro costados. Los diálogos eran fenomenales; en todo lo que hacía ponía verdadera audacia”.

Tarantino y Bender lograron entusiasmar con su proyecto al productor Monte Hellman y Richard N. Gladstein, ejecutivo de Live Entertainment. Casi simultánamente, la asesora de actores con que había trabajado Bender, Lilly Parker, leyó el guión de Tarantino y le impresionó tanto que se lo pasó a su amigo, el actor Harvey Keitel, el duro neoyorkino del Bronx que había saltado a la fama con la película “Mean Streets” (“Malas Calles”), de Martin Scorsese, y quien de inmediato no sólo se apuntó a trabajar en la película sino que también las ofició de coproductor.

Perros de la calle

Por intermedio de Keitel se unió al proyecto otro actor neoyorkino, Steve Buscemi, que había trabajado en cintas como “Barton Fink” e “Historias de Nueva York”. El actor Michael Madsen (que había actuado con Harvey Keitel en “Thelma y Louise”, de Ridley Scott), al igual que el británico Tim Roth, también se unieron al proyecto. Posteriormente se incorporaron al rodaje el actor Chris Penn, el hermano de Sean; el ex convicto y escritor Eddie Bunker (quien al ingresar con 17 años a la cárcel de San Quentin se convirtió en el preso más joven que alguna vez pasó por ese penal), y el veterano actor Lawrence Tierney, quien había interpretado varias famosas películas de cine “B” en los años 40’ y 50’ y fue escogido por Tarantino para personificar al veterano mafioso Joe Cabot.

Mucho antes de que el elenco hubiera firmado sus contratos, Tarantino ya tenía pensado qué papeles iba a interpretar cada cual. Además de Tierney como Joe Cabot, Harvey Keitel interpretaría al señor Blanco, un ladrón de mediana edad y con mucha experiencia cuyo verdadero nombre era Lawrence “Larry” Dimick, un delincuente acostumbrado a matar, pero que tenía cierto sentido del honor y principios. Tim Roth interpretaría al Señor Naranja, el policía joven que se infiltraba en el grupo de ladrones para capturar a Joe Cabot, cuyo verdadero nombre era Freddy Newandyke y recibía un disparo durante la huida después del asalto, aumentando sus lazos de amistad con el Señor Blanco. Chris Penn encarnaría a Eddie Cabot, también conocido como “Nice Guy” Eddie, el hijo de Joe Cabot que ayuda a su padre a planear y cometer crímenes. Steve Buscemi personificaría al Señor Rosa, el delincuente más egoísta y razonable del grupo que en varios momentos de la película les pedía a sus colegas que fueran más “profesionales”. Michael Madsen encarnaría al Señor Rubio, un peligroso psicópata amigo de los Cabot al que le divertía torturar policías, era el primero en disparar durante el robo debido al ruido de la alarma y se hacía llamar Vic Vega (era, de hecho, hermano de otro facineroso llamado Vincent Vega, otro personaje de antología que Tarantino mostraría en su segunda película). Edward Bunker protagonizaría por su parte al Señor Azul, un ladrón experimentado que sólo aparecía unos minutos al principio y al final de la película. El mismo Quentin Tarantino sería el Señor Marrón, un ladrón joven y locuaz cuyo trabajo consistía en ser el conductor de los ladrones. El actor negro Randy Brooks sería Holdaway, el jefe de Freddy Newandyke, Steven Wright prestaría su voz para ser K-Billy DJ, el DJ del programa de radio ficticio “K-Billy y el Supersonido de los 70”, y, finalmente, Kirk Baltz sería Marvin Nash, un joven policía que protagonizaba una de las escenas más impactantes de la película, cuando era cruelmente torturado por el Señor Rubio en el almacén donde se ocultaban los ladrones.

Perros de la calle

Con un presupuesto de un millón 300 mil dólares, y luego de escoger como director de fotografía al polaco Andrzej Sekula, Quentin Tarantino comenzó el rodaje de su genial ópera prima. Las tomas más difíciles fueron las que se realizaron dentro del almacén (que antes había sido una funeraria), debido sobre todo a los más de 38 grados reinantes debido al calor de Los Ángeles y a los focos. El actor Tim Roth fue el que se llevó uno de los peores trabajos, pues tuvo que estar tendido en un charco de sangre durante varias semanas seguidas, tal como lo exigía su papel de policía infiltrado herido.

Perros de la calle

 

Pero, sin duda, la escena más difícil de filmar sería la célebre escena en que el desquiciado Señor Rubio le amputa la oreja al ritmo de una canción de los 70’ a Marvin Nash, el policía que tiene de rehén. Tarantino, para que saliera a la perfección, la rodó al menos de cuatro formas diferentes, aumentando la presión entre toma y toma para que el actor Kirk Baltz, que estaba amarrado a un silla con una mordaza en la boca, sintiera más molestia y dolor. Durante esa controvertida escena, Tarantino demostró estar abierto a aceptar cualquier improvisación que pudiera mejorar el guión, como la escena en que el personaje de Michael Madsen sostiene la oreja recién cortada en su mano y comienza a hablarle. Madsen relataría que “fue algo totalmente imprevisto. Con la oreja en la mano se me ocurrió pensar si aún oía. Lo hice por mi cuenta y tuvo gracia. Nunca supe si Quentin iba a dejar ese gesto en el montaje definitivo, pero sí lo hizo”.

Perros de la callePerros de la calle

Tarantino, respecto de la famosa escena del corte de la oreja, que se transformaría en la más famosa e impactante de la película, explicó que se rodó en tiempo real para resaltar aún más la tensión dramática. Y para acentuar lo extremo de la escena, puso al Señor rubio bailando con deleite al son del nostálgico clásico del grupo Steelers Wheel. “Cuando arranca la música, uno se mueve instintivamente, porque tiene un ritmo muy pegadizo. Y cuando estás disfrutando con eso ¡Zas! El Señor Rubio le amputa la oreja al policía. Ya te imaginas de qué es capaz así un tipo con una navaja en la mano, decidido además a joder al policía sólo por ganas de joderle. La escena de esa tortura no sólo es grotesca, no sólo es violenta, sino que también es perturbadora. No se facilita su visión con cortes rápidos. Te quedas enganchado, puedes cerrar los ojos, puedes marcharte del cine, pero son asuntos que dependen de ti. Antes de que la tortura empiece, el policía no era más que un uniforme. Poco antes se veía a un policía que recibía un disparo, pero eso no afectaba a nadie. Pero cuando el policía le suplica al Señor Rubio que tenga compasión, el espectador no puede evitar sufrir junto a él.”

La película, que destacaba por su ingenioso montaje y su refinada violencia, también ganó mucho por el humor negro que destilaba, como la escena en que el Señor Rosa le pregunta al Señor Blanco si mató a alguien durante el tiroteo después del frustrado atraco a la joyería, y éste responde: “No, no maté a gente de verdad, sólo a algunos policías”. O como cuando el mismo Señor Blanco le advierte al Señor Rubio “Como me mates en un sueño tuyo, más te vale despertar y pedir disculpas”. O cuando el Señor Rosa le pregunta al Joe Cabot si puede elegir otro nombre con otro color menos femenino, y éste le responde: “Eres el señor Rosa porque eres maricón ¿O.K.? Aquí no se eligen los colores. Su fuera así, tendrías de inmediato a tres tipos peleando por ser el Señor Negro”.

Perros de la calle

 

Una vez terminado el rodaje, Tarantino le añadió otro toque de genialidad y carácter a su película incorporándole (en lo que iba a ser una marca de la casa durante sus siguientes películas) una contundente banda sonora, pues su idea era que la música fuera un contrapunto a la violencia y a la acción que se veía en la pantalla. La banda sonora de “Perros de la calle” estaba integrada básicamente por viejas canciones de los años 60’ y 70’, destacando la canción “Little Green Bag”, de George Baker company”, que aparece en la presentación de la película y, sobre todo, “Stuck in the Middle with You”, del grupo Stealers Wheel, la canción a cuyo ritmo el Señor Rubio le amputa la oreja al policía.

“Reservoir Dogs”, conocida en Latinoamérica como “Perros de la Calle”, tuvo su preestreno en el Gremio de Directores de cine de Los Ángeles, ubicado en la zona oeste de Hollywood. Después de la proyección, que sufrió el abandono de tres espectadoras que se levantaron asqueadas después de la escena del corte de la oreja al policía, el actor Rich Turner, que encarnó a uno de los policías en la película, salió de la sala convencido de que Quentin Tarantino se iba a convertir en el futuro en un cineasta de renombre mundial. “La película simplemente era extraordinaria. El público de esa noche se dio perfecta cuenta”.

Perros de la calle

 

“Reservoir Dogs” o “Perros de la calle” marcó un antes y un después en el cine independiente americano, demostrando que se podían hacer películas impactantes y significativas fuera del ámbito de los grandes estudios. Los hermanos Weinstein, de los estudios Miramax, se quedarían con los derechos de distribución de la cinta en Estados Unidos, logrando una recaudación cuatro veces más grandes de la suma que había costado, sin mencionar que Live Entertainment consiguió unos 50 millones de dólares de ganancias gracias a la comercialización del video y a la distribución en el extranjero.

Tarantino, además, ganaría un reconocimiento de la crítica internacional en el Festival de cine de Toronto, un premio al mejor director en el Avignon Film Festival, en el Stockholm Film Festival y en el Festival de Cine de Sitges (donde además ganó un premio al mejor guión). El actor Steve Buscemi, por su parte, ganaría un premio al mejor actor secundario en el Independent Spirit Awards, mientras que la London Critics Circle Film Awards escogería a Tarantino como el mejor nuevo director del año.

Perros de la calle

Ya con todos los ojos puestos en él, y con una mochila de elogiosos comentarios de la crítica internacional a su ópera prima a sus espaldas, a Tarantino ahora no le costaría nada materializar su nueva película, “Pulp Fiction”, una cinta que definitivamente lo iba a consagrar en el mundo del Séptimo Arte, le iba a conseguir su primer premio Oscar y la prestigiosa Palma de Oro en el Festival de Cannes. Pero esa es otra historia.

Tráiler de “Reservoir dogs” o “Perros de la calle”:

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