• Lorenza Sciaraffia, ex Guía de Mascotas
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Esta historia es de Texas, EE.UU. Un día, una pareja vio a esta pobre perrita que estaba en estado crítico de desnutrición y la piel destruida por la sarna. Intentaron por todos los medios “atraparla”, pero ella no se dejaba por su estado evidente de miedo. Le pusieron Ana. No se cansaron hasta lograr ayudarla y la llevaron directo al veterinario, donde descubren que la pequeña tenía apenas uno o dos años. Las posibilidades de que Ana sobreviviera eran muy bajas, porque su estado era extremadamente malo. Nadie tenía esperanzas, ni siquiera el centro de rescates que la ayudó. Desde el centro de rescate Dogs Rock, dijeron que el espíritu de Ana había disminuido, no tenía ánimos, estaba demacrada, la piel y sus ojos infectados. Sus posibilidades eran muy bajas. Pero Ana aun tenía energías, y al parecer, cuando recibió ayuda, sacó las garritas para aferrarse a su vida y comenzó a recuperarse rápidamente. Ese miedo y timidez con los humanos se esfumó, su pelo empezó a crecer bien solo después de algunas semanas, y recobró la fuerza hasta para volverse la pequeña más juguetona. Ahora, después de dos meses desde que la rescataron, pudieron descifrar qué raza era: una mezcla de Labrador Retriever. Actualmente está a la espera de ser adoptada, y las personas del centro de rescate dicen que “después de lo que Ana ha pasado, ella se merece el hogar más increíble para siempre. No podemos esperar verla mimada y amada incondicionalmente. Es adorable, dulce y amigable con otras personas y con otros perros”.