Aseados, bien vestidos y diversos étnicamente: Así eran los vikingos en realidad
Guía de: Mitos y Enigmas
- Héctor Fuentes
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Los vikingos han sido representados tradicionalmente como rubios, fornidos e implacables guerreros de ojos azules que portaban cascos con cuernos mientras saqueaban tierras extranjeras, a las cuales arribaban a bordo de sus veloces drakkars o embarcaciones.
El estereotipo del vikingo alto, rubio y de ojos claros proviene, en parte, de descripciones históricas como la del diplomático árabe Ahmad Ibn Fadlan, quien en el año 921, al encontrarse con un grupo de vikingos en la región del Volga, los describió como “ejemplares físicos perfectos, altos como palmeras datileras, rubios y de complexión rubicunda”, siempre armados con un hacha, una espada y un cuchillo.
Sin embargo, algunos científicos afirman que hay algo de mito en aquello, partiendo por la supuesta composición genética 100 por ciento escandinava de estos míticos guerreros que descubrieron América varios siglos antes que Cristóbal Colón.
Según el medio National Geographic, un estudio de ADN realizado en más de 400 esqueletos vikingos de yacimientos arqueológicos en Europa y Groenlandia reveló que muchos vikingos poseían altos niveles de ascendencia no escandinava. Un grupo internacional de genetistas evolutivos logró examinar, de hecho, la ascendencia genética de estos famosos guerreros, logrando secuenciar el primer genoma humano antiguo para llegar a conclusiones sorprendentes sobre su diversidad étnica.
“El típico vikingo es retratado como un escandinavo grande, fuerte y rubio. Pero lo cierto es que ser rubio era mucho menos común en Escandinavia en la era vikinga que ahora. Las rutas comerciales de los vikingos se extendían desde Canadá hasta Afganistán, por lo que este pueblo era, en realidad, mucho más diverso de lo que se creía. Esta entremezcla con personas del sur y el este diversificó su composición genética, llevando a una variedad de apariencias físicas”, explicó el genetista evolutivo danés Eske Willerslev, profesor de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, y de la Universidad de Copenhague, en Dinamarca.
El académico también agregó que el estudio también permitió determinar que hubo distintos grupos vikingos que fueron a diferentes partes del mundo. “Los daneses fueron principalmente a Inglaterra, los noruegos fueron a Irlanda, Islandia y Groenlandia, y los suecos fueron al Báltico. Nuestra investigación también sugiere que la identidad vikinga no estaba relacionada con el trasfondo genético o la etnicidad, sino que era una identidad social. El fenómeno vikingo no es algo escandinavo, en el sentido de que no es la etnicidad lo que determina si eres vikingo o no, es un estilo de vida”.
El medio Infobae informó que los estudios también demostraron que la imagen de los vikingos como bárbaros sucios y desaliñados tampoco correspondía a la realidad, pues los vikingos acostumbraban a asearse diariamente, algo que fue corroborado tanto por cronistas árabes y anglosajones como por hallazgos arqueológicos.
En los yacimientos arqueológicos, de hecho, se han encontrado una gran cantidad de peines, utilizados tanto por hombres como por mujeres, lo que demuestra la importancia que daban a su peinado y su apariencia.
Los hombres, particularmente, solían llevar bigotes curvados, cabellos largos recogidos en el cuello o cabezas rapadas con dos mechones largos junto a las orejas, mientras que las mujeres acostumbraban a recogerse el cabello en largas coletas, gruesas trenzas o moños bajos, adornados en ocasiones con cuentas de cristal u otros accesorios.
Si bien textos antiguos como el del cronista árabe Ahmad Ibn Fadlan describen a los vikingos como hombres cubiertos de tatuajes, con líneas y dibujos verde oscuro impresos de la cabeza a los pies, no existe evidencia arqueológica concluyente que respalde la presencia de estos tatuajes, como piel preservada que muestre tales marcas.
No obstante, es razonable pensar que los vikingos, al igual que otras culturas contemporáneas, utilizaran tatuajes como una forma de expresión cultural o religiosa.
Los vikingos, asimismo, también daban una gran importancia a su vestimenta. Acostumbraban importar pigmentos de oriente para teñir sus ropas de colores llamativos como el amarillo, el rojo y el azul, y también eran aficionados a los bordados y las sedas, sin mencionar que además contaban con herramientas como tablas de planchar hechas de hueso de ballena y cristales pulidores para mantener sus ropas debidamente atildadas.
Por otra parte, si bien muchos especulan que los vikingos formaban una gran nación unida, en realidad constituían grupos pequeños gobernados por jefes electos, que si bien compartían una cultura escandinava común, operaban de manera independiente y a menudo cooperaban solo para realizar incursiones en tierras extranjeras.
Finalmente, otro estereotipo de la imagen de los vikingos los describe como guerreros feroces que usaban llamativos cascos con cuernos, pero en estricto rigor no se ha encontrado ni un solo casco vikingo con cuernos en los yacimientos arqueológicos. El único casco completo de la era vikinga descubierto, conocido como el casco Gjermundbu, no tiene cuernos y se asemeja más a una máscara de hierro.
La imagen del guerrero vinkingo con casco con cuernos, al parecer, fue popularizada en el siglo XIX por el arte romántico y la célebre ópera de Wagner “El anillo del nibelungo”, así como las ilustraciones del pintor sueco Johan August Malmström, en cuyas sagas nórdicas los vikingos aparecen usando cascos adornados con cuernos.
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