¿Cómo sería el real rostro de Jesús? Inteligencia Artificial entrega una respuesta

Programas informáticos han intentado develar cómo era el aspecto real del Hijo de Dios.

Guía de: Mitos y Enigmas

El verdadero aspecto físico de Jesús de Nazaret ha intrigado desde hace siglos a historiadores, teólogos y creyentes, aunque la iconografía cristiana y el cine y la televisión se han encargado de describirlo como un hombre alto y esbelto, de rasgos marcadamente caucásicos, vale decir, con la tez blanca, el cabello castaño o rubio y los ojos claros, tal como lucía el actor británico Robert Powell en la clásica miniserie de televisión “Jesús de Nazaret” (1978).

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Hace un par de años, el artista holandés Bas Uterwijk, aplicando un programa informático de inteligencia artificial para crear retratos hiperrealistas de rostros claves de la historia de la Humanidad, recreó un rostro digitalizado de Jesucristo que, por cierto, no concordaba con la clásica efigie que tenemos del Nazareno, donde se lo muestra esbelto, de cabellos claros, ojos azules o verdes y mirada angelical.

Este rostro digital, de hecho, se ajustaba más bien al aspecto físico promedio de los hombres hebreos que vivieron en Judea hace más de dos mil años, es decir, con una tez más bien morena, estatura promedio y ojos marrones.

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El fotógrafo, cineasta y productor audiovisual colombiano Héctor Mario López, por su parte, también usando un programa informática de Inteligencia Artificial, y basándose en datos científicos, religiosos y culturales, recreó también digitalmente la imagen de Jesús de Nazaret, el personaje histórico que, de acuerdo a la tradición cristiana, fue crucificado, muerto, sepultado hace más de dos mil años en Judea, para luego resucitar al tercer día entre los muertos.

El resultado de su trabajo fue el siguiente:

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Finalmente, hace un tiempo, un grupo de científicos españoles, valiéndose de un avanzado programa informático de 3D y látex, reconstruyeron el cuerpo y rostro de Jesucristo a partir de la increíble y enigmática imagen tridimensional estampada en la Sábana Santa de Turín, la mayor reliquia de la cristiandad, prenda que la tradición identifica como la mortaja que fue utilizada para envolver el cuerpo de Cristo tras su muerte en la cruz.

Según los estudios anatómicos realizados en la Sábana Santa o Síndone de Turín, que muestra huellas que han sido interpretadas como las de un hombre que fue crucificado, flagelado y muerto hace más de dos milenios, Jesús de Nazaret era espigado y corpulento, con características faciales que parecen ser las propias de la raza judía, es decir, nariz larga y fina, labios finos, ojos grandes y hundidos, cabellos largos y abundantes, peinados con raya en medio, bigote y barba luenga partida ligeramente en dos. Además de ser alto (entre 1,81 y 1,83 cm m) y fornido (83 kilos de peso).

La impresionante escultura de látex de Jesús de Nazaret realizada por este grupo de científicos hispanos, que fue descrita como una obra de arte hiperrealista y volumétrica del cuerpo de Cristo, tenía la particularidad de que contenía las heridas infligidas por soldados romanos al Nazareno durante el Gólgota y la crucifixión:
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