Einstein y sus controvertidos diarios de viaje: Publicación revela ofensivos comentarios contra los chinos
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Albert Einstein es, por lejos, el científico mundialmente más conocido en todo el siglo XX. Sus estudios sobre la Teoría de la Relatividad revolucionaron la ciencia conocida hasta entonces y sus explicaciones sobre el efecto fotoeléctrico le permitieron obtener en 1921 el Premio Nobel de Física.
Nacido en 1879 en Alemania en el seno de una familia judía, Einstein abandonó Europa antes de la asunción del nazismo en el país germano, en 1932, cuando tenía 54 años, y se radicó en Estados Unidos. Allí fue un activo defensor del pacifismo, aunque también se le recuerda por apoyar -y no participar- del “Proyecto Manhattan”, el programa de desarrollo de armas nucleares que le permitió a los Estados Unidos crear la primera bomba atómica, aunque tras las detonaciones en las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki, hizo campaña contraria a las armas nucleares.
La personalidad de este célebre científico, fallecido en Princeton en 1955 y cuyas investigaciones cambiaron para siempre el estudio de la física, según las personas que lo conocieron se resumía a tres grandes cualidades: la amabilidad, la generosidad y la tolerancia. De hecho, cuando Einstein llegó a Estados Unidos en 1946 para dar una conferencia en la Universidad de Lincoln, no solo habló de física, sino también sobre lo que consideró uno de los males más urgentes de esa sociedad: el racismo, problema que en 1921 había sido calificado por el propio científico como “una enfermedad de blancos”. Desde entonces, esa frase se volvería un emblema de lo que muchos consideraron una muestra de tolerancia por parte de Einstein, de aceptación de la diferencia y del otro como individuo.
Por ello, recientemente causó una gran controversia la publicación del libro “Diarios de Viaje de Albert Einstein” (Princeton University Press), que contenía las anotaciones personales que el científico hizo durante sus viajes por el “Lejano Oriente”, Palestina y España entre octubre de 1922 y marzo de 1923. Entre estas anotaciones, se encontrarían polémicos comentarios que Einstein hizo sobre los países en los que estuvo.
“En ese viaje el científico visitó China y es ahí donde aparecen algunos de los comentarios más fuertes y perturbadores del libro, que no tienen nada que ver con la imagen que tradicionalmente tenemos de Einstein”, explicó en una entrevista al medio BBC Mundo Ze’ev Rosenkranz, el editor de la obra y director asistente del Einstein Project Paper, un proyecto del Instituto de Tecnología de California para difundir la obra del célebre científico judío-alemán.
En el texto en cuestión Einstein se refiere a los chinos como “gente trabajadora, asquerosa y obtusa”, afirmando que sus niños “no tienen espíritu y parecen tontos”. Einstein también critica, supuestamente, el hecho que la población comía “en cuclillas, como hacen los europeos cuando hacen sus necesidades en los frondosos bosques”, añadiendo que “sería una pena que estos chinos suplantasen a todas las demás razas. Para gente como nosotros, el mero pensamiento es indescriptiblemente lúgubre”.
Einstein concluye su crítica visión respecto de esa nación oriental y de su gente opinando que “no hay mucha diferencia física entre los habitantes de ese país, independientemente del sexo y no entiendo qué clase de atracción fatal poseen las mujeres chinas que embelesa a los hombres”.
Las polémicas impresiones no se circunscribieron sólo a China. Si para el Einstein de 1921 China era “una nación peculiar parecida a una manada”, de Ceilán escribió que sus pobladores vivían “en una gran inmundicia…hacían poco y necesitaban poco”, lo que resumía como “el simple ciclo económico de la vida”. Con Japón el futuro Premio Nobel de Física fue un poco más benevolente y lo destacó como un país “decente”, “muy atractivo” y formado por “almas puras como en ningún otro lugar”, aunque criticó que “las necesidades intelectuales de esta nación parecen ser más débiles que las de índole artística, ¿disposición natural?”.
Los editores de este controvertido cuaderno de viajes aseguran que para entender las polémicas opiniones de Einstein, hay que tener en cuenta que fueron escritas sin la intención de ser publicadas y que solo intentaban ser un recordatorio de los lugares que visitó y de la gente que vio para luego compartirlo con su hijastra, que se había quedado en Berlín.
Sin embargo, en opinión de Ze’ev Rosenkranz estos diarios muestran también una contradicción entre el Einstein íntimo y su figura pública. “Creo que también debemos mirar el contexto en el que se escribió. Eran de cierta forma opiniones prevalecientes en esa época. Pero no eran universales y no cabe dudas de que el lenguaje utilizado es en extremo racista, muy chocante, y que muestra una faceta muy diferente de lo que conocemos hasta ahora sobre Einstein”, sostiene el editor, quien aseguró que otro cuaderno de viajes de Einstein, donde relataba sus incursiones por Brasil, Uruguay y Argentina, también contenía otras opiniones igual de controvertidas.
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