“El Águila de Sangre”: La cruel ejecución vikinga que divide a los historiadores

Este sangriento e implacable ritual vikingo aparece descrito en sagas nórdicas y fuentes históricas sajonas.

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Una de las escenas más cruentas e inolvidables de la popular serie televisiva “Vikingos” fue, sin duda, la secuencia en que el líder vikingo Jarl Borg era sometido al suplicio conocido como “El Águila de Sangre”, cruel método de ejecución donde la víctima era colocada boca abajo y luego se utilizaba una daga afilada para realizar un gran corte en su espalda, dejando expuesta la caja torácica.

Al parecer, según la misma costumbre vikinga, si la familia del que iba a ser ejecutado, también era hallada culpable, podía ser perdonada, si mientras se realizaba la ejecución, el procesado no lloraba, ni profería expresiones de dolor.

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La Saga de Harald, rey de Noruega entre 1046 y 1066, contiene la descripción más detallada de este sangriento e implacable ritual, que durante siglos ha dividido a los estudiosos del mundo vikingo sobre su veracidad:

“Entonces Einar Jarl fue hacia Hálfdan. Grabó un águila en su espalda introduciendo una espada en la cavidad del pecho hasta la columna vertebral, cortó todas las costillas hasta las lumbares y sacó los pulmones a través del corte. Esa fue la muerte de Hálfdan.”

Otras fuentes históricas también describen que esta atroz muerte le fue infligida al rey Aelle II de Northumbria (región del norte de Inglaterra), cuando los vikingos en el año 867 conquistaron la ciudad de York, capital de esa comarca sajona.

Otras crónicas de la época cuentan que el rey Olaf III también fue ejecutado en el año 743 con el método de “El Águila de sangre”, aunque increíblemente sobrevivió dos horas con los pulmones colgando y sus costillas al aire antes de morir.

Sin embargo, si bien los médicos modernos aseguran que anatómicamente sería posible realizar el suplicio de “El Águila de sangre” en su forma completa, extrayendo las costillas y los pulmones, la víctima moriría a los pocos segundos de perforar la cavidad torácica, a causa de una hemorragia masiva o la asfixia provocada por el colapso del aparato respiratorio.

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