El extraño caso de Hachiko, el perro fiel que esperó durante más de 9 años a su amo muerto

Esta emotiva historia acaecida en Japón inspiró un monumento, reportajes y una película.

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Si al lector le gustan los perros, seguramente le interesará la emotiva historia de Hachiko, el perro de raza Akita que esperó a su amo en una estación de trenes de Japón por más de 9 años, sin saber que éste había fallecido.

La última foto de Hachiko, el perro que esperó durante 9 años a su amo muerto.

La última foto de Hachiko, el perro que esperó durante 9 años a su amo muerto.

Hachiko, un cachorro de perro de raza Akita, llegó en 1924 al hogar de su dueño Hidesaburo Ueno, profesor de la Universidad de Tokio que vivía en la ciudad de Shibuya, por lo que diariamente debía trasladarse hasta la capital japonesa para acudir a su trabajo. Y su fiel amigo perruno era quien lo acompañaba todos los días hasta la estación y lo esperaba cuando regresaba.

Amo y perro estuvieron compartiendo esta rutina durante 16 años, hasta que el profesor Hidesaburo Ueno sufrió una hemorragia cerebral fulminante que le provocó la muerte el 21 de mayo de 1925.

Según relataron los asistentes al funeral del maestro, el can permaneció bajo su ataúd durante todo el velatorio. Después de la ceremonia, Hachiko abandonó la ciudad de Shibuya, pasando por varias casas hasta que finalmente fue adoptado por el ex jardinero del profesor Ueno. Sólo así pudo volver a la ciudad de su difunto amo.

Una vez de vuelta, el leal perro continuó su rutina de ir a la estación de trenes a buscar a su dueño. Sin importar si hiciera calor o frío, el can siempre se sentaba en la entrada con la esperanza de que su amo volviera a aparecer.

Así continuó por 9 largos años, hasta que finalmente contrajo filariasis, una enfermedad infecciosa que le causó la muerte el 8 de marzo de 1935, a los 13 años de edad. Con su deceso, al fin se pudo reunir con su humano en la Eternidad.

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Luego de que su emotiva historia fuera publicada en un diario local, Hachiko despertó el interés de la comunidad japonesa. En 1934 un grupo de voluntarios inició una campaña para recaudar dinero y erigir una estatua de bronce en la entrada de la estación de Shibuya en su honor, la misma estatua que hoy se ha convertido en un gran lugar de interés turístico, representando una emotiva historia de lealtad y devoción incondicional.

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