Fort Hunt: El campo secreto de prisioneros nazis donde comenzó a gestarse la llegada del hombre a la luna
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- Héctor Fuentes
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Durante la Segunda Guerra Mundial, en Estados Unidos, a sólo 20 minutos de su capital, Washington, se levantó una instalación de inteligencia militar ultrasecreta llamada Fort Hunt, donde se interrogó a cautivos alemanes nazis de alto valor, así como a brillantes científicos de la misma nacionalidad. En esa lugar se recabaría información vital que permitió no sólo derrotar a los ejércitos del Tercer Reich en Europa, sin que también germinar uno de los grandes logros de la humanidad: La llegada del hombre a la luna.
Después del ataque a Pearl Harbor el 7 de diciembre de 1941, el Departamento de Guerra de los Estados Unidos determinó que se necesitarían dos centros de inteligencia militar nacionales y seleccionó Fort Hunt como el centro en la costa este. El sitio se conocería solo como PO Box 1142, la dirección postal del centro en Alexandria, Virginia. En su apogeo, PO Box 1142 llegaría a tener 87 estructuras temporales y permanentes.
Durante la Segunda Guerra Mundial, el campo secreto de Fort Hunt, un lugar totalmente aislado de zonas habitadas, rodeado de altos muros, vallas de madera y cercas coronadas con alambres de púas, sería usado como un centro y campo de interrogatorios por el que pasarían 3.541 oficiales y soldados nazis entre 1942 y 1946. La información se obtendría básicamente mediante interrogatorios a los internos y el uso de dispositivos de escucha, que estaban diseminados en forma oculta por todo el lugar.
La inteligencia obtenida en el campo de Fort Hunt sería invaluable para el esfuerzo de guerra aliado. Por ejemplo, en algún momento de la guerra se temió que Wernher Von Braun –el brillante científico alemán desarrollador del cohete V2 – y sus hombres estuvieran trabajando en cohetes balísticos de tal alcance que pudieran atravesar el Atlántico para asolar ciudades como Nueva York o Washington.
El equipo de interrogatorios de Fort Hunt lograría averiguar que los cohetes alemanes, incluidos los cohetes V1 y V2 utilizados para atacar Inglaterra, se fabricaban en Peenemünde, localidad ubicada al noreste de Alemania que en los meses siguientes se convertiría en un blanco de intensos bombardeos aliados.
En Fort Hunt, también gracias al interrogatorio y escucha de los prisioneros y otras labores de inteligencia, se implementó un programa que reunió y distribuyó a las unidades del ejército estadounidense el “orden de batalla” alemán, información importantísima en la planificación del Día D el 6 de junio de 1944. Esta información incluía la identidad de las unidades militares alemanas en función de los parches o insignias del brazo de sus miembros, la estructura organizativa de dichas unidades y los comandantes de cada unidad.
Cuando la guerra en Europa terminó, cientos de científicos, figuras militares y figuras políticas también serían llevados al apartado de correos 1142 en Fort Hunt para ser interrogados. La inteligencia obtenida de ellos ayudaría a Estados Unidos en la Guerra Fría que pronto siguió. Fue el caso del general alemán Reinhard Gehlen, jefe de toda la inteligencia germana en el frente oriental que aportó información de inteligencia sustancial sobre los soviéticos y quien se transformaría en los años siguientes en uno de los padres de la CIA, la legendaria y temida agencia de seguridad norteamericana.
Tras el suicidio de Adolf Hitler en 1945 y la ocupación aliada y soviética de Alemania, comenzaría una feroz competencia entre los Estados Unidos y los rusos para obtener la experiencia de científicos alemanes y otros en campos con aplicaciones militares. El ingeniero de cohetes Wernher von Braun y miembros clave de su equipo científico (como Heinz Schilicke, el inventor de la detección de los rayos infrarrojos), junto a otros 300 científicos alemanes, llegarían en el otoño de 1945 a Fort Hunt para ser interrogados por los interrogadores de PO Box 1142, lugar donde disfrutarían de muchas comodidades a cambio de su colaboración voluntaria.
Von Braun y sus colaboradores, por cierto, habían sido llevados a los Estados Unidos como parte de la “Operación Paperclip”, un programa para utilizar el talento de los mejores científicos alemanes y evitar que trabajaran para los soviéticos.

Científicos alemanes fotografiados en una de las instalaciones militares secretas de los Estados Unidos.
Trece años después del cierre del campo secreto de Fort Hunt, el científico alemán Wernher von Braun se transformaría en un famoso científico condecorado por el gobierno norteamericano, un verdadero héroe nacional que era llevado en andas por la gente en la calle.
Desde su puesto de trabajo en la NASA, donde dirigió el Centro Marshall de Vuelos Espaciales de la Administración Nacional de Aeronáutica y del Espacio, Von Braun y sus colaboradores aportaron un conocimiento esencial para mejorar la tecnología de los cohetes, piedra angular del desarrollo del Plan espacial Apolo. Es decir, el antiguo colaborador nazi y residente alemán del campo de prisioneros de Fort Hunt -también conocido como P.O. Box 1142- sería el artífice principal de la llegada del Hombre a la luna.
Todos los militares y funcionarios norteamericanos destinados en PO Box 1142 juraron mantener el secreto de no divulgar jamás sus funciones en ese lugar y el papel decisivo que habían jugado en el desenlace de la Segunda Guerra Mundial. Como resultado de aquello, nadie conoció la importancia de lo ocurrido en Fort Hunt sino hasta la década de 1990, cuando comenzó a desclasificarse de a poco la información.
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